El Fiscal del Estado, Jorge Winckler, barrió parejo. Ni siquiera tuvo la delicadeza, el cuidado de decir que había excepciones. Si lo dijo es porque lo piensa.
Corruptos, llamó a los diputados. Se entendería que su señalamiento iba dirigido a los locales, aunque su acusación parecería tener también alcance para los federales.
Y los aludidos, con respeto a esa acusación tan directa, guardaron silencio, lo mismo los del PAN, salvo una excepción, que los del PRI, los de Morena que los del PRD, los del PVEM que los de Nueva Alianza, los del extinto AVE y el “independiente”.
Nunca, que yo recuerde en mis muchos años como periodista, un Procurador entonces, ahora Fiscal, había hecho una acusación tan seria y había descalificado en forma tan descarnada a los diputados locales.
El que calla otorga, dice el dicho. Porque a los legisladores se les resbaló todo. Apechugaron. Se tragaron el camote. No reaccionaron de inmediato. ¿Acaso porque, en efecto, se sienten culpables?
Que yo sepa, los más enchilados con la acusación fueron los del PAN, pero mansos, mansitos, para no enojar a su patrón, prefirieron callar.
La única que reaccionó horas después fue la presidenta del Congreso, Maryeli Manterola, quien rechazó tibiamente el calificativo de “corruptos” que les endilgaron.
A lo más que se atrevió fue a “recomendar” a Winckler que revisara las carpetas de investigación antes de enviar sus solicitudes de desafuero a la Cámara local.
Porque ahí tuvo su origen el asunto, en una votación en contra del Juicio de Procedencia contra el alcalde de Fortín, Armel Cid de León, que al decir de Manterola, se hizo en el marco de la ley.
Descartó que hubiera un doble discurso de parte de la bancada de su partido, el PAN, que durante la sesión del martes presentó una iniciativa para retirar el fuero a Armel, mientras que por la tarde se desechó la petición de la Fiscalía para separar al priista de la alcaldía.
Argumentó que el funcionario municipal cuenta con un amparo que limita su separación del cargo, por lo que ellos actuaron conforme a derecho.
Pero extrañó sobremanera que los antes quisquillosos diputados de Morena se hicieron chiquitos, no respondieron, lo que hace preguntar si acaso fue para que no les refrescaran la memoria por lo de su excompañera Eva Cadena.
Fue ya al caer la tarde que algunos aludidos empezaron a hacer declaraciones rechazando la acusación, pero sólo porque los reporteros los buscaron, no porque hubieran tomado la iniciativa para hacerlo. Por fin, por la noche, tanto los diputados del PRI como los “mixtos” de Juntos por Veracruz emitieron boletines, los primeros incluso dijeron que Veracruz no necesita de “descalificaciones ni provocaciones”, mientras que los segundos le recordaron que incluso ellos lo pueden remover.
Y seguramente porque su patrón le jaló las orejas, también ya al caer la tarde la Fiscalía empezó a hacer circular un boletín de prensa donde Winckler ofrecía disculpa a los diputados y decía que su declaración ante la prensa había sido “imprecisa e incorrecta”.
Pero lo pensó, por eso lo dijo. Dicen en el lenguaje de la abogacía que palo dado ni quien lo quita.
Lo sucedido lo pinta de cuerpo entero: lenguaraz, irreflexivo, irrespetuoso con las instituciones y sus representantes, falto de mesura para actuar de acuerdo a la alta representación que tiene, en pocas palabras, indigno del cargo que ostenta. Es un verdadero chivo suelto en cristalería.
Pero no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre, porque fueron esos mismos “corruptos” diputados quienes autorizaron su nombramiento sin haber evaluado seriamente si era apto para la responsabilidad que le confirieron.
Porque este señor desde que asumió el cargo es centro de polémicas tanto por lo que dice como por lo que hace o por lo que no hace, incluso voces han llegado ya a pedir su remoción.
Este mismo personaje ha dado muestras de una abyección vergonzosa como cuando la prensa le ha preguntado por algún asunto propio de la dependencia a su cargo y ha evadido la respuesta, cuando es su responsabilidad darla, para no salirse de la agenda mediática que trae el gobernador, como si fuera su empleado.
El Gober puso en entredicho a Edel
En realidad es preocupante lo que está pasando en Veracruz en las áreas de procuración e impartición de justicia.
La prensa, incluyendo la de la Ciudad de México, recogió sus palabras el lunes. Incluso escuché sus declaraciones en el noticiario de Carlos Loret de Mola y luego volví al video que quedó grabado.
Dijo Edel Álvarez Peña, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, que la libertad del exgobernador interino Flavino Ríos Alvarado no se había negociado.
En cambio informó que su paisano de Minatitlán y amigo de la juventud había pagado una fianza de 5 millones de pesos, dejado en garantía su pasaporte para tener la seguridad que no huiría del país, y que se le había prohibido salir del distrito judicial de Xalapa.
"Lo que tiene el juez es un oficio muy preocupante del servicio médico que hablaba de la salud del exgobernador y considerando la situación en el sentido de que llevaba varios días en el hospital, al parecer había una situación inquietante y el juez usó su criterio y cambió la medida cautelar".
O sea, dijo que Flavino está en libertad bajo fianza, no en prisión domiciliaria.
Edel es el titular del Poder Judicial, uno de los tres poderes del Estado. Su Poder, se supone, es autónomo.
Pero, ¡zas!, sin ser autoridad competente por ser titular de otro Poder, del Ejecutivo, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares desmintió al día siguiente a Álvarez Peña al ser abordado por reporteros.
Dijo que la de Flavino es una prisión preventiva y que está sujeto a prisión domiciliaria por cuestiones de salud. ¿Por qué no se excusó de decir que era un asunto que salía de su competencia legal y que le preguntaran mejor a Edel?
Ahora, ¿a quién le creemos? ¿En qué papel queda el presidente del Tribunal Superior de Justicia?
Mal que el titular de un Poder se inmiscuya en asuntos de otro. ¿Y la separación de poderes? ¿Y la autonomía que, se supone, gozan tanto el Poder Legislativo como el Judicial?
¿Quién sabe más de los asuntos que lleva la judicatura, el Gobernador o el presidente del Tribunal Superior de Justicia? ¿Si en efecto Flavino está en libertad bajo fianza porque así lo determinó un juez, se cambiará su estatus legal para complacer al titular del Poder Ejecutivo, sólo por eso?
Siempre ha habido la sospecha, hasta la comprobación, que diputados y magistrados están sometidos a la voluntad del gobernador en turno. Ha sido más visible en el caso del Congreso local. En el caso de la judicatura se han guardado las formas, hasta ahora que se han roto.
¡Vaya incómoda situación en la que por el momento quedó Edel, pues su palabra fue puesta en entredicho!
Y Winckler puso en entredicho al Gober
Pero el asunto no paró ahí. Porque de nuevo el Fiscal, el polémico Fiscal, con otra declaración puso, a su vez, en entredicho al propio gobernador al confirmar, de hecho, la libertad bajo fianza de Flavino.
Winckler declaró más tarde, el mismo día que lo hizo su jefe, perdón, el gobernador, que la Fiscalía había impugnado la resolución emitida por la Juez de control, quien apelando al estado de salud del exgobernador interino había ordenado una medida cautelar distinta al arresto domiciliario, o sea, la libertad bajo fianza.
Confirmaba, pues, que Edel no había mentido.
Pero mientras tanto, qué relajo en horas cuando Veracruz necesita de funcionarios creíbles y responsables e instituciones sólidas.