“Diálogo. Es el consejo que doy… Por favor, diálogo… Hoy día, con el desarrollo humano que hay, no se puede concebir una política sin diálogo… Si hay problemas, dialoguen primero”.
Esto lo dijo –lo declaró– el viernes pasado el papa Francisco y se publicó el domingo en el diario español El País, pero como en el evangelio de Pedro (1:23), la suya es una voz que clama en el desierto.
Porque diálogo es lo que ha faltado entre el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y la diputada local de su partido María Josefina Gamboa Torales, “Maryjose” Gamboa.
Ahora ella ha tenido una diferencia política y verbal con él por un asunto en el que ambos tienen parte de razón, diferencia que pudieron haber superado si se hubieran sentado un momento a dialogar, a comunicarse.
Resulta que Maryjose propuso una iniciativa, que se aprobó en el pleno del Congreso, para permitir la inclusión de los mototaxis dentro del sistema de transporte público de la entidad.
La joven legisladora y también compañera columnista argumentó, entre otras cosas, que con ello se generarían empleos en las zonas rurales, independientemente de que se resolvería la necesidad que tienen miles de veracruzanos que no tienen otra forma de transportarse.
Recordó que ese servicio ya se presta en varias comunidades del Estado, pero que es necesaria su regulación porque a los mototaxistas los extorsionan policías viales ante la falta de un reglamento en la materia.
En el respectivo dictamen que se aprobó, se estableció que los mototaxis funcionarán únicamente en zonas rurales y que la concesión, placas y engomados tendrán un costo accesible de menos de 10 mil pesos, esto, se supone, para quienes quieran prestar el servicio.
Pero apenas se había aprobado la iniciativa cuando el gobernador Yunes mostró su desacuerdo expresando que Veracruz no requiere más concesiones, sino que lo que necesita es regularizar y reordenar el servicio de transporte, tanto en las ciudades como en el medio rural.
“En uso de mis facultades constitucionales presentaré observaciones a la reforma aprobada por el Congreso del Estado que permite otorgar nuevas concesiones de transporte público.
En los últimos doce años se otorgaron decenas de miles de concesiones de taxis, autobuses y transporte mixto rural sin ningún análisis previo, sin bases técnicas, simplemente para llenar los bolsillos de los funcionarios”, manifestó en un video.
Afirmó que cumplirá el mandato de los veracruzanos de poner orden y combatir la corrupción en todos los ámbitos, incluyendo tránsito y transporte público, por lo que vetará la reforma que se hizo y no la promulgará.
María Josefina Gamboa. No sé cuál sea el origen de Maryjose, pero su apellido me remite a la zona de la cuenca baja del río Papaloapan. ¿Gamboa de Tlacotalpan o de algún hermoso pueblo ribereño de la margen izquierda?
En “Prosa aprisa” narro con oportunidad mis viajes, al menos uno al año, a Otatitlán. Voy al Santuario, a pagar una manda que tengo con el Cristo Negro. Es un viaje singular donde disfruto de otro Veracruz, de su calor, de su gastronomía regional, del cruce en panga o chalán para llegar, de su arpa, jarana y requinto, de la hospitalidad de los cuenqueños…
(… “Ay que sí que sí que no / Ya me voy a despedir / Ay que sí que sí que no / Porque mi camino es largo / Ahora sí mañana no / Sólo les vengo a decir / Con la grande sí con la chica no / Que me voy para el Santuario / Y si me llego a morir / Me recen el novenario / ¡Ay ayyy!...”, dice una parte del Siquisirí.)
Una de las cosas que siempre me llama la atención, lo mismo en Amatitlán que en Chacaltianguis, Tlacojalpan u Otatitlán es su servicio de transporte: los mototaxis, una motocicleta con una pequeña caseta adaptada, cubierta, para transportar a dos o a cuatro personas.
Tal vez se transportan a 20 kilómetros por hora, es decir, lento, y prestan un gran servicio para quien va de la carretera al centro de un poblado, para quien no se quiere asolear (el sol pega muy fuerte la mayor parte del año), o para quien va a corta distancia pero no quiere cargar.
