Según una versión, cuando Miguel Ángel Yunes Linares denunció que había un entendimiento entre el gobernador Javier Duarte de Ochoa y el candidato de Morena, Cuitláhuac García Jiménez, y también con su mánager Andrés Manuel López Obrador, para lo cual se dio a conocer un audio en el que aparece involucrado el Secretario del Trabajo, Gabriel Deantes Ramos, aparte de revelar el hecho pretendía otro efecto: que en Los Pinos se enteraran de que en Veracruz estaban alentando a la oposición de la izquierda, que le dará la batalla al PRI en 2018, en la contienda presidencial, pero también que lo supieran en el cuarto de guerra de su primo hermano el candidato tricolor Héctor Yunes Landa, para que estuviera al tanto de que lo estaban traicionando.
Quién sabe si en Los Pinos habrán tomado nota, pero es evidente que, en cambio, el propio Yunes Landa acusó nota de recibido al confirmar en declaración periodística que está enterado “de las visitas constantes” de Cuitláhuac a la Casa Veracruz, aunque no sabe de “que platican”. O sea, ya no fue sólo el odiado enemigo candidato del PAN-PRD quien hizo la denuncia, sino que también el mismísimo candidato del PRI confirmó la especie. Como dijera en su canción Celia Cruz, tongo le dio a borondongo, borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a muchilanga le echó a burundanga les hincan los pies. Qué lío.
Esta contienda por la gubernatura es la más singular de cuántas ha habido y se hayan visto. Un día son aliados, otro, enemigos, otro, reconciliados, otro, enemigos, y así. Porque luego de la mala relación que hubo entre los Yunes rojos con Duarte a partir de diciembre de 2014 cuando se aprobó la gubernatura de dos años, mientras que a partir de ahí José Francisco Yunes Zorrilla mantuvo la distancia para siempre con Javier, Héctor logró un entendimiento con el gobernador pensando en serio que sería su candidato cuando el otro pensaba en Alberto Silva Ramos, hasta que la cuerda se rompió con aquel cañazo de pescar en septiembre de 2015 y nació un enfrentamiento en forma abierta, más cuando Duarte quiso echar abajo la candidatura del choleño (de Soledad de Doblado) para imponer a su alfil, situación que se mantenía hasta que del altiplano los obligaron a reencontrarse para no poner en riesgo la gubernatura, y aparentemente había unidad entre ellos, pero la declaración de Yunes Landa ya no deja dudas que las relaciones están totalmente rotas.
Quienes están cerca de la campaña de Héctor me han confirmado que está totalmente cerrado su círculo con puros integrantes de Alianza Generacional, o sea, su equipo de siempre, de confianza. Hace poco, en una comida, una persona me platicó que la rechazaron en su intento de ir a colaborar en un área que tiene que ver con el trato con la prensa porque la acusaron de fidelista.
La desconfianza hacia los duartistas, a la que ya me he referido en otras columnas, es total y seguramente se reforzará ante la seguridad que tienen de que Cuitláhuac Jiménez García entra como Pedro por su casa a la Casa Veracruz. “No, no, a ver. Cuitláhuac va a Casa de Gobierno de manera constante, eso sí lo sé, no sé de qué platican, lo supongo. Sé que entra en un vehículo que después sale con mayor peso, seguramente porque comieron algo ¿no?”, declaró el candidato del PRI al periodista Luis Cárdenas. Se entendería que la idea que permea es que desde la casa oficial están apoyando al moreno para que gane, con tal de que ningún Yunes llegue al Gobierno, como vaticinó Fidel Herrera Beltrán. ¿A eso se deberá que los primo hermanos cesaron hostilidades? ¿A que cayeron en la cuenta que los pusieron a pelear para sacar a otro ganón?
Al cuarto para las doce para ir a votar, lo cierto es que esto es un verdadero merequetengue político, están muy divididas las opiniones y los únicos que ya se pueden dar por ganadores son Morena, Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac, quien ayer sistemáticamente rechazó las versiones que corren sobre su persona y todo lo atribuyó a una guerra sucia porque, dijo, ya se dieron cuenta que va arriba en las encuestas y en la preferencia ciudadana y va a ganar.
