Imprudentes e inoportunas, a todas luces, fueron las declaraciones que hizo ayer el secretario de Turismo, Ángel Álvaro Peña, quien al hacer duros señalamientos contra el ex gobernador Miguel Alemán Velasco dejó abierto un posible frente, que de no rectificar a la de ya podría repercutir en el gobierno del estado como parte que es de él y por el carácter oficial con que las hizo en su calidad de titular del gabinete oficial.
Según leí ayer mismo en los portales informativos, el funcionario se fue de la lengua a propósito de una fallida negociación con la línea aérea Interjet para que prestara ser vicios hacia el estado y en lugar de concretarse a circunscribir el tema al ámbito empresarial y comercial, que es al que le corresponde, sin venir al caso descalificó con duros señalamientos al ex Ejecutivo del estado.
Pero qué necesidad. Mal, muy mal. Ángel Álvaro, por lo que se advierte, nunca se puso a pensar que despotricar (que eso fue lo que hizo) contra un ex mandatario estatal, poderoso empresario con poderosas relaciones nacionales e internacionales por añadidura, ponía en riesgo que se interpretara la que sin duda fue una postura totalmente personal como una postura oficial.
Hasta donde sé, entre el ex gobernador Alemán y el gobernador Fidel Herrera Beltrán hay una excelente, fluida y cercana relación, un gran entendimiento y respeto, y estoy seguro que este último no comparte ni una sola coma de lo que dijo su colaborador en forma por demás irresponsable.
Entre otras cosas, el tuxpeño reprochó que la línea área no quisiera regresar a operar en el estado, sin dimensionar ni un ápice que el hecho de así sea no habla más que del fracaso de su gestión como titular de Turismo, pues una de sus tareas era y es precisamente atraer hacia la entidad a los prestadores de servicios turísticos, hacer atractivo al estado a través de su dependencia y de sus buenos oficios.
Acaso sus palabras hubieran cobrado su justa dimensión si hubiera hablado de manera estrictamente personal y así lo hubiera aclarado y puntualizado, sobre todo cuando acusa al ex gobernador y a su empresa de fenicios (lo dijo en otras palabras más fuertes).
Como dice el gringo, mi no entender cómo es posible que el secretario de Turismo de uno de los estados más fuertes y atractivos del sector gracias al incansable esfuerzo del gobernador, agreda sin ninguna consideración a uno de los hombres más poderosamente vinculado con el sector en el país (no hay que olvidar que su padre, luego de dejar la Presidencia de la República fue nombrado por el presidente Adolfo López Mateos presidente del Consejo Nacional de Turismo, cargo con el que promovió a México en todo el mundo durante 25 años hasta su muerte) con quien debiera estar estrechamente vinculado.
Yo entendería que si el gobernador Fidel Herrera Beltrán lo puso en el cargo fue para que se vinculara con todo el mundo y lo ayudara a promover Veracruz y a atraer inversiones e inversionistas, y no para que se peleara con nadie y menos que le causara problemas lanzando epítetos y más en este caso contra su antecesor y amigo personal. Así, creo yo, no le sirve.
Conocí un poco a su paso por el gobierno del estado al licenciado Alemán Velasco y sé de su prudencia y ecuanimidad y seguramente tomará las cosas de quien vienen y no ahondará ni provocará un conflicto. Eso creo pero tampoco es descartable que se quisiera defender.
Cuando se dan casos así se entiende entonces el nivel y la calidad y sensibilidad de los colaboradores. El gobernador Fidel Herrera Beltrán requiere, ahora más que nunca, que se le ayude a concluir su gestión de la mejor forma y con el menor número de problemas –de todo tipo– posible.
En estos momentos, justamente en estos momentos, el mandatario lo que requiere es trabajo de todos los miembros de su gobierno, apoyo y unidad en torno suyo cuando en forma esforzada se deshace en auxiliar a los miles de damnificados por las inundaciones; necesita sumar apoyos, donativos de todo tipo.
En lugar de estarse peleando con el ex gobernador Alemán, el secretario de Turismo debiera estar concentrado en evaluar los daños y ver cómo se levanta de nuevo la estructura turística de Tlacotalpan, cómo se rescatan los monumentos que ahora están bajo el agua, cómo se apoya a hoteleros, restauranteros y comerciantes de artesanías.
La verdad, el gobernador Fidel Herrera Beltrán no se merece estas cosas. No cuando está realizando una tarea ejemplar e histórica, cuando no le interesa su promoción personal, cuando atiende lo prioritario y urgente como es salvaguardar la seguridad de sus paisanos y representados y no le importa que lo critiquen o que interpreten de distintas formas que no vaya ni al informe presidencial ni al informe del gobernador del Estado de México.
Tiene razón cuando dice que a su gobierno le ha tocado enfrentar el mayor número de desastres naturales a causa de los fenómenos climáticos y que se ha salido adelante con éxito y no se le tiene que regatear méritos a su gran responsabilidad como gobernante pues siempre ha estado con los suyos en los momentos de apuro.
Ahora mismo no tiene mayor prioridad que ver que los damnificados por las inundaciones estén a salvo y ya anda viendo cómo se repararan las carreteras y los caminos dañados. Es admirable su resistencia física porque no ha faltado un solo día en las áreas de desastre y el problema se ve que va para largo.
Tal y como van las cosas y dado que viene apenas lo fuerte de las tormentas tropicales y ciclones, quien sabe si no en una de esas el 30 de noviembre sale de alguna zona inundada o afectada para de ahí trasladarse al Palacio Legislativo a entregar la administración. Si toda la obra material que hizo es admirable, su comportamiento personal y su solidaridad con sus paisanos lo proyectará en el futuro como un gran gobernador, que lo es.