Creo conocer a los hombres del poder. He convivido por años con ellos. Con muchos, con los actuales, el que está en el poder y el que viene, somos incluso generacionales, conocidos, compañeros y quizá hasta amigos hasta donde cabe el concepto en un sistema como el nuestro.
Difícil a veces, por las presiones que uno recibe, mantener el equilibrio, ser imparciales. Pero por encima de ellos, están los lectores y está Veracruz.
Pienso en la responsabilidad social que tenemos quienes escribimos y publicamos y tratamos de formar opinión, de ser propositivos positivos, de buscar el bien común. Bajo ese principio, no puedo dejar de saludar los signos prometedores que este fin de semana han enviado al menos tres actores políticos significativos que tienen que ver con el destino del estado y el futuro que habrán de tener sus habitantes.
El lunes pasado, el centro de los poderes, el Gobierno Federal, hizo sentir su poderosa voz en la persona del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, enviando al Estado un mensaje desde la ciudad de Coatzacoalcos, pidiendo cordura a vencidos y vencedores de la pasada contienda electoral que tuvo lugar el 5 de junio.
El proceso electoral ya pasó, dijo alguien que sabe muy bien lo que decía como que fue gobernador del estado de Hidalgo y que no desconoce la pasión que desata una elección y que envuelve a veces a todo un pueblo.
Pero no sólo se pronunció sino que sus palabras fueron seguidas de un acto concreto como contribución de arranque, a manera de ejemplo, de un efecto que se desea: que Veracruz recobre su tranquilidad, eliminando a uno de los actores que no contribuían a ese propósito sino que, con su actitud y su presencia, era un obstáculo para ello: Javier Duarte de Ochoa, a quien se despojó de poder, se eliminó de la vida pública de Veracruz y hoy, tristemente para él, está a punto de terminar en la cárcel (no tengo ninguna duda de que en cualquier momento lo detendrán, si no es que ya lo hicieron, o al menos alguien que está bien enterado me comentó ayer que ya lo tienen ubicado).
Alentador resulta, esperanzador, que tanto Flavino Ríos Alvarado como Miguel Ángel Yunes Linares, uno gobernador interino, otro gobernador electo, e incluso Héctor Yunes Landa, aspirante fallido a gobernador, por encima de ideologías, siglas o banderías políticas, hayan coincidido en dar un paso adelante, positivo, y, eso quiero creer, pensando en Veracruz, hayan decidido dejar atrás diferencias y mirar hacia delante y contribuir a que, por fin, se de una transición política ordenada, bajo reglas de civilidad y madurez política, que hacen pensar en un Veracruz promisorio.
Al final, o al principio, los tres se están comportando públicamente como políticos profesionales que son, que saben muy bien que una es la contienda electoral y otro es el gobierno, que en una se vale la disputa por la preferencia ciudadana y que inevitablemente los confrontará, pero que en el otro, el triunfador, tiene que pensar en gobernar para todos.
De los pocos aciertos que tuvo Javier Duarte fue haber pedido, como último deseo antes que lo ejecutaran…. políticamente, que su sucesor fuera Flavino Ríos Alvarado, un político con mucha experiencia, que no ignora la técnica legal al igual que como quien habrá de sucederlo, juicioso, reposado, con los pies bien puestos en la tierra, que va a dejar huella en el poco tiempo en el que estará al frente del gobierno del Estado, y que, como lo declaró, decidió no subirse al ring ante las embestidas de su sucesor Miguel Ángel Yunes Linares, sino que, como lo demandó Osorio Chong, optó por la cordura.
En declaraciones a El Universal, que se publicaron el pasado miércoles, le preguntaron al gobernador Ríos Alvarado:
“¿Usted sí se va a reunir con Miguel Ángel Yunes?
