La versión es de adentro mismo del área de la Junta de Coordinación Política del Congreso local. Ayer a temprana hora sonó el teléfono celular del presidente de la JuCoPo, Juan Nicolás Callejas Arroyo. Era una llamada de José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado y aspirante priista a la gubernatura.
Pepe le habría pedido a Callejas que interviniera e influyera para que pararan la donación de la Casa Veracruz a la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Si bien esto no ocurrió en la sesión de ayer, al menos se logró que sacaran el tema de la orden del día. Algunos diputados me confirmaron que será mayoría la que se oponga a que se concrete el atentado. No pasará.
Qué forma de complicarse la salida del gobierno estatal. Todos los vecinos que han estado protestando por la pretendida cesión de la casa de gobierno son priistas, muchos de toda la vida. Luego de la amarga experiencia que están viviendo, ya adelantan que si el nuevo gobernador los respeta, los trata bien y les da su lugar, muchos dirán adiós para siempre al que fue su partido de casi toda la vida. Pero qué necesidad.
Me sigo preguntando si es que no hay nadie con autoridad o que verdaderamente lo quiera, o ambas cosas, que le diga la verdad y haga reaccionar a Javier Duarte para que se tome un respiro y si es posible se calme y dejé de cometer más errores (por no llamarle de otra manera) como los que ha cometido y está cometiendo y que lo tienen con todo el mundo encima en contra.
Pero la deslealtad y ambición de sus mismos colaboradores lo hunden sin remedio.
Por ejemplo, el señor Alberto Tomasini Martínez, consejero jurídico y de derechos ciudadanos de la Oficina del Gobernador, no tuvo la honestidad de aclararle a su jefe que legalmente está impedido para ocupar el cargo de magistrado anticorrupción y de pedirle que por lo mismo no lo propusiera.
Según trascendió en la Legislatura, tiene 33 años de edad y no cumple el requisito de la edad para ocupar el cargo, que es de 35 años, según el artículo 116 de la Constitución federal y no puede ser dispensado ese requisito por el Congreso local, además de que no es veracruzano y no cumple los cinco años de residencia previa en la entidad.
Pero, además, tiene un terrible problema de conflicto de interés pues es funcionario del gobierno de Javier Duarte. El no haber puesto al tanto a su jefe de su impedimento constitucional se considera un acto de corrupción, que lo descalifica para ser parte de una sala que deberá combatir la corrupción.
Pudo más su ambición de seguir succionando del erario público y dejó que lo apuntaran porque piensa que los veracruzanos son tontos y no se darían cuenta de sus antecedentes.
Aunque no es el único, pues otro que intentó que lo consideraran fue otro nefasto colaborador de Duarte, el encargado de la Secretaría Particular, José Ramón Cárdeno Shaadi, acosador sexual, represor de trabajadores, arbitrario, prepotente y abusivo (hay quienes dicen que está mal de la cabeza), uno de tantos que ha dañado terriblemente la imagen del gobierno de Javier Duarte.
Nadie alertó tampoco al gobernador de los pésimos antecedentes de otra de sus propuestas para el cargo de magistrada de la Sala Especializada en Combate a la Corrupción, la ex alcaldesa y ex diputada local por Minatitlán, Guadalupe Josephine Porras David, a quien el propio Ayuntamiento priista de esa petrolera ciudad del sur de Veracruz descalificó para el cargo al acusarla, con pruebas, de no tener calidad moral, ética ni jurídica para ocupar el cargo.
Mediante carta abierta los ediles cuestionaron su falta de probidad, y lo que llama la atención es que se trata de una comuna priista, pero, además, de fuerte presencia petrolera. Por si eso fuera poco, ayer mismo en el pleno del Congreso se presentó la regidora Juana Isabel Morales Aguirre, “La Potra”, para acusar a Porras David por un desfalco de 276 millones de pesos y calificar de “monumento a la corrupción”. El detalle podría ser el de un señalamiento más, si no es porque en Minatitlán es fama que el padrino político de “La Potra” es el señor Secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado.
O sea, con esta otra fichita, el gobierno de Duarte se echó encima a un ayuntamiento de su propio partido, a los petroleros de Minatitlán y ¿hasta a su Secretario de Gobierno? Esto es, la administración duartista logró lo que nadie más había podido hacer en mucho tiempo: que los dos grupos rivales priistas de aquella ciudad, el de los petroleros y el de Flavino se unieran, ¡pero en su contra!
