Fue reiterativo ayer el gobernador Fidel Herrera Beltrán en reclamar al gobierno federal que aterrice los recursos que corresponden a Veracruz, porque además están presupuestados y no hay una sola objeción que justifique la arbitraria actitud del presidente Felipe Calderón.
Por el famoso Pacto Federal, del que lamentablemente se aprovecha la Federación para centralizar hasta la decisión de devolver cuando y cuanto quiere lo que por justicia corresponde no al gobierno de Fidel Herrera Beltrán sino a todos los veracruzanos, toda la riqueza que se genera en el estado se concentra en las arcas federales y en 95 por ciento las finanzas de Veracruz dependen del presupuesto federal.
Ayer tanto en Xalapa como en la ciudad de Veracruz el gobernador pidió respeto para el estado porque, recordó, se han recortado programas, se esconden y se recortan las participaciones federales que corresponden a la entidad, se siguen cobrando a los veracruzanos las tarifas más altas de todo el país por consumo de energía eléctrica (ya viene el intenso calor y la sangría será mayor por el encendido de aparatos para tratar de mitigar sus terribles efectos) , además de que se golpea incesantemente a la economía popular con el alza un día sí y otro también del precio de las gasolinas y el diesel, no obstante que, en el caso del estado, aquí se producen petróleo y gas y sus derivados y de toda esa riqueza se comparte a la nación; con el añadido de que el gobierno federal se ha apropiado indebidamente de todos los recursos de programas sociales que se debieran distribuir en forma conjunta, con lo que, como dijo, se pretende generar ventajas para su partido y sus candidatos.
Entrevistado por reporteros, el mandatario local no buscó subterfugios para señalar y denunciar que todo tiene fondo político electoral, aunque con justa razón se preguntó que si ahora es con ese motivo, no entiende por qué ha sucedido también en años anteriores.
Algo que se tiene que destacar es la actitud del gobernador, porque no obstante que se le pretender ahogar e inmovilizar cortándole y reteniéndole los recursos que corresponden al estado, hasta ahora nunca se ha dirigido –y seguramente nunca ocurrirá– al presidente en forma agresiva, irrespetuosa o con descalificativos, que cuidado que el Presidente tiene para llenarlo de críticas y señalamientos ante su ineptitud e incapacidad para gobernar, como lo demuestran las crisis en que tiene sumidas al país, casi al borde del colapso, tanto que, penosamente para nosotros como mexicanos, este martes llegan a México los responsables de los organismos de seguridad e inteligencia de los Estados Unidos para prácticamente hacerse cargo de la lucha contra el crimen organizado porque el gobierno federal panista no puede, aunque seguramente buscarán cómo disfrazar esa intervención.
El gobernante veracruzano, no obstante que se puede colgar del total y rotundo fracaso de la política de seguridad de Felipe Calderón para contraatacar, se limita a hacer los reclamos a lo que Veracruz tiene derecho, porque no está pidiendo nada que no le corresponda.
Pero en el gobierno federal no aprenden y no aprendieron ya. Si el Presidente aprieta contra los gobernadores priistas del país, que son la mayoría, el bloque que los representa, la Conago, seguramente responderá por todos y mínimo le darán un machucón de dedos, pero es de creerse que le doblarán los brazos hacia atrás fuertemente hasta que se queje del dolor.
El presidente Felipe Calderón de lo que está urgido es de apoyo, respaldo y unidad política y popular, pero con su actitud arbitraria y de agresión contra la mayoría de los estados del país lo que único que genera es repudio en su contra y que nadie se conduela –mínimo– de todo lo que le pasa.
No se necesita ser un experto para, en efecto, entender que en el caso de Veracruz, Calderón está reaccionando así por el fracaso –oootro más–, ya cantado desde ahora, que le espera en las elecciones del 4 de julio, fracaso que será atribuible solamente a él por la imposición que hizo de su candidato, pésima decisión y garrafal error que prácticamente pulverizó ya lo que de fuerte tenía lo que fue su partido. Y de eso no tienen la culpa ni Fidel Herrera Beltrán ni los veracruzanos.
Conociendo como los veracruzanos conocemos a Fidel Herrera Beltrán, no se duda que de todos modos hoy, luego de la plenaria de la Conago que se reunirá en Morelia, Michoacán, respetuoso e institucional como es, una de las primeras cosas que hará será reiterar el apoyo de su gobierno y del pueblo de Veracruz a la lucha del presidente Felipe Calderón en contra del crimen organizado.
Los que quien sabe si se comporten igual serán los veracruzanos, muy informados, muy politizados, que se dan perfectamente cuenta de todo, que sufren los embates centralistas presidenciales en su economía, en sus bolsillos, en sus mesas, y que quizá la única forma que encuentren de reclamar y de desquitarse será apoyando a su gobernador y al partido de su gobernador en las urnas.