¡Zas!, de pronto, por fin, en la semana que finaliza terminaron las inundaciones más graves de que se tenga memoria en el estado, que dejan cuantiosos daños materiales que llevarán años en ser reparados o las obras reconstruidas o construidas de nuevo.

De hecho, el miércoles se dio el jalón final al apoyo de la burocracia estatal a los damnificados, pues desde muy temprana hora se citó a personal de todas las dependencias y en camiones se les llevó a diversos poblados de los municipios del centro para ayudar en la limpieza de casas.

Viene, ahora sí, la hora del recuento final, pero no hace falta esperar los resultados para saber que  una buena parte de la infraestructura carretera y de puentes está seriamente dañada y que  en el campo la agricultura y la ganadería tardarán en recuperarse.

Observando por televisión el histórico rescate de los mineros chilenos, algo que me llamó mucho la atención fue la presencia y el buen ánimo del presidente de Chile Sebastián Piñera desde antes de que empezaran a subir los trabajadores y cómo se mantuvo al pie del cañón en el sitio del rescate todo el tiempo que llevaron los trabajos.

La comparación es obligada, porque en cambio durante la tragedia en la mina de Pasta de Conchos, en nuestro país, en febrero de 2006, el presidente Calderón no fue siquiera para ir a darle aliento a los familiares de las víctimas y a expresarles su solidaridad.

Ya en un plano más local, así como Sebastián Piñera, el gobernador Fidel Herrera Beltrán no ha dejado de visitar un solo día a los veracruzanos que resultaron afectados por las inundaciones y ha estado con ellos en las tareas de auxilio y de apoyo, llevándoles aliento pero también ayuda material y cuidando que no se les dañe más con los desfogues de presas.

Estas tragedias son ejemplo de cómo deben conducirse los gobernantes, los dirigentes de pueblos, que su obligación en momentos de aflicción es estar al lado de los dolientes, de los afectados.

Pero a propósito de Pasta de Conchos, la Iglesia Católica que representa el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, es a la que me adhiero, la que me gusta, no la de los Marcial Maciel, ni la de los Onésimos Cepeda, ni la de los Saldoval Iñíguez, ni la de los Norbertos Rivera Carrera.

Este valiente prelado no se anduvo por las ramas y denunció que las autoridades mexicanas pudieron haber salvado en 2006 a los mineros que quedaron atrapados en Pasta de Conchos, pero que no lo hicieron y por lo mismo pidió reabrir el expediente del caso.

En una declaración insólita, mencionó que a diferencia de lo ocurrido en Chile, en nuestro país el gobierno federal y los empresarios se unieron para impedir el rescate, que no tiene fundamento la versión de que la explosión fue tan grande que destruyó los restos y que no sacaron los restos porque los iban a encontrar juntos señal de que fallecieron por falta de aire y no por el estallido.

Como se recordará, la tragedia tuvo lugar el 19 de febrero de 2006 y quedaron atrapados 65 mineros de los cuales sólo dos cuerpos fueron recuperados.

Ojalá y existieran más jerarcas católicos como Vera López. Aunque tal vez no tenga mayor fuerza ni significación, pero yo me adhiero al reclamo del obispo de Saltillo.

Pero entre tantas noticias, sé que entre los trabajadores del Ayuntamiento de Xalapa cayó como bálsamo la declaración del alcalde David Velasco Chedraui de que se tiene garantizado el pago de aguinaldo para diciembre próximo, que será de 36 millones de pesos.

Uno se pregunta cómo otros se quejan de falta de recursos y en cambio el de la capital del estado anuncia que cerrará con números negros y sin deudas y que para noviembre concluirá su plan anual de obras, por lo que tampoco, según me he enterado, dejará ninguna obra pendiente a quien le sucederá.

El mismo dio la clave ayer de por qué no tiene presiones para cerrar el año y su administración: “Desde principios del año se hizo la previsión con lo que se recaudó del impuesto predial, que es el ingreso más fuerte del Ayuntamiento de Xalapa, y vamos a solventar todos los gastos, por lo cual vamos a cerrar con número negros, incluso con el pago de aguinaldos, por lo cual la cifra es de 36 millones de pesos”.

Más todavía, informó que en los últimos meses se han reducido lo más posible todos los gastos de su administración con el objetivo de tener seguro el pago de la nómina del ayuntamiento y no recurrir a la solicitud de futuros préstamos. O sea que además de un excelente alcalde constructor y político también resultó y es un buen y extraordinario administrador.

Pero en la semana que termina, el que siguió creciendo fue Andrés Manuel López Obrador, pues de plano el partido Convergencia del ex gobernador de Veracruz Dante Delgado se abrió de la alianza con el PAN en el Estado de México por lo que se puso ya totalmente del lado del tabasqueño.

A ello se suma el llamado “Bloque de Izquierda Unitaria” conformado por senadores del PRD y PT que se creó para apoyar la propuesta política de quien seguramente volverá a repetir como candidato a la Presidencia en 2012.

Por el lado del PRI, calculando los tiempos políticos y ya casