No son cientos, son miles los jóvenes que recibieron la triste noticia de que por la calificación que obtuvieron en el examen de admisión no alcanzan cupo en las aulas de la Universidad Veracruzana, la Casa de Estudios que ofrece la oportunidad de estudios a quienes no poseen mayores recursos económicos.
Ayer la angustia invadió miles de hogares veracruzanos al revisar las listas oficiales de admisión y no encontrar el nombre de su ser querido. Este es el verdadero –uno de tantos– problema al que los políticos debieran poner toda la atención y tratar de resolverlo de la forma que sea.
Según leí en el portal
www.alcalorpolítico.com, que hizo un sondeo entre algunos jóvenes que no alcanzan cupo, a los que mejor les irá tratarán de ingresar a una universidad privada, con el consiguiente sacrificio económico, otros esperarán un año para hacer un nuevo intento y, lo más doloroso, muchos de plano abandonarán los estudios ante su magra economía.
Pero, la buena noticia, prácticamente a todos los jóvenes y a sus familias, de los que no alcanzan cupo en la UV, les abrió un rayo de esperanza y atenuó el impacto la noticia que en Actopan dio el gobernador Fidel Herrera Beltrán de que implementará un programa de becas con las universidades privadas para buscarles acomodo y que no trunquen sus estudios y con ello la posibilidad de un mejor futuro.
En justicia, tiene que recordarse que desde hace seis años, cuando era candidato, Fidel, al escuchar el clamor de quienes habían quedado fuera, no lo pensó dos veces y les ofreció y les cumplió buscar convenios con las escuelas privadas para que los recibieran en sus aulas. Muchos de mis lectores seguramente tendrán una grata experiencia de que algún familiar haya podido terminar su carrera profesional gracias a la medida.
El actual gobernador, seguramente hizo ayer el ofrecimiento porque todavía está en posibilidades de acordar con las escuelas privadas, y es de desearse que quien habrá de sucederlo asuma el compromiso de continuar con tan noble tarea y garantice que quienes puedan entrar ahora –ojalá y todos los que no caben en la UV– reciban el apoyo en forma permanente hasta terminar su carrera.
Y aquí es donde no se justifica y es reprobable que el gobierno federal siga desviando recursos para tratar de imponer al precio que sea al candidato al gobierno del estado perdedor de su partido, derrochando recursos en movilizaciones, en la contratación de autobuses y en el pago de la segunda parte que quedaron a deber a quienes votaron por ellos.
Un agudo observador ciudadano me decía ayer que no se explicaba de dónde están sacando tanto dinero para sus movilizaciones, si se supone que lo que disponían era lo que les había tocado de las prerrogativas que por ley les dio la autoridad electoral y que se gastaron en campaña (eso y más, mi estimado).
Ciudadano sin malicia ni con la menor idea de estos enredos, me preguntaba candorosamente si Yunes Linares, El Pipo, Cambranis y demás estaban poniendo de su bolsa para cubrir todos los gastos. Respetuosamente mejor me despedí de él.
Todo ese dinero que están botando lo debieran canalizar a mejorar las becas, a ayudar a comprar uniformes, libros, útiles escolares, utensilios deportivos, bandas de guerra, a renovar pizarrones e incluso a donar para la escoba, el jabón y la jerga, que tanto lastran las economías raquíticas de las familias pobres a las que las reciben en cada ciclo escolar con la clásica junta de padres de familia y donde empiezan a fijar cuotas voluntarias que son de a fuerza.
Lo hago porque –debo confesarlo– trato de ser buen cristiano y además me reconforta practicar la solidaridad humana: con gusto coopero para los mexicanos caídos en desgracia en Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila. Donde me pidan doy de lo poco que tengo, pero me parece injusto, deleznable, que el gobierno federal panista, el de Felipe Calderón, a través del titular de la Comisión Nacional de Agua, José Luis Luege Tamargo, anuncie sin mayor rubor que no hay dinero, que no tienen para la reconstrucción de Monterrey y otros sitios dañados.
Lo que no tienen es vergüenza porque atesoran millones de dólares de las reservas del tesoro nacional más todo el dinero que han acumulado de los excedentes petroleros más todos los recursos de muchos otros fondos que escamotean a los gobiernos estatales en desgracia, pero eso sí se disponen a empezar a gastar en su campaña en todo el país en busca del triunfo electoral en 2012.
No se vale porque el dinero es de todos. Pero a su miseria, por fortuna el pueblo de México, el de Veracruz, el de abajo, el de los más necesitados, responde con mucha dignidad y entereza y aporta así sea una botella de agua. Que con su PAN se lo coman. Así les ha de ir.
En este tema, qué bien que muchos veracruzanos han respondido al llamado del gobierno del estado y del DIF estatal para apoyar con lo que puedan. Alejados de ambiciones insanas, se vuelcan con la espontaneidad y solidaridad que caracteriza a los buenos veracruzanos y no caen en actitudes mezquinas.
ESCAPARATE
Se llama Iker Omar Belsaguy Alor. Es un jovencito oriundo de Jáltipan. Lo conocí hará cosa de dos años cuando coincidimos como alumnos en la Alianza Francesa. Casi saliendo de la adolescencia, me sorprendió gratamente saber que estudiaba su preparatoria pero no en la escuela tradicional sino pagando créditos, porque quería terminar en el menor tiempo posible. Aparte se daba tiempo para estudiar idioma inglés. Aprendió francés e inglés y un buen día me volvió a sorprender gratamente cuando me pidió orientación para obtener una beca para ir a estudiar a China, ¡porque estaba aprendiendo en Xalapa el idioma de Mao Tse-Tung! No hace mucho me escribió para despedirse de mí. Se va casi dentro de un mes y por eso lo felicito de la manera más amplia así como a sus padres y le (te) envío un fuerte abrazo y le (te) deseo la mejor de las suertes.