Del Comité Ejecutivo Nacional del PAN recibí un correo electrónico dándome cuenta del registro de Juan Pablo Adame Alemán para contender por la Secretaría de Acción Juvenil en la asamblea de septiembre próximo donde y cuando se elegirá al nuevo dirigente de ese sector blanquiazul. Me llegó el comunicado respectivo y el video correspondiente.
De Xalapa me escribió Omar Miranda Romero, tengo entendido que es un joven panista que ocupará una regiduría en el próximo Ayuntamiento. Me comenta que trabajará sin distingos y ofrecerá su mejor esfuerzo en beneficio de Xalapa. Me dice que regularmente me lee “y aun que algunas veces no coincido en los planteamientos (los que yo hago), coincido siempre en el propósito de buscar cada quien desde su trinchera, aportar lo que nos toque al bien común.” Estoy totalmente de acuerdo con él.
No sé si estas reacciones sean consecuencia de lo que aquí escribí el pasado 5 de agosto cuando di cuenta sobre una carta que me envió Alejandra Sota Mirafuentes, nueva titular de la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia de la República, informándome de su nombramiento, su propósito en el cargo y poniéndose a las órdenes, ante lo que anoté: Si ella se conduce así, no puede uno más que ser recíproco y si es posible hasta condescendiente.
Esta misiva la consideré un pequeño gran detalle, porque creo que no hay mejor forma de acercarse a quienes ejercemos el periodismo como oficio y profesión que comunicándose.
En mi historial queda constancia de que he sido un crítico del presidente Felipe Calderón, del régimen panista, pero a él le he hecho señalamientos en tanto titular del Ejecutivo, respetando siempre su intimidad personal.
Cuando haga las cosas mal lo seguiré señalando, pero si hace las cosas bien también lo diré. Y si tiene una colaboradora en el área de la comunicación social que hace lo suyo profesionalmente, creo que habrá de ayudarle bastante.
Tanto la comunicación de la titular de Comunicación Social de la Presidencia como la del CEN panista y la del joven futuro edil xalapeño las recibo no sólo con respeto sino que las saludo con toda la apertura a que me obliga el ejercicio periodístico profesional y me brindan la oportunidad para dejar sentado que la aceptación de la pluralidad hoy día es una condición sine qua non (sin la cual no) para avanzar en la democracia y para un mejor entendimiento entre los actores políticos y públicos tan urgente como necesaria ante graves problemas que enfrenta el país y considero no responsable actuar con una visión reduccionista que todo lo empobrece.
Se puede o no estar de acuerdo con el otro en tratándose de la vida política y pública, y en el ejercicio periodístico parte de él obligadamente es la crítica, el señalamiento, pero tiene que ser también el reconocimiento, según el resultado de la gestión o de la actuación. Siempre he pensado –y he tratado de practicarlo– que se debe decir lo malo, pero también lo bueno.
Pero además, que se debe decirlo con respeto. Los panistas todos, como personas, se merecen mi respeto.
Les reconozco el reconocimiento que me hacen dirigiéndose a mí y que consideren este espacio periodístico, que finalmente no es más que de los lectores, que son los que nos dan vigencia.
Al hacer estos comentarios, sería injusto, por el otro lado, si no reconociera el respeto, el absoluto respeto del gobernador priista Fidel Herrera Beltrán no sólo a mi persona sino también a mi criterio y a mi libertad para publicar y abordar los temas que yo he querido sin haber recibido jamás, hasta ahora, una indicación, una sola indicación, para no tocar un tema o para sesgar cualquier otro.
Se entiende que el respeto a la libertad de expresión no me lo tiene que conceder, porque es un derecho, lo que él, por otra parte, ha observado no sólo conmigo sino en general con toda la prensa de Veracruz, pero si resalto su respeto hacia mi independencia de criterio es por mi condición de trabajador, todavía y hasta el 30 de noviembre próximo, a menos que él decida otra cosa antes, del Gobierno del Estado, de su administración, lo que –yo así lo entiendo y acepto– me obligaría a atender y a considerar cualquier comentario, sugerencia o petición suya. Por lo tanto, soy responsable total y único del contenido de mis escritos y él empieza por casa poniendo el ejemplo del respeto a la libertad de expresión.
Pero vuelvo al tema inicial. Nada enriquece más la vida pública del estado que la apertura, que la pluralidad, que el respeto entre los actores políticos, de los medios y de la sociedad en general.
Como ciudadano que soy, también observo con atención la llegada al poder de nuevos actores políticos, por ejemplo en la Legislatura, donde a juristas y parlamentarios como Eduardo Andrade Sánchez se sumarán políticos serios, responsables, preparados, conocedores también de la ley y el Derecho, como el convergente Armando Méndez de la Luz, quien en el siglo pasado tuvo un papel relevante como alcalde de Xalapa.
Político, quien se ganó el aprecio y respeto de don Fernando Gutiérrez Barrios desde su campaña y luego fue conciliador presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, seguramente como oposición será un factor para sacar adelante propuestas, decretos e iniciativas de ley a favor de Veracruz, pero también para ser y hacer un contrapeso, en forma responsable, cuando sea necesario.
Desde este espacio estaré atento a comentar la actuación no sólo de los políticos funcionarios y legisladores priistas, sino también de la oposición, y a todos habré de reconocer lo que tenga que reconocerles, pero también a señalarles lo que tenga que hacer. Nadie, de los políticos, tiene el monopolio de la verdad ni del buen juicio.
Todos, como seres humanos con intereses y debilidades, se equivocan y tienen aciertos, y creo que una de nuestras funciones, de quienes ejercemos el periodismo y queremos hacerlo de manera profesional, es contribuir, con el señalamiento, a enmendar rumbos cuando haya equivocaciones, siempre pensando en el bien de la población, de los lectores, de la sociedad en general pero en especial de los más débiles y de quienes no saben cómo defenderse ante los abusos. Bienvenida la pluralidad.