Si me guío por lo que escucho en la Universidad y donde me muevo en Xalapa, nada los hará cambiar su decisión de ir a votar por el moreno. Y fiel a su estilo, López Obrador dijo ayer que lo que pasa es que en Veracruz “están muy nerviosos los de la mafia del poder”. ¿Usted que opina?
Cuitláhuac convence ¡con salsa!
¡Vaya! Cuánta gente había ayer en la tarde-noche viendo el ensayo general de los bailarines del espectáculo “Jarocho” en el auditorio de la Escuela Normal Veracruzana.
Buena parte de ese público se contentó con eso porque ya no alcanzó boletos para ninguna de las cuatro funciones programadas, dos para hoy y dos para mañana sábado (el 4 de junio se presenta en Coatzacoalcos).
Tenía nueve años que no se presentaba en función abierta al público en la capital del estado, su sede y donde hizo su debut durante el sexenio del gobernador Miguel Alemán.
No omito decir que estuve ayer viendo parte del ensayo no obstante que voy hoy a la función, siguiendo a mi joven maestra de baile (de salsa) y bailarina del espectáculo, Perla Hernández (llegué corriendo a redactar la columna porque se me hizo tarde).
El espectáculo es un patrimonio que dejó a la Universidad Veracruzana el licenciado Alemán Velasco, sin duda el grupo artístico que más renombre da a Veracruz en el extranjero.
Fue hasta su gobierno cuando a la casa de estudios se le entregaron los recursos económicos que tiene el Gobierno del Estado obligación de darle. Después ya todo mundo sabe lo que pasó.
En el sexenio siguiente, el de Fidel Herrera Beltrán, éste le retuvo y nunca le entregó 1,500 millones de pesos, según me reveló en agosto de 2014 el exrector Raúl Arias Lovillo. En este gobierno la deuda alcanzó hasta 2,500 millones, suma que se acaba de reducir por un arreglo entre el SAT y el Gobierno del Estado, pero le adeudan a la UV todavía mucho dinero.
Por eso es que esta mañana habrá una gran marcha de protesta de toda la comunidad universitaria en Xalapa, a la que se sumarán jubilados y pensionados y mucha gente de la sociedad civil, además de que en el resto de los campus del estado habrá también concentraciones para exigir el pago y en defensa de la educación pública.
Del tamaño de la marcha que se vea este viernes, de ese tamaño será la votación a favor de Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, por quien casi la mayoría de sus compañeros universitarios van a ir a votar.
Se ha cuidado que a la protesta de este día no se le dé un sesgo partidista, pero cualquiera que incursione entre la comunidad universitaria podrá escuchar sobre la protesta en contra del PRI y del gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
Cuitláhuac, por cierto, estuvo ayer en Villa Allende, municipio de Coatzacoalcos, y a los reporteros que cubrieron su recorrido les sorprendió que mis paisanos, costeños, de tierra caliente, pachangueros, lo recibieran con expresiones de alegría ¡porque baila salsa!
Todos hacían referencia al video que circuló en las redes sociales donde se le ve bailando salsa el viernes pasado como a cualquier persona en un antro del puerto de Veracruz con una joven y, la verdad, Cuitláhuac no baila nada mal las rancheras.
En lugar de peticiones o de quejas, la gente le preguntaba dónde y con quién había aprendido a bailar, desde cuándo lo hace, le decían que no lo dejara, lo felicitaban porque es muy alegre, etcétera. No cabe duda, está rompiendo esquemas y eso en mucho es parte de su éxito (no me imagino a Héctor Yunes Landa y a Miguel Ángel Yunes Linares, tan formales por no decir que acartonados, tan hechos a un esquema tradicional –la edad, sabe usted– bailando salsa con alguna chava). No cabe duda, en ese pequeño gran detalle, el baile salsero, la gente, al menos en el sur, encontró una identificación con Cuitláhuac, y ahí está el moreno metido de lleno en la pelea.