Me sucedió en Bakalar, un pequeño pero muy acogedor pueblo de origen maya de Quintana Roo, muy cerca de Chetumal (a 45 kilómetros).
Recorriendo su centro histórico fui a dar a la iglesia dedicada a San Joaquín (siempre que viajo, a donde quiera que voy no dejo de acudir a la casa de Dios para darle las gracias por lo que me da).
A media mañana el calor era ya sofocante y disfrutaba un helado para refrescarme. Me asomé y noté que estaba llena porque había misa.
Era el domingo 24 de julio. Un joven sacerdote con acento yucateco hablaba y hablaba.
Decidí sentarme en lo que fue una fuente en su amplio patio para terminar mi helado, lo que hice con toda calma, y luego ya entré al templo. El religioso seguía con su bla bla bla.
En lugar de escucharlo me dediqué a curiosear el interior del recinto y de pronto vi que desde el altar mayor un Cristo clavado en su cruz me miraba. Seguí en lo mío. El padre no paraba.
De pronto, ¡zas!, me llamaron la atención grandes pendones que colgaban de las paredes laterales y atrajeron mi atención lo que en cada uno de ellos se podía leer:
Enterrar a los muertos.
Visitar a los presos.
Rogar a Dios por vivos y muertos.
Soportar los defectos de los demás.
Consolar al triste.
Vestir al desnudo.
Corregir al que se equivoca (me acordé de Duarte pero él nunca se deja).
Dar de beber al sediento.
Dar posada al peregrino.
Dar de comer al hambriento.
Visitar a los enfermos.
Perdonar las injurias.
Dar buen consejo (otra vez me acordé de Duarte aunque nunca lo escucha).
De reojo vi como Cristo me veía tomar nota de las leyendas.
Y el sacerdote continuaba habla y habla. Me pregunté si nunca se ha planteado que bastaría con que su feligresía se aprendiera las frases y las pusiera en práctica y las cumpliera al pie de la letra. Si así lo hicieran, todos sus sermones saldrían sobrando.
¿Acaso no hay mejor religión y amor a Dios que cumplir las recomendaciones de los pendones, practicar las buenas acciones o la solidaridad, o al menos una de ellas?
La riqueza de esa iglesia está en unos pedazos de tela, en unas palabras hechas de papel que seguramente mujeres piadosas se encargaron de confeccionar.
Cuando me salí para seguir mi camino, el párroco continuaba con su perorata. Lo mejor ya lo llevaba yo en mi libreta de apuntes.
(Una noche antes, no dejé de visitar en Chetumal el restaurante Almina, en el que todos los 31 de diciembre celebran el fin de año Héctor Aguilar Camín y toda su familia, y disfruté lo que recomienda: las empanadas de chaya, los chiles rellenos de camarón, el soberbio salpicón de camarón y el agua fresca de chaya, teniendo al alcance de la mano la rivera beliceña, de cara al mar caribe. Tan pronto pueda he de volver.)
San Miguel Ángel vs San Juan
Ya acá en la aldea local, al menos han salido a relucir el conocimiento bíblico y el ingenio político.
El pasado sábado 27 de julio, Javier Duarte nos sorprendió con una frase dominguera poco habitual en él, en realidad una frase bíblica.
Citando el Evangelio de Juan (8:31-32, Biblia versión Reyna-Valera, que en lo personal a mi me gusta aunque no es la que leen los católicos), reviró a Miguel Ángel Yunes Linares, o más bien reaccionó ante la información de que la Procuraduría General de la República lo está investigando a él, a sus familiares más cercanos, a colaboradores o excolaboradores y a empresarios, todos presuntos prestanombres suyos a través de quienes tiene muchas propiedades.
Como ya es habitual en él, usó su cuenta de Twitter para expresar: “Celebro que la PGR participe en la investigación derivada de la ridícula denuncia que presentó en mi contra M. Yunes. La verdad nos hará libres”.
En los versículos 31-32 del capítulo 8 dice Juan:
“31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Duarte fue a denunciar ayer a Miguel Ángel ante la Fiscalía General del Estado (o sea fue a denunciar ante sí mismo, porque él maneja la Fiscalía) por presunto enriquecimiento ilícito.
Yunes Linares no acudió a la Biblia para responderle. Simple y sencillamente usó su ingenio político y parafraseando la cita bíblica soltó a botepronto mediante un boletín de prensa:
“La denuncia que presentó Duarte tiene tanto sustento como su declaración de bienes.
No podrá impedir el Cambio ni evadir la acción de la justicia.
La verdad os hará presos”.
O sea, si hay un San Juan, ¿por qué no va a haber un San Pedro? (“Quisiera ser un San Juan quisiera ser un San Pedro” dice la letra de “Las mañanitas”), perdón, ¡¿por qué no va a haber un San Miguel Ángel si hay un San Miguel Arcángel?!
Duelo de acompañantes
Pero el duelo se extendió al nivel de acompañantes, de uno y otro, en las acciones que realizaron ayer.
En la instalación del Comité Rector del Plan Veracruzano de Desarrollo, Miguel estuvo acompañado por los poderes celestial y terrenal, este último económico.
Flanqueándolo estaban la anfitriona del Museo de Antropología de la UV, representante de otro poder, el académico y de investigación, la rectora Sara Ladrón de Guevara, y el empresario Antonio Chedraui Obeso, uno de los presidentes del Grupo Comercial Chedraui, pero también el arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Xalapa, Sergio Obeso Rivera, un dignatario de la Iglesia Católica muy querido y apreciado por todos, a quien acompañaba el párroco de la catedral de Xalapa, Rafael González Hernández, el empresario Antonio Chedraui Bolado, un representante de la Secretaría de Marina y hasta un distinguido priista, el empresario transportista Mario Zepahua Valencia. Estaban también diputados y magistrados y un largo etcétera.
En la Fiscalía General del Estado estuvieron acompañando a Duarte, Jorge Carvallo Delfín, Erick Lagos Hernández, Adolfo Mota Hernández, Édgar Spinoso Carrera, Flavino Ríos Alvarado, Arturo Bermúdez Zurita, Alfredo Ferrari Saavedra, Antonio Gómez Pelegrín, Xóchitl Osorio Martínez, Fernando Aguilera de Hombre, Harry Grappa Guzmán, Fernando Benítez Obeso, Yolanda Gutiérrez Carlín, Denisse Uscanga Méndez, Gabriel Deantes Ramos, Fidel Kuri Grajales, Juan Nicolás Callejas Arroyo, Manuel Rosendo Pelayo, Juan René Chiunti Hernández, Francisco Garrido Sánchez, Tonatiuh Pola Estrada y Marcela Aguilera Landeta, entre los principales.
En el acto del Museo de Antropología, el párrafo que más aplaudieron a Yunes Linares fue el final cuando dijo: “Vamos a cambiar, pueden estar totalmente seguros de ello; a partir de hoy Veracruz vive una nueva etapa, la etapa del cambio; a partir de hoy Veracruz vive una etapa de apertura y democracia, a partir de hoy vive la etapa de las nuevas libertades en las que el debate de las ideas, la percepción colectiva será la que nos indique por dónde debe ir Veracruz en los próximos años”.
Ni un peso más a ningún medio
Lo que se sabe es que el coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos, tuvo la intención de pagar lo que se adeuda a algunos medios –sus aliados, por supuesto–, pero la orden del gobernador Javier Duarte de Ochoa fue tajante: “Ni un peso más a ningún medio”. Se sabe que algunos pasan ya apuros para sobrevivir.