Como es costumbre en él, el gobernador Fidel Herrera Beltrán trabajó con toda normalidad en la Semana Santa (el presidente Felipe Calderón, como si no hubiera problemas en el país, se la pasó de vacaciones en Acapulco con su familia, paseando en un yate de la Armada de México, disfrutando de nuestros impuestos mientras su gobierno aumentaba una vez más los precios de las gasolinas) y cerró el domingo con una visita a Paso del Macho para anunciar la demolición de lo que quedó del mercado local que sufrió un incendio en marzo pasado, así como el inicio de los trabajos para reponer el edificio del centro de abastos popular.

Algo que llama la atención es que se hizo acompañar por cinco secretarios de despacho (los de Finanzas, Salud, Protección Civil, Trabajo y Turismo), la contralora y un director general (el de Obras Públicas) y que además dijo que de lo que se trataba era de  demostrar que en equipo, “como hacemos todo los veracruzanos”, se iba a responder en este caso a un llamado de autoridades municipales y locatarios para reconstruir lo que es un centro de trabajo pero también de abasto.

¿Tanta representatividad para la que se podría considerar una obra menor en proporción a otras de mayor cuantía que se han realizado o están en proceso de construcción? Creo que lo que el Ejecutivo pretendió fue enviar un mensaje a todos sus colaboradores, en especial a los secretarios de despacho, de que tendrán que trabajar a su mismo ritmo, de que en lo que resta no habrá descanso ni sábados ni domingos ni días festivos y que tendrán que responder como integrantes de un equipo de trabajo y de gobierno, para lo que aceptaron una responsabilidad, pero también su respectivo emolumento.

El último tramo de un gobierno puede ser el más tranquilo de una administración o el de mayor actividad, todo según el gobernante y las circunstancias. Ha habido gobiernos en que una vez que el PRI ha seleccionado candidato a gobernador, es decir, al relevo, el Ejecutivo en turno se la ha llevado de “muertito”, con la mayor tranquilidad y pasividad e incluso le ha dejado ya todos los reflectores al que viene.

Hubo en el pasado gobernadores –cuando no existía oposición política en el estado– que incluso luego de su quinto informe prácticamente se dedicaron sólo a firmar oficios, y las obras que fueron saliendo las dejaron acumular, sin prestar servicio aunque ya estuvieran terminadas, para inaugurarlas a tambor batiente en el último mes con el propósito de salir en medio de vítores como verdaderos benefactores del pueblo.

Pero esos tiempos han pasado. El actual gobernador es un hombre de trabajo, político además, que mide bien las actuales circunstancias y que sabe que ahora más que nunca no se debe bajar el ritmo, y como es hombre de palabra y empeñó su compromiso de no dejar obras pendientes, ha anunciado ya un programa que llama de Cien Días para concluir con trabajos pendientes y todavía ha ofrecido que si alguna obra que le han pedido considera que la puede  terminar en los meses que restan, la iniciará.

Todavía se recuerda que al inicio de sexenio, en tanto llegaba el grueso de recursos de la Federación y el gobierno federal echaba a andar sus programas anuales, el gobernador Herrera Beltrán también puso en marcha un programa emergente de 120 días con el fin de ir avanzando pero también de empezar a crear empleos y reactivar la economía, lo que logró con creces y cuyo impulso ha sido tanto que sus efectos todavía se sienten y muy fuertes.

Con esa experiencia y con la que adquirió en materia de construcción sabe muy bien hasta dónde puede llegar. Si ofrece ahora que no dejará obras pendientes y si para ello pone en marcha un programa especial para tal propósito, entonces es que así será.

Donde seguramente deben estar pasmados es en el gobierno federal, porque si han pesando que con el recorte de participaciones desde el año pasado y ahora la retención de recursos que por derecho corresponden al estado lo van a detener, ya se dieron cuenta que no. El ritmo de trabajo no decrece, las obras se han ido terminando y están siendo inauguradas como da cuenta la prensa diaria, y ahora hay el compromiso de concluir las programadas y en construcción.

Pero todo se hace con trabajo y los secretarios y demás miembros del gobierno del estado tendrán que prepararse para el último jalón, porque seguramente el Ejecutivo estará muy pendiente de que todos estén activos trabajando también los fines de semana a fin de cumplir el compromiso con los veracruzanos.

Equipo. Equipo es la palabra clave. Ayer nuevamente la usó durante el acto en el parque Natura en que entregó patrullas para Xalapa, y ya se sabe que un equipo debe estar integrado, atender bien las indicaciones del entrenador, jugar bien cada quien su posición, no quedarse parados sino subir y bajar jugando con el balón y. claro, anotar gol. Sin olvidarse que si alguien no está a la altura del juego o no responde, siempre hay refuerzos en la banca esperando una oportunidad, que muchos se conforman hasta con pocos minutos así sea casi  para terminar el partido.

¿Entenderán todos el mensaje? En los siguientes fines de semana veremos quienes van y quienes no a las giras de trabajo.