Hizo bien el candidato del PRI al gobierno del estado Javier Duarte de Ochoa al condenar ayer mismo la acción de los integrantes del grupo de los 400 Pueblos en contra de su competidor del PAN Miguel Ángel Yunes Linares en Naolinco, a quien cercaron por algunas horas en un salón social junto con un grupo de simpatizantes.
Entrevistado para un noticiario radiofónico de la capital del país, que también lo hizo con su adversario, el joven abanderado del tricolor procedió con la mayor responsabilidad al no sólo expresar su condena sino incluso solidarizarse con su oponente que no su enemigo.
“Externo mi condena, lamento profundamente los hechos ocurridos hace algunos instantes y me solidarizo de manera puntual con el candidato del Partido Acción Nacional y del Partido Nueva Alianza por estos hechos; lo repruebo de manera categórica porque esto nada ayuda, en nada beneficia, en nada contribuye al desarrollo democrático.”
Ante los señalamientos en su contra de su rival, que lo quiso responsabilizar de lo sucedido con clara intención de sacarle provecho electoral haciéndose la víctima, Duarte dijo algo muy lógico y cierto: “Soy el principal interesado de que el proceso electoral de Veracruz transcurra de manera muy limpia, transparente y podamos tener un proceso inobjetable, estos hechos en nada me ayudan, en nada me benefician, nos perjudican a todos, a la sociedad veracruzana.”
El pleito de César del Ángel y su grupo en contra del hoy candidato panista viene desde principios de los años 90 del siglo pasado, desde 1992, cuando fiel a su estilo, al asumir la Secretaría de Gobierno en lugar de negociar con ese belicoso grupo que había invadido el centro de Xalapa durante finales de cuatrienio de Dante Delgado e incluso invadido el Palacio de Gobierno los reprimió a palos y así procedió en adelante.
Es un pleito viejo y hoy el viejo dirigente agrario del norte del estado y su grupo han encontrado la forma de desquitarse de alguna forma ante la falta de justicia que reclamaron en su momento en contra de quien los reprimió recordándole lo que hizo con ellos, persiguiéndole y hostigándole aprovechando la circunstancia de estar expuesto públicamente en su calidad de candidato.
Pero, ya se vio ayer, su actitud no llega más allá de armarle alboroto pues cuando según testimonio de los periodistas Joaquín Rosas Garcés, director general del portal
www.alcalorpolitico.com, y Ángeles Godoy, reportera del mismo medio, salió el candidato que había estado cercado, le abrieron paso y por fortuna nadie lo agredió en forma física ni siquiera el mismo César del Ángel. El entonces secretario general de Gobierno, en su momento, sí les dio de palos.
Es entendible la actitud de Del Ángel y su hueste que quieran llevar a su ex verdugo ante una “Comisión de la Verdad”, pero no se justifica que interfieran en la buena marcha del proceso electoral, que hasta ahora ha transcurrido de forma normal incluyendo las cacayacas que en especial lanza cada vez que puede el abanderado albiazul en contra del tricolor y del gobernador del estado como una forma de tratar de ganar simpatías, que hasta ahora no le ha resultado.
Por eso ha hecho bien Duarte en desmarcarse tajantemente con argumentos razonables y de paso quitar cualquier pretexto a su oponente, que desde ya busca un buen pretexto como el que le dan los 400 Pueblos para tratar de justificar una derrota electoral que se ve venir, según todos los indicios.
“Me solidarizo con el candidato del PAN-PANAL y declaro de manera enfática que nada tengo que ver con esta circunstancia, en nada tiene que ver ni mi partido, ni los partidos que tengo el honor de abanderar, ni la corriente política que yo significo.”
“En mi caso particular no pienso contestar ningún agravio, ninguna circunstancia que tenga que ver con una denostación hacia mi persona, lamento esta circunstancia, soy el principal afectado de esta cuestión porque mancha el proceso electoral en el cual voy a ganar y eso evidentemente me lastima, me irrita porque mancha un proceso electoral que va a perjudicar el resultado de la contienda.”
Claro que al que menos le conviene ni le beneficia una acción como la ocurrida ayer en Naolinco es al candidato tricolor y qué bueno que haya señalado algo que por lo menos a mí como ciudadano y por mi ejercicio profesional me preocupa como a él y por lo cual me adhiero a su postura: lo sucedido en nada ayuda, en nada beneficia, nos perjudica a todos.
La contienda no la debe manchar nadie ni ningún grupo y los agravios pendientes, como en este caso, se deben dejar para otro momento. Los ciudadanos –creo interpretar por testimonios que recogí ayer mismo– no aprueban el proceder de los 400 Pueblos en pleno proceso electoral.
Creo que esta es la primera vez que el candidato del PRI ha salido al paso de acusaciones en su contra y ante una situación de conflicto y en la forma en que lo ha hecho ha mostrado sensatez, que abrió una rendija para entrever su forma de pensar y de ver y valorar las cosas, tanto como para desaprobarlas como condenarlas si es preciso, cosa que si se ve bien ahora será todavía mejor que las piense, las vea y las valore cuando esté en el ejercicio de poder si se cumplen los pronósticos hasta hoy.
Si hoy ha condenado una acción contra su oponente y se ha solidarizado con él, es de desearse que en aras del mejor clima democrático y de convivencia de todos los veracruzanos, la noche del 4 de julio, sea el resultado que sea, se den la mano y si es posible hasta un abrazo y se reconozca con toda madurez al ganador, resulte quien resulte.
Y qué bueno que ayer mismo también el gobernador Fidel Herrera Beltrán, máximo responsable de la vida política del estado que no del proceso electoral, salió a fijar su postura ante los señalamientos igualmente en contra suya por parte del candidato blanquiazul y reiteró su respeto a los candidatos, a los partidos y a los medios de información, pero sobre todo garantizó la seguridad de todos los contendientes.
En efecto los candidatos representan de alguna forma las aspiraciones de los ciudadanos tanto para su propio bienestar familiar y de su patrimonio como para la buena marcha del estado. No, a cualquier tipo de violencia electoral.