En “Prosa aprisa” del lunes 29 de mayo dije también que de entre las tres cosas que nos darían certeza las elecciones del domingo pasado una de ellas sería saber qué tanto el electorado sigue apoyando al panismo ahora en el poder en el Estado; que serviría de plebiscito
“La jornada del 4 de junio será también un parámetro para saber cómo están los bonos del PAN y del gobierno que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares”.
Apunté que no era ningún secreto que la nueva administración no ha cumplido muchas ofertas de campaña, una de las principales acabar con la violencia y la inseguridad y devolver la tranquilidad a los veracruzanos.
La violencia está desatada y no hay día que la prensa del Estado no informe sobre hechos sangrientos, de pérdidas de vida, no obstante que operan en el Estado la propia Gendarmería Nacional y la Policía Militar, además de elementos de la Marina, el Ejército y la Policía Federal, agregué.
Pero –seguí diciendo– también es elevado el nivel de desempleo, está paralizada la obra pública o más bien no la hay y aunque ya están cayendo varios integrantes de la red delictiva de Javier Duarte, no se ha podido rescatar gran cosa del dinero que desviaron.
Señalé que Yunes Linares triunfó en buena parte porque supo aprovechar el descontento popular que había en contra del gobierno de Javier Duarte y ofreció expectativas de que con él las cosas cambiarían y serían mejor.
“El próximo domingo veremos qué piensan los veracruzanos al respecto y si el gobernador mantiene la adherencia de ese electorado inconforme con Duarte, o bien, si se le ha alejado”.
¿Ganó el PAN o ganó Miguel Ángel Yunes Linares?
José de Jesús “Pepe” Mancha Alarcón, el dirigente estatal del PAN, diría que su partido. No se puede quitar mérito al Comité Estatal, pero, sin duda alguna, no hubiera sido lo mismo sin el gobernador como el gran estratega que es.
Yunes Linares declaró al día siguiente de las elecciones que por primera vez en la historia el gobierno estatal no intervino ni para favorecer ni para afectar a algún candidato o a algún partido.
Con ello quiso deslindarse de cualquier señalamiento de que intervino para favorecer a su partido y, creo además, para diferenciarse de sus antecesores Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte, cuyas manos fueron más que evidentes en todos los procesos electorales que se dieron durante sus mandatos, además de que el hoy prisionero en Guatemala pecó de bocón y dijo incluso ante periodistas lo que iba a hacer, olvidándose del sabio consejo político del exgobernador Miguel Alemán Velasco de que sólo los pendejos dicen lo que van a hacer (y que veo que muchos no lo escuchan ni lo aprenden).
¿Alguien duda de la capacidad de operación política-electoral, utilizando todo tipo de herramientas, buenas y malas, del actual gobernador de Veracruz, que se formó en la misma escuela que Dante Delgado Rannauro, Fidel Herrera Beltrán y Flavino Ríos Alvarado (para citar tres exgobernadores)?
Pero Yunes Linares, a diferencia de muchos de sus excompañeros priistas, ha aprendido muy bien el valor de una de las virtudes más valiosas de los buenos políticos, de la que hoy casi todos se han olvidado: la de la discreción. ¿Alguien puede decir que le platicó alguna vez lo que se proponía?, ¿o que le confió lo que estaba haciendo?, ¿o que le haya revelado su forma de operar?
Incluso yo no sé si hasta por eso cortó la relación con todos los periodistas y medios, incluso con los que simpatizaron con él en su campaña, de tal forma que salvo que hoy apareciera un video que demostrara lo contrario, nadie puede hacer un señalamiento concreto de que operó la elección o que estuvo personalmente atrás de ella (además de que se pensaría que él es el dueño de la compañía productora de videos).
Pasó la elección y hoy tenemos otra certeza: el PAN creció, junto con Morena ganó los principales municipos del Estado, además del mayor número de ellos y obtuvo una votación considerable, alcaldías y votos que pueden equivaler muy bien a haber asegurado la mitad de la próxima gubernatura, que se definirá en escasos doce meses.
Ganó los municipios de Veracruz (609,964 habitantes), Córdoba (218,153), Tuxpan (161,829), Papantla (161,097), Boca del Río (142,207), Martínez de la Torre (110,549), Tierra Blanca (106,277), Tantoyuca (103,616), Pánuco (100,549) y Acayucan (87,267), diez en los cuales gobernarán a una población ya casi tirándole a los dos millones de veracruzanos, sólo en esos.
¿Mantiene el gobernador la adherencia del electorado que votó a su favor no tanto por su persona como por rechazo al PRI y a Javier Duarte por el desastre que causó en el Estado?
Del único lugar que sé que hubo voto de castigo directo en contra del PAN por las acciones de su gobierno fue en Xalapa, donde hubo mucho activismo de los despedidos de su trabajo a la llegada de los panistas al Gobierno del Estado, quienes estuvieron convocando a familiares, amigos y conocidos a votar en contra de sus verdugos, y cuidado que tuvieron éxito, como lo demuestra la altísima votación que obtuvo el candidato de Morena.
Eso no quiere decir que necesariamente en el resto del Estado el más del millón de veracruzanos votó a favor del PAN y su aliado el PRD por estar contento con el gobierno de Yunes Linares cuando los problemas persisten, pero es indudable que los panistas mantuvieron su voto duro y suplieron la inconformidad y el alejamiento de una parte del electorado con operación política-electoral, más cuando ya en el poder han tenido mayor capacidad de maniobra.
Además, tiene que resaltarse, porque tienen al gran general-operador, toda una chucha cuerera en estas artes, que es Miguel Ángel Yunes Linares.
Los hechos saltan a la vista y los números son duros y fríos: yunismo y panismo validaron el control del poder que ahora tienen y serán un hueso muy duro de roer en 2018; no será nada fácil arrebatarles la gubernatura y su proyecto puede ser de ocho años, por lo pronto.
Con un detalle que me llama mucho la atención: que en los seis meses que lleva en el poder, el gobierno yunista no ha contado con el apoyo de la prensa como lo tuvieron Fidel Herrera y Javier Duarte. Incluso una buena parte de la prensa, si no es que la mayoría, endereza a diario críticas a su persona y a su gobierno luego de que cortó todo trato con ella (al menos la del Estado porque parece que no es lo mismo con la de la Ciudad de México) incluyendo convenios publicitarios o acuerdos o arreglos personales.
Me ha dicho una persona que tiene alguna relación con el grupo en el poder que en buena medida porque no hay dinero, pero me pregunto si cuando lo haya, si es que lo llega a haber en esta corta administración, le interesará al gobernador volver a la vieja práctica cuando ya comprobó que le pueden decir todo lo que quieran y, como decía Duarte, aquí no pasa nada.
Esto mismo debiera servir a quienes ya en la carrera por la renovación de la gubernatura han iniciado ataques en su contra, para que valoren si esa táctica les dará frutos, pues el resultado de la elección del pasado domingo mostró que al electorado no le impacta en forma considerable.
El panorama, pues, está completo de cara a 2018: un PAN fuerte, un Morena en pleno crecimiento y también con fuerza, y un PRI venido a menos en gran escala, con la diferencia de que panistas y morenos tienen a un gran y a buen líder en las personas de Miguel Ángel Yunes Linares y Andrés Manuel López Obrador, mientras que el PRI carece de una figura que juegue ese papel, además de que arrancan divididos con dos Yunes también como protagonistas.