—Cuando él lo estime conveniente estoy dispuesto a reunirme con él; es más, el proceso de entrega-recepción, de acuerdo con lo que establece la ley, empieza el 1 de noviembre y seguramente él nombrará un comité de recepción, nosotros un comité de entrega y se deberá entregar toda la información al gobierno entrante, así lo establece la ley. Procuraremos que haya una transición pacífica, ordenada con urbanidad y con estabilidad política.
¿Usted ha tenido comunicación con Miguel Ángel Yunes?
—No. No lo he buscado porque estoy esperando que el Tribunal Federal Electoral valide su triunfo, y a partir del triunfo lo voy a buscar”.
Hablaba, sin duda, el político que fue dos veces secretario de Gobierno, antes secretario de Educación en dos ocasiones, que fue dos veces diputado local por mayoría, presidente de la Junta de Coordinación Política, que fue subsecretario de Gobierno y diputado federal.
Pero, alentadoramente, por tanta disputa que divide y que hemos vivido en Veracruz, en el diario Milenio se publicó ayer, a su vez, otra declaración, esta del gobernador Yunes Linares, quien al ser preguntado sobre si buscará reunirse con Flavino, respondió: "Me coordinaré con quien me tenga que reunir, me coordinaré con quien me tenga que coordinar".
La cordura, otra vez. Finalmente, ha permeado a los dos principales actores políticos del momento. A eso me refiero cuando digo que Flavino gobernador interino fue uno de los pocos aciertos que tuvo Javier Duarte.
Una vez confirmada la validez de la elección de Gobernador por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Ríos Alvarado buscará a su sucesor Yunes Linares para iniciar el proceso de entrega-recepción de la administración estatal y alistar el proyecto de Presupuesto de Egresos del Estado 2017, se consignó en otra nota publicada también ayer en el diario Reforma.
Entrevistado en el patio del Palacio de Gobierno, anunció que el próximo lunes encabezará una reunión con los titulares de las dependencias estatales con el fin de alistar la instalación del comité de entrega-recepción que establece la Constitución local.
"El lunes tenemos reunión de gabinete para ya ver cómo andamos; casi todas las secretarías están al cien por ciento, el uno de noviembre debe ya instalarse este comité de entrega-recepción como lo marca la ley”.
"Voy a buscar al Gobernador electo para ponerme de acuerdo con él, porque tenemos que ver el presupuesto que se tiene que mandar al Congreso, que estemos todos conformes para que no haya ningún problema".
Responsabilidad. No cabe otro concepto. Dejar a un lado las diferencias y pensar en Veracruz y en los veracruzanos. Ya no cabe más confrontación, ya no se le puede hacer más daño al estado. Si muerto el perro se acaba la rabia –lo digo por utilizar un dicho popular, para nada con alguna intención de denigrar a nadie, que no es mi estilo–, qué bueno que haya buena disposición para iniciar el rescate, la reconstrucción, que será muy dura y a largo plazo y a la que todos, desde nuestras respectivas áreas de competencia, debemos contribuir.
Pero los más obligados deben poner el ejemplo. Flavino y Miguel Ángel han dado el paso correcto. No deben dar marcha atrás. Los veracruzanos se los reconoceremos o se los demandaremos. Su encuentro, en los mejores términos políticos e institucionales, cuando se de, sin duda alguna quedará para la historia. Marcará el inicio de una nueva etapa en la historia de Veracruz. No es cualquier cosa.
Y en medio de ellos, me gustó la actitud del senador Héctor Yunes Landa, ex candidato a la gubernatura, el otro gran actor político en este monto crucial. Tan pronto se confirmó, en definitiva, el triunfo de Miguel Ángel, expresó: “Como veracruzano espero un gobierno útil, ecuánime. No permitamos más el abuso, la represión, las vueltas hacia atrás. Espero en verdad que a Veracruz le vaya bien con esta nueva administración que está por comenzar”. Todos lo deseamos por el bien de todos. Y al fin, en mucho tiempo, creo que este será un buen fin de semana que viviremos todos los veracruzanos, ya con más certidumbre. Ya nos hacía falta.