Se vio bien que anoche, así no hubiera sido a través de su cuenta de Twitter, el gobernador Javier Duarte de Ochoa haya declarado que está “muy contento” con la decisión de que el senador Héctor Yunes Landa sea el próximo candidato de su partido a la gubernatura del estado, a quien felicitó por ello.
Entrevistado en el Museo de Antropología al acudir a la firma del Plan de Acción Local de Gobierno Abierto del Estado de Veracruz, un acto del INAI, dijo no saber y pidió que se le preguntara a Alberto Silva Ramos sobre su posible salida del PRI. No confirmó que se va, pero tampoco que se queda.
Por su parte, aunque todavía no hay un anuncio oficial por parte de su partido, el dirigente estatal tricolor, Alberto Silva Ramos, en declaración a la radio confirmó que de manera unánime los aspirantes acordaron darle su respaldo a Héctor y anunció que este viernes se hará pública la convocatoria para el registro de la precandidatura.
El personaje priista del momento y de todo el proceso electoral que viene, Yunes Landa, a través de las redes sociales agradeció a su partido “la honrosa designación” que, dijo, acepta con gran responsabilidad y entusiasmo.
Dadas las características en las que se dio la contienda interna, en una abierta disputa entre el grupo en el poder y los senadores Héctor y José Yunes, se hubiera visto bien que Silva Ramos no hubiera esperado a que lo entrevistaran en la radio para decirlo y en cambio hubiera convocado a conferencia de prensa –él sí lo podía hacer abiertamente en su calidad de dirigente de su partido– para aceptar públicamente que había perdido en buena lid, volcarse en reconocimientos para el inminente candidato único y, tan mediático como es, hubiera filtrado una fotografía donde se hubiera visto con una gran sonrisa saludando y dando un fuerte abrazo al ganador de la contienda interna, porque sólo a Héctor le había tocado tragar sapos, muchos sapos (los últimos el pasado 29 de diciembre) de aquellos de los que hablaba don Afolfo Ruiz Cortines (decía que hacerlo era un “arte” y que además no había que hacer muecas).
Con lo sucedido ayer quedó confirmado que fue el centro de las decisiones políticas, el CEN del PRI, que es decir el presidente Enrique Peña Nieto, el que decidió la candidatura (“Con el palomeo directo del Presidente Enrique Peña Nieto, el PRI puso en marcha una estrategia para garantizar la postulación de candidatos de unidad en todas las elecciones locales que se disputan en 2016”, decía el primer párrafo de la nota de Reforma firmada por su reportera ¡Claudia Guerrero!), pero que también el Comité Ejecutivo Nacional enmendó la plana a la dirigencia estatal convocando a todos los aspirantes y no sólo a cuatro, lo que dejó contentos a los excluidos en Xalapa pues como quiera que sea la inclusión cuenta para el curriculum y para decirle algún día a los nietos estuve a punto de ser el gobernador, aunque en realidad nunca hubieran tenido ninguna posibilidad (la vanidad, el ego, usted sabe).
“Fuentes legislativas y de la dirigencia nacional aseguraron que, en la definición de las candidaturas, el líder del tricolor, Manlio Fabio Beltrones, es el responsable de entregar al titular del Ejecutivo toda la información necesaria sobre los aspirantes, su posicionamiento y conveniencia para ser postulados”, consignaba el segundo párrafo de la nota del diario en mención mientras que el tercero era muy revelador: “Los priistas consultados aseguraron que, en este procedimiento, también es clave la participación del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y, en algunos casos, el de Hacienda, Luis Videgaray” (“Prosa aprisa” tiene información de que previamente a la gran decisión habían estado en comunicación Beltrones y Videgaray).
Anoche en los sectores del PRI en Veracruz había movilización porque se aprestan a darle el espaldarazo a Héctor y con ello viene la clásica “cargada”, la famosa “bufalada” para proclamar “muerto el Rey ¡Viva al Rey!”.
La de ayer es fecha histórica porque marca el inicio del fin del fidelismo-duartismo en el poder, que mantiene desde finales de 2004, y aunque ayer poco o nada se le mencionó en medio de tanto rebumbio mediático, no hay ninguna duda de que emerge como nuevo hombre fuerte de Veracruz el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, quien impuso sus condiciones e hizo valer sus relaciones en el altiplano para que fuera él o Héctor el designado, aunque en un acuerdo entre los dos Pepe le dio paso a Yunes Landa para esperarse él para contender por la gubernatura de seis años a partir de 2018, dentro de dos años. Tenía razón Héctor: sólo había de dos sopas.
El gobernador Javier Duarte, jefe político del priismo en Veracruz, no confirmó ayer que Alberto Silva Ramos se queda al frente de la dirigencia de su partido. Se cree que volverá a su curul en el Palacio de San Lázaro y que su lugar lo puede ocupar Amadeo Flores, exdirigente del CDE y exSecretario General de Gobierno, y que el coordinador de la campaña del candidato será alguien con la bendición del líder nacional Manlio Fabio Beltrones, que al mismo tiempo que pueda articular con los Yunes lo pueda hacer con el grupo duartista, pero no saldrá de éste.
El proceso interno llega a su fin. La convención marcará el arranque de otra etapa, aunque viene lo más difícil para el PRI ya con candidato designado: ganar a la alianza PAN-PRD y a su también casi seguro candidato Miguel Ángel Yunes Linares, quien fiel a su estilo y ya como táctica electoral ha estado punzando, agrediendo, provocando a Héctor olvidando los lazos familiares que los unen, tal vez haciendo válido el refrán que dice: de que lloren en tu casa a que lloren en la mía, y se ve que va a buscar llegar al Palacio de Gobierno a toda costa, por lo que el priista, ¡oh ironías del destino!, a lo mejor y se ve obligado a enviar a Jorge Moreno Salinas a la Casa Veracruz por la caña de pescar que devolvió, para poder pescar “peces gordos” que no le obstruyan el camino y le impidan llegar a su tan anhelada gubernatura.
¡Uf! En Héctor era una obsesión ser el candidato (“Una perturbación anímica producida por una idea fija”, dice el Diccionario de la Real Academia Española), y, para su fortuna, se va a curar de ella. Tiene que reconocérsele su insistencia, su empeño, su terquedad, su persistencia. Era ahora o nunca. Su edad no le hubiera ayudado para intentarlo más adelante. Él mejor que nadie sabe que lo logró también en mucho gracias al apoyo de su homólogo en el Senado Pepe Yunes Zorrilla y que a partir de la convención iniciarán un proyecto que tienen proyectado, en principio, para ocho años, que se puede alargar a catorce si hacen las cosas bien, si corrigen todo el desbarajuste que hay, si rescatan la credibilidad y la confianza ciudadana en las instituciones y en su partido, en fin, si logran devolverle a los veracruzanos la tranquilidad laboral, la seguridad en sus personas y en sus bienes, si pagan la enorme deuda que van a heredar pero, sobre todo, si convencen al ciudadano llamando a cuentas, llevando ante la justicia y rescatando todo lo que se han llevado malos funcionarios y que es patrimonio de todos los veracruzanos. El elector no quiere más, pero tampoco menos. Ya veremos a Héctor si está a la altura de las circunstancias y de la responsabilidad política que le habrá de tocar.