Trato de explicarme las reacciones, creo que la mayor parte negativas, sobre la asunción de Ranulfo Márquez Hernández a la dirigencia estatal del PRI. He leído y escuchado las más diversas opiniones, una, que el famoso “Tonicho” llegó al cargo impuesto por la dirigente nacional Beatriz Paredes y sin tener el visto bueno ni del gobernador saliente ni del entrante (quienes han dicho esto en verdad ignoran totalmente los mecanismos internos de la política a la veracruzana y a la mexicana); otra, que su llegada al cargo es sólo temporal (pues claro, ningún dirigente priista llega para quedarse para siempre); una más, que ya está muy viejo y muy desgastado ( y si hubiera sido joven, le hubieran cuestionado que porque es joven), y así. El día del Consejo Político y al día siguiente, un comentario generalizado fue que el acto estuvo muy frío, que el discurso fue largo y aburrido tanto que los consejeros se empezaron a salir del salón donde fue el acto (lo que, en efecto, fue cierto); que Ranulfo no tiene fuerza porque no estuvo ninguno de los dos gobernadores; que lo despreció Beatriz Paredes (por un lado dicen que lo impuso y por el otro, que lo desairó), etcétera, etcétera.

Digo que trato de explicarme todos esos comentarios. Por un lado creo que las opiniones de que el acto inaugural del ex titular de Protección Civil y de Desarrollo Social y Medio Ambiente no “estuvo bueno” y no se consideró un éxito se derivan de que hemos pervertido el significado del quehacer político y en especial los de la prensa sólo consideramos que tenemos nota a destacar si el personaje central provoca escándalo, insulta, amenaza, lanza diatribas, echa lodo, caca, contra alguien, anuncia persecución contra su antecesor, etcétera, y en cambio si asume un papel analítico, crítico propositivo, razona propuestas, hace planteamientos serios, eso no sirve para las ocho columnas y por eso el acto no “estuvo bueno” y el político, en este caso Ranulfo, no sirve y aún antes de que actúe se le descalifica.

 

A juicio mío, ciertamente el nuevo presidente del CDE priista no es un dechado de carisma y pareciera su tipo no corresponder al de un líder que arrastra multitudes porque además tiene cara como de encabronado y como que su persona no invita a acercársele, no cómo la plebe de la base priista veracruzana está acostumbrada. Esto, creo yo, es posible corregirlo con un buen asesor de imagen, con actitud personal suya y con un buen diseño de un programa de comunicación social partidista efectivo que lo acerque y vincule con la prensa. Por el otro, en efecto, creo yo, tiene experiencia y conoce bien el estado, pero más que eso, según él afirma y no habría por qué no concedérsele el beneficio de la duda, tiene muy preciso el diagnóstico del estado actual del priismo en el estado, que es  básico para fortalecerlo.

Pero difiero totalmente de todos los comentarios que descalificaron el acto inaugural el lunes 9 de agosto, porque Ranulfo dijo cosas tan interesantes que nunca antes un antecesor suyo se había atrevido a mencionar y menos a aceptar, además de que fue preciso al marcar el rumbo que habrá de seguir su gestión y señalar las metas que se propone. Mis colegas reporteros lamentablemente se perdieron y el que más se fue sólo por las críticas al gobierno federal buscando, creo yo, eso que menciono arriba, el escándalo que diera las ocho columnas.

¿En qué me baso para afirmar lo que digo? En que Ranulfo Márquez Hernández fue muy claro y contundente al hablar de la nueva realidad electoral de Veracruz. Al referirse al pasado proceso eleccionario, no dejó de aceptar que fue reñido, altamente competido y con una gran participación ciudadana, lo que creo que todos percibimos por igual. Pero cómo queriendo responder a todos los señalamientos que se desataron a raíz de los resultados, de que si Carvallo, de que si Héctor, de que si los traidores, de que si…, dijo que “Se equivocan quienes especulan: ya no hay elecciones fáciles ni carros completos y esta es la normalidad democrática que vamos a seguir viviendo”.

¿Acaso se amarró el dedo para justificarse a futuro? No lo creo ni lo veo así. Me parece que simple y sencillamente está siendo muy realista, porque quién niega que no es cierto lo que dijo. Que él hubiera salido con el mismo rollo de siempre, de que las cosas están bien, que los priistas son muy salsas y se comen la caca a puños, hubiera sido engañarse. Ya lo dijo: la normalidad es –y sin duda seguirá siendo– que ha pasado a la historia el famoso carro completo.

Ranulfo trató de dar una explicación para justificar su aserto: “Con gran madurez, los veracruzanos optaron por el equilibrio de las fuerzas políticas de la entidad. Éste fue el mandato ciudadano, que, en su sabiduría, no otorgó el poder absoluto a un solo partido.
Así, la geografía política veracruzana tendrá un nuevo rostro, en el que el Gobernador del Estado será un priista, con un Congreso plural y equilibrado y con la mayor parte de los municipios gobernados por fuerzas políticas distintas a la nuestra.”

Me llama la atención lo que se propone: “Hoy más que nunca, el PRI debe propiciar una mayor participación de la ciudadanía para enfrentar los graves problemas que amenazan a la nación. Esto es ciudadanizar al partido. Esta es la fórmula para que podamos prestigiar el ejercicio de la política y renovar el poder público. Propongo que el PRI asuma un auténtico compromiso con la reivindicación de la Cosa Pública y realice una gestión que supere el desprestigio de la política y la desconfianza que hoy en día padecemos los políticos. Necesitamos adecuar nuestras estructuras para estar cerca del ciudadano, el PRI debe ser lo que el ciudadano necesita. Que confiadamente pueda acudir a nuestras estructuras municipales y que en ellos encuentren posibilidades, apoyo y gestiones eficaces.” Anunció un intenso programa de vinculación social que los mantendrá en contacto permanente con todos los veracruzanos a través de la gestión de sus demandas y el impulso de proyectos que contribuyan a mejorar el nivel de vida de la población.

Me parece interesante eso y otras cosas que dijo, que dejo para otro comentario. De lo aquí comentado, habrá que ver qué tanto logra.