Es un medio barato, poco contaminante, muy práctico, seguro y suficiente para las necesidades de los pobladores de esas comunidades, cuyo tamaño y economía, además, no darían para un servicio con un camión urbano grande como los que conocemos en las grandes ciudades.
Creo que la iniciativa de Maryjose, si se refería a este tipo de transportes, no implicaba ningún problema que interfiriera con la intención del gobernador Yunes Linares de meter orden en el transporte público del Estado, porque, además, creo, los mototaxis tampoco dan para que algún funcionario se llene los bolsillos.
“Aplicaré el derecho de veto, pero nadie se debe de asustar, son los tiempos que vive Veracruz en donde el Congreso no está de rodillas frente al Gobernador como lo estaba, el Congreso puede no estar de acuerdo con el Gobernador y viceversa”, expresó Yunes Linares, al anunciar que hará observaciones al dictamen aprobado y lo devolverá para que se discuta de nuevo y, en todo caso, se apruebe.
El revire de Maryjose no se hizo esperar. Señaló que al parecer el Gobernador no leyó el contenido de la reforma aprobada y entonces le dio una connotación política a la reacción de Miguel Ángel, acusándolo de proteger, a su juicio por motivos electorales, a lo que llamó “mafias de transportistas”.
“Me parece que (el Gobernador) no leyó la iniciativa, que no sabe de lo que se trata, porque se aprobó un transitorio en el que dice que esto entraría en vigor después de que se haga el reordenamiento; hay una clara complicidad”, reiteró.
El Gobernador está protegiendo a las mafias de transportistas y no el derecho de 2.7 millones de personas que no tienen manera de moverse (...), esto no le conviene a las mafias del transporte que seguramente están presionando por cuestiones electorales”, declaró, según nota de José Topete (alcalorpolitico.com).
Independientemente de esta tormenta en un vaso de agua… político, nuevamente creo que hay un signo positivo y algo más trascendente en lo ocurrido: el disenso necesario y obligado para un equilibrio político, para el contrapeso que debe ser el Legislativo para el Ejecutivo, para evitar que se imponga, nada más por que sí, el punto de vista, la voluntad o la imposición del Gobernador, ahora Miguel Ángel Yunes Linares y mañana el que venga.
Sin duda, con la nueva administración han llegado nuevos aires democráticos, una apertura que urgía y que nos debe llevar a nuevos estadios de desarrollo político, que dejen atrás la sumisión y el servilismo que caracterizó al Poder Legislativo respecto del Ejecutivo.
En lo personal me gusta la actitud de Maryjose, aunque en algunas ocasiones no esté de acuerdo con algunos puntos de vista de ella, pero está mostrando el camino al resto de la diputación local, de todos los partidos, sobre cómo actuar con independencia, compromiso y responsabilidad para servir a la sociedad, al electorado que la eligió. ¿Alguna vez una diputada local del PRI hizo algo semejante con un gobernador del PRI?
Me han dicho que ahora que por mayoría los diputados rechazaron la iniciativa del gobernador Yunes Linares para reducir el número de ediles en los ayuntamientos, no hubo un solo reclamo a los legisladores, a diferencia de lo que ocurría con los gobernadores priistas. Me imagino que el mismo respeto personal ha habido para la diputada local panista.
Lo interesante ahora es saber si el Gobernador rectificará o si, en todo caso, en las observaciones que hará al dictamen excluirá de su veto el sentido original de la propuesta de Gamboa Torales, esto es, si la escuchará, si dará muestras también de estar dispuesto a reconocer que se equivocó o se pudo haber equivocado y que, por lo tanto, corregirá.
Qué bueno que sean las mujeres las que estén marcando la pauta en esta nueva etapa política e histórica que vive Veracruz. Lo celebro.
Por lo pronto, el cascabel que se le puso al gato ha quedado sonando.