El artículo 5 de los Estatutos de la Fundación Colosio señala que su tarea es apoyar al Partido Revolucionario Institucional a impulsar la consolidación de la cultura política democrática del país a través de la investigación, la divulgación, la docencia y la elaboración de plataformas electorales y planes de gobierno; el inciso XI dice que uno de sus fines es asesorar y dar apoyo en todo lo referente a sus fines sociales a la estructura territorial y a las organizaciones tricolores; el XVI, investigar la naturaleza de las demandas ciudadanas y contribuir a organizar los medios para su expresión y colaboración en la formulación de plataformas políticas; el XIX, investigar las estructuras reales de poder en el país e informar a la dirigencia del PRI para la adecuada toma de decisiones, y el XXVI, realizar estudios que contribuyan al fortalecimiento de la estructura orgánica y de los sectores del tricolor. En suma, creo yo,  trabajar en estrecha colaboración con las dirigencias respectivas para la consecución de los objetivos que se plantean.

 

Pero, ¿qué pasa en Veracruz con la filial estatal, con su dirigente? El pasado jueves 12 de agosto, el presidente de la Fundación Colosio en el estado, Inocencio Yañez Vicencio, como bienvenida al nuevo dirigente estatal priista Ranulfo Márquez Hernández arremetió contra él criticando su elección (lo eligieron los consejeros en el pleno del Consejo Político, no lo designaron, como usó el concepto Inocencio) y señalándolo de ser un “cuadro desgastado” que no aporta nada a su partido. “No podemos seguir echando mano de gente desgastada políticamente, de aquellos que no aportan reputación y no abonan al prestigio, que nos pone en entredicho, eso ya no puede ni debe seguir”.

 

Como se advierte, de entrada en el PRI estatal no pueden esperar nada de esa especie de consejo consultivo que es la Fundación si su propio titular, en lugar de hacer lo suyo y sumarse a la tarea del nuevo dirigente partidista, lo descalifica y choca con él, que es chocar con la dirigencia estatal. Llama la atención que Yañez Vicencio lo hace a toro pasado, pues se pronunció en contra cuatro días después de la elección y no lo hizo días antes tan pronto se supo que la única propuesta que se registraría sería la del oriundo de Minatitlán.

 

Ayer comenté en este espacio que, de acuerdo a su mensaje de rendición de protesta el lunes 9 de agosto, el nuevo dirigente priista tiene muy definido lo que va a hacer, que no es nada desdeñable desde cualquier punto que se le quiera ver: ciudadanizar al PRI con el propósito de prestigiar el ejercicio de la política y renovar el poder público.

 

“Propongo que el PRI asuma un auténtico compromiso con la reivindicación de la cosa pública y realice una gestión que supere el desprestigio de la política y la desconfianza que hoy en día padecemos los políticos… Necesitamos adecuar nuestras estructuras para estar cerca del ciudadano, el PRI debe ser lo que el ciudadano necesita… Necesitamos estar al lado de la gente que exige liderazgos a la altura de las actuales circunstancias… Aquí no hay espacio para defraudar la confianza de los ciudadanos que esperan respuestas concretas de sus autoridades.”

 

Los propósitos del nuevo dirigente tricolor, si se llegaran a cumplir, darían pauta para la nueva cultura política de la que se habla y ahí tiene que hacer, tendría mucho que hacer, la Fundación Colosio. Pero la descalificación a muy temprana hora que hace su titular del nuevo presidente priista, no augura nada bueno. No hay unidad. No van a jalar parejo, lo cual tal vez nos esté hablando de que quizá Inocencio Yañez Vicencio cumplió ya su ciclo al frente de la Fundación Colosio.

 

Hacer declaraciones en contra de sus compañeros, al menos ideológicos, es, por lo que se advierte, una característica del tuxpeño, pues se recuerda que al asumir su actual cargo, a los pocos días arremetió también contra quien había presidido antes  la Fundación, Juan Antonio Nemi Dib, a quien acusó de haber dejado un pasivo, lo que atribuía a que por eso se pudiera hacer poco en el organismo, que motivo que Nemi, desde Roma donde se encontraba entonces, le respondiera en forma enérgica y tajante.

 

Ranulfo, por lo que ha venido declarando, no le va a responder. Al visitar al director general del portal www.alcalorpolitico.com, Joaquín Rosas Garcés, el lunes, declaró: “Las críticas por asumir el cargo de dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) son parte de la política, de los militantes tengo el apoyo y con las dirigencias de los partidos de la oposición hay una buena relación” y concretamente ante los señalamientos de Yañez Vicencio  dijo que está abierto a escuchar opiniones. Comoquiera que sea, ya dio un paso, el primero, como muestra de voluntad de que va por la unidad, como también ha pregonado. Habrá que ver ahora si Inocencio da el otro, complementario, rectifica, se disculpa públicamente y se traga lo que dijo, o si mantiene la confrontación.

 

Hay un párrafo en la nota de la agencia informativa AVC Noticias sobre las declaraciones de Inocencio que me llamaron mucho la atención: “Hizo un llamado para dejar en libertad al gobernador electo Javier Duarte de Ochoa para que sea él quien decida y analice al mejor hombre para tomar las riendas del PRI estatal.” ¿Qué insinúa? ¿Qué no fue Duarte quien decidió? ¿Si no fue él, quién? ¿Quién tendría que dejar en libertad a quién? ¿No sería acaso el mismo que decidió que él esté al frente de la Fundación Colosio? ¿El trapecio, ya tan pronto?

 

Pero volviendo a Ranulfo, dio otro buen paso. Sobre los dirigentes de oposición dijo: “Nos tenemos que entender si no, no tendríamos racionalidad. La dirigencia de Acción Nacional, del PRD y Convergencia y demás partidos estaremos actuando en diferentes foros. Me une una relación personal, no soy enemigo porque somos adversarios políticos con Cambranis, igual me une con Celso Pulido, igual con Tress, tenemos que trabajar por los intereses sociales del estado”. ¿Responderán los opositores con el mismo respeto y  la misma cortesía política?