Declaró el gobernador Javier Duarte de Ochoa el miércoles pasado en Río Blanco que no le va a heredar a su sucesor ninguna deuda con la Universidad Veracruzana. Seguramente eso desearía quien lo vaya a suceder. Pero no se ve cómo le hará para cumplir.
Dice el proverbio que el infierno está lleno de buenas intenciones, esto es, que de nada sirven las buenas intenciones si no van acompañadas de obras, de hechos. Si Duarte tuviera para pagar, seguramente ya lo hubiera hecho. La histórica protesta pública de ayer de toda la comunidad universitaria es el mejor testimonio de que no puede cumplir.
Si es que todavía le queda alguna fuerza a la actual administración, el aliento se le apagará en tres meses y medio a lo sumo, siendo generosos y dándole un periodo de gracia: lo que resta del mes, la segunda quincena de marzo, abril, mayo y junio. Si no hay conflicto poselectoral, en julio se tendría ya nuevo gobernador electo, esto es, en los cinco restantes antes del cambio constitucional se dedicaría sólo a vegetar y a esperar la hora para entregar.
La noticia el próximo domingo no será que Héctor Yunes Landa sea elegido candidato formal del PRI al Gobierno del Estado; el interés, la expectativa, radica en lo que va a decir, a anunciar, pero sobre todo que sea creíble y se vea viable, tomando en cuenta la grave situación económica que heredará y el poco tiempo que tendrá para cumplir (un activista del equipo de Pepe Yunes me hacía reparar hace algunos días en que dentro de un año, en 2017, el senador estará ya metido de lleno en su pre-precampaña, porque a fin de año será precandidato formal y a inicios de 2018 deberá ser elegido candidato).
“Nos deben y nos tienen que cumplir”, advirtió, sentenció ayer la Rectora. Lo ideal para Héctor (hablo de él por la convención que lo elegirá el domingo, pero igual sería para Miguel Ángel Yunes Linares en la eventualidad de que diera la sorpresa y ganara) sería que Duarte pagara y entre más pronto mejor porque entre más corra el tiempo, en el caso del candidato priista, más se mantendrá el sentimiento antipriista a medida que se acerque el día de la votación y puede influir en el resultado en las urnas.
(Ayer, aprovechando la intensa neblina, el frío y la lluvia que nos cayeron durante la marcha de protesta, varios distinguidos priistas, de los que a veces influyen en la toma de decisiones, se cubrieron lo más que pudieron para que no los reconocieran y se sumaron al contingente, quedando impresionados por lo que vieron y escucharon al grado de salir convencidos –me lo confiaron después en corto– de que “va a estar cabrón que ganemos”, visión dictada por la realidad, la de a ras de suelo, que dista mucho de la que tienen los directivos que se muestran confiados y ya hasta proclaman el triunfo “porque nosotros tenemos la estructura”.)
El gran reto para el virtual candidato del PRI comenzará el domingo. Tendrá que convencernos con lo que nos anuncie qué va a hacer si llega al gobierno, por ejemplo cómo va a pagar la deuda a la UV pero, además, en qué plazo preciso, porque si sale con que también va a calendarizar nadie le va a creer porque eso es lo mismo que se ha estado ofreciendo desde el año pasado y no se cumple.
Creo que Yunes Landa debe aprovechar la gran ocasión para pedir, por ejemplo, a los diputados locales de su partido que congelen la iniciativa que envió Duarte al Congreso para dotar de autonomía financiera a la casa de estudios, porque está mal, y a cambio ofrecer que una de las primeras medidas de su administración, si es que gana, será analizar con un grupo de especialistas externos, de su gobierno y de la propia UV el porcentaje más adecuado, de acuerdo a la magnitud de la casa de estudios y de sus compromisos, como pidió ayer Sara Ladrón de Guevara.
Un amigo economista experto que ha servido tanto en el gobierno federal como en el estatal, me envió ayer el siguiente comentario, aunque me suplicó omitir su nombre: “Me sumo a la discusión sobre la autonomía financiera a la UV y que se le otorgue un tanto por ciento. El gobierno dice 3, la UV dice 5. Si consideramos lo que ha sucedido por ejemplo en 2013, el gasto total del gobierno, según la cuenta pública en su página 137, fue de 98,418.7 millones de pesos, esto es, la UV devengó 4.2 por ciento del presupuesto. En 2014 el gasto devengado del gobierno (misma página de la cuenta pública) fue de 102,679.9 millones de pesos y la UV gastó 4,495.9, esto es, el 4.37 por ciento. El porcentaje promedio debe estar entre 4.1 y 4.4”. Pero la iniciativa ofrece sólo el 3 por ciento. La razón le asistiría a la Rectora cuando reclama el 5 por ciento.
