Antes que nada, ayer se solicitaba, con carácter de urgente (claro está), sangre "O" positivo para el Mtro. Miguel Vélez Arceo, quien permanecía internado en el Sanatorio San Francisco de esta capital. Vélez Arceo es ni más ni menos que el padre del Ballet Folclórico de la Universidad Veracruzana, que tanto renombre le ha dado en todo el mundo no sólo a la máxima Casa de Estudios sino a Veracruz y a México. Ojalá y encuentre todos los donadores necesarios y que se restablezca de su salud.

Estuvo el sábado que pasó, como invitado especial de la Feria Internacional del Libro, en Santo Domingo, República Dominicana, el escritor Carlos Fuentes, Premio Cervantes de Literatura, el equivalente al Premio Nobel en castellano. Ahí abordó uno de los temas más preocupantes –o tal vez el más preocupante– de la actualidad mexicana: el del narcotráfico y la violencia que genera y “dijo que la legalización del consumo de drogas es la solución al problema a largo plazo, ya que liberará  a la humanidad de una ‘seria amenaza’”, de acuerdo a un cable de la agencia EFE. Recordó que los ex presidentes César Gaviria, de Colombia; Ernesto Zedillo, de México, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, han formado un grupo para empezar a proponer la despenalización del consumo de estupefacientes. Por donde quiera que anda, Fuentes no deja de mostrar su preocupación y su amor por México y su voz, que tiene un gran peso por su autoridad moral y en el campo de las letras, por su lucidez y su pensamiento de avanzada, por su seriedad y realismo, es escuchada con toda atención y difundida como recogió esta vez sus palabras la agencia de prensa española que las envió a todo el mundo.

Esto me recordó que había terminado el acto con el que se celebró el Día de la Tierra en Xalapa el pasado 22 de abril cuando los reporteros que habitualmente cubren sus actividades entrevistaron al gobernador Fidel Herrera Beltrán. Uno de ellos concretamente le dijo y preguntó: “El diputado federal Víctor Hugo Sirgo, convergente y ex delegado de Ixtapalapa, de las zonas con mayor índice de delincuencia, propone en el Congreso la legalización de la cannabis, la mariguana, ¿su opinión?”. Fidel le dio una amplia cuanto clara respuesta: “Carlos Fuentes lo propuso hace cinco años, después he escuchado opiniones, hasta la de (Joaquín) Sabina últimamente y la de analistas como (Jorge) Castañeda y muchos otros ciudadanos. He escuchado también la opinión del Presidente Calderón, que ha señalado que este movimiento debiera empezar en Estados Unidos; en los Estados Unidos ya empezó ese movimiento, con personalidades y otras determinaciones de la justicia federal norteamericana, donde ya las apreciaciones conectadas con la cannabis no son de materia federal. El reconocimiento judicial inmediato, los usos terapéuticos de ese enervante, han sido acreditados en muchos debates. Expresé ya en una ocasión, a una invitación que me hicieron (Jorge) Castañeda y (Héctor) Aguilar Camín para abordar el tema, que en esa materia creo que como ocurrió en la etapa de la prohibición del alcohol, quizá no se resolvería el conflicto del narcotráfico pero sí se acabaría con la violencia y la disputa que luego produce víctimas inocentes, con regulación, con responsabilidad para no desarrollar políticas de fomento, sino sólo de reconocimiento. Creo que llegado el momento, junto con muchas otras medidas que se están haciendo bien y otras que hay que reforzar, se debe abordar este difícil tema de la lucha contra el crimen organizado. Probablemente reduciendo el marco del negocio y ajustándolo pudiéramos encontrar una de las muchas soluciones. Siempre hemos sabido que el tema de las adicciones tiene un fuerte componente de desintegración familiar, de angustias, de carencias de valores o de amor, y todo esto es un esfuerzo que tiene que hacer la familia y la sociedad. De manera que ese es un debate vigente, actual, donde muchas otras voces autorizadas han estado sugiriendo caminos. Escuché una vez a (Fernando) Savater y muchas de las sociedades europeas son claro ejemplo de este hecho. Hay en Dinamarca una demarcación dentro de la propia ciudad de Copenhague, de autorización o permisión total, como también ocurre en Holanda, como ocurre en muchos sitios y lugares de Estados Unidos: ven una película y hay una persona fumando, ven una serie de televisión y todo eso ha estado ahí por muchos años, de manera que si eso es una parte de la solución para evitar la violencia y restablecer el orden, hay que analizarlo”.

 

No dijo más, pero no dijo menos. Así, Fidel, con toda seriedad, con todo realismo, abordó un tema que está ahí, como bien apuntó, en el centro del debate. Fue muy claro, habló no de fomentar el consumo sino de reconocer el problema y propuso analizar la regulación si eso es una parte de la solución a la violencia generada por la delincuencia organizada, lucha, batalla, que a todas luces no puede ni va a ganar el gobierno federal. Un argumento que esgrimió fue el de la prohibición de la venta de alcohol en los Estados Unidos en 1929, hecho que dejó una gran enseñanza: en lugar de disminuir el consumo, se incrementó y dio origen al surgimiento de las grandes mafias y de los famosos capos quienes se dedicaron al contrabando de alcohol que circulaba en forma clandestina como verdaderos ríos. Cuando cesó la prohibición cesaron muchos problemas porque se les acabó el negocio a los mafiosos.

Creo que la solución a los problemas empieza por reconocerlos y por no rehuir su abordaje, y resultaría estimulante y sería deseable que los gobernantes, que las autoridades que tienen una responsabilidad con la sociedad, se abrieran y se atrevieran a abordar los temas por delicados que fueran, como lo ha hecho Fidel Herrera Beltrán. En México tenemos ya muy claro que el problema de la narcoviolencia no se va a acabar con armas y balas, por lo cual es urgente buscar alternativas, una de ellas la legalización y la regulación.

Por eso resulta reprobable y deplorable que quienes aspiran a un cargo de representación popular, sólo por tratar de remontar la desventaja en que están ante el electorado, en lugar de sumarse a un debate serio, necesario y urgente sobre el tema, con actitudes demagógicas no sólo desvirtúen la franca y abierta postura de una autoridad responsable, sino que traten de capitalizar la desinformación que pretender crear a costa de la sangre de miles de inocentes, una terrible realidad que debiera estar fuera de cualquier tema electoral por el respeto a las víctimas y a los familiares de las víctimas; que prefieran el sacrificio de niños estudiantes y deportistas o de brillantes estudiantes universitarios, antes que asumir con toda seriedad la búsqueda de una solución, que es un clamor general, a un problema que no tiene precedentes en la historia de México.