A qué grado han llegado las cosas. Basta ver la desbandada de diputados locales priistas que ha decidido sacudirse la sombra del gobernador. Ricardo Ahued nunca se sometió, pero ya se han parado de manos también José Ramón Gutiérrez de Velasco, Mónica Robles Barajas, Gladys Merlín Castro, Alfredo Gándara Andrade, Jesús Vázquez González, Gabriela Arango Gibb, Juan Cruz Elvira, Luis Eduardo Robles Castellanos, Francisco Garrido Sánchez, y se cree que la nómina seguirá aumentando.
¿Ya no hay nadie que bien asesore, que bien aconseje, que oriente en los pasos que va a dar al gobernador Duarte? ¿Siguen siendo sus asesores y consejeros de cabecera Erick Lagos Hernández, Alberto Silva Ramos, Gina Domínguez Colío y Gabriel Deantes Ramos?
Si como he mencionado en “Prosa aprisa” el Gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares domina ya el escenario político del estado, se ha apropiado del espacio mediático y está jalando todos los reflectores, en el Congreso los reporteros empiezan a notar ya también cómo por primera vez en la historia los diputados locales electos del PAN, igual, por primera vez han desplazado a los priistas de la atención de los medios y ahora se regodean con todos en el salón de plenos y ya hasta son “cuates” de los representantes de la prensa, algunos de los cuales antes ni los pelaban. Y de los diputados locales priistas, nada, ni sus luces. Están cediendo toda la cancha. ¿Qué les pasa?
En medio de esa ausencia, o indiferencia, casi estoy seguro que sin que esa fuera su intención, el diputado Ricardo Ahued Bardahuil, merced a su actuación congruente con su postura independiente, de auténtico representante popular, emerge ya como un auténtico lider político de Veracruz, con o sin la necesidad de las siglas del PRI, un hombre con autoridad moral que se ha ganado el respeto, la confianza y la credibilidad de propios y extraños, algo muy difícil de lograr en estos tiempos de tanta corrientada política significada por la corrupción, la inexperiencia, la improvisación, la deshonestidad y la falta de congruencia.
Ayer en la sala de plenos del Congreso no sólo los diputados del PAN encabezados por Julen Rementería del Puerto le hicieron un amplio y abierto reconocimiento en plena tribuna antes de que se iniciara la sesión, sino que el publicó lo saludó, lo aclamó –“¡usted es diferente!, ¡ustes es honesto!, ¡usted es el único que vale la pena!”, le gritaban desde las butacas– y cuando se acercó a agradecerles lo abrazaban y le pedían que se tomara una fota con ellos.
Yo disiento de quienes sostienen que Ahued es el único que puede mantener al PRI en el poder en Xalapa. No sé por qué lo limitan. Para mí Ahued es el único que si como candidato independiente busca la gubernatura en 2018 la puede lograr. Sin presumir de político profesional, lo es y, algo esencial en estos tiempos, tiene sentido común, escucha las voces y las inquietudes del pueblo, las atiende y las defiende, así se tenga que enfrentar al propio gobernador de su partido. Tiene muy claro su compromiso con las causas populares y su papel de auténtico servidor público. Da la cara y ni oculta ni anda con titubeos. Dice las cosas abiertamente. Con un plus: ya fue presidente municipal y es ahora diputado local, esto es, ya tiene experiencia administrativa y experiencia política.
Si se lo propone, o si alguien lo convence de que participe, Ricardo Ahued puede ser una figura estelar en el nuevo escenario político. Ha surgido no sólo un nuevo líder político sino, más, un auténtico líder social.
Llegan las vacaciones
En la Universidad Veracruzana, en la que trabajo en su área Editorial, salimos este viernes de vacaciones. Regresamos hasta el próximo 1 de agosto. Voy a empezar a viajar a distintos puntos del país y si se dan las condiciones quizá hasta me brinque a Cuba aceptando una invitación de los amigos de allá, en plan mochilero, claro está, como en mis tiempos de joven, porque el presupuesto no da para mucho. Es posible que el próximo lunes no esté contigo lector, pero el martes nos volveremos a encontrar en este espacio y por algunos días más. Luego, me desapareceré el resto del mes. Necesito descansar. Duarte nos ha tenido en vilo con el temor de que un día al despertarnos ya no exista Veracruz. Te voy a extrañar pero también te dejaré descansar. Te lo mereces.