Ayer, mientras nos escurría el agua muy cerca de la tarima donde estaban los directivos de la UV, el ex rector Víctor Arredondo Álvarez fue entrevistado sobre el tema y dijo también: “No la veo viable (la iniciativa) porque ahora ya se está planeando que sea el 5 por ciento. Yo creo que ahorita lo que procede es atender la deuda, cubrirla y esperar a un próximo gobierno, junto con el gobierno federal, los temas y reglas del financiamiento público de las universidades. Más allá de los números yo no lo veo viable en el corto plazo, para acabar pronto”.
Si Héctor no logra convencer a los diputados priistas y parar la iniciativa, que se redactó unilateralmente sin tomar en cuenta a la casa de estudios y a sus especialistas, entonces, si quiere ganar simpatías o adeptos deberá anunciar que llegando al Palacio de Gobierno la derogará y planteará una nueva y consensuada. Si él no lo hace, Miguel Ángel estará atento y esperando a que no se comprometa para hacerlo entonces él.
El mensaje del domingo deberá ser una respuesta puntual, sin rollos ni promesas vagas, a los reclamos que hizo ayer la rectora Ladrón de Guevara. Sintetizan el clamor popular. “Nos deben –dijo–: el derecho a soñar; la esperanza de un mejor futuro; la confianza en las instituciones; una juventud sin miedos; a los desaparecidos; la paz de los violentados y la de sus familias; recursos que son obligaciones, porque no son de ellos, fueron otorgados por el pueblo; los derechos de nuestros jubilados; las libertades y las capacidades críticas generadas por el conocimiento; mayor cobertura en la educación superior; mayor acceso a la educación superior de las clases desprotegidas, muy particularmente de nuestros grupos originarios; el respeto a la diversidad, de etnia, color, género, preferencia política o religiosa; la seguridad del cumplimiento de nuestras metas; la certeza de nuestros trabajos; los sueños de nuestros jóvenes; los impuestos que nos han sido descontados nominalmente y no enterados a hacienda; lo que ha sido signado y convenido; los valores éticos de fraternidad, de compromiso; nuestros sueños de un mejor Veracruz, de un mejor México”.
Héctor Yunes Landa llegará el domingo con una grave crisis de credibilidad en su partido y en los gobiernos de su partido. Por más que se quiere y que se quiera deslindar no le será fácil, a menos que ese día, ayudado por la dirigencia nacional de su partido y el Gobierno Federal, el verdadero poder detrás del trono, incluidas sus bancadas en el Congreso de la Unión, haga un anuncio que por fin le envíe una señal al electorado, al pueblo veracruzano, de que el cambio irá en serio y que comenzará a partir de ese momento.
Porque nadie se explica cómo es posible que Héctor hable de combate a la corrupción y esta sea la hora en que la administración priista no informe a dónde fue a parar todo el dinero que se le debe a la UV, pero, peor, que no se haya abierto una sola investigación para dar con el o los responsables del faltante del dinero, que ni siquiera se haya dicho que se va a iniciar esa investigación y que no exista un solo culpable, no obstante que en agosto de 2014 hubo un señalamiento directo cuando el ex rector Raúl Arias Lovillo me dijo y me autorizó a publicarlo que el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán no pagó 1,500 millones de pesos pues retuvo cinco pagos anuales de 300 millones sin ninguna explicación ni justificación, no obstante lo cual hubo y hay silencio oficial y todavía el Gobierno Federal lo premió con un cargo diplomático.
Para la convención de delegados priistas del domingo está confirmada la presencia del líder nacional del PRI Manlio Fabio Beltrones, de los líderes de las bancadas en el Senado y en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón y César Camacho Quiroz, respectivamente, del ex gobernador Miguel Alemán, del senador José Francisco Yunes Zorrilla así como de varios senadores más. No asistirá el ex gobernador Patricio Chirinos aunque sí su esposa Sonia (él se espera que esté en el inicio de la campaña el 3 de abril), ni tampoco el gobernador Javier Duarte de Ochoa, que porque es un acto totalmente partidista, aunque también se le espera para el inicio de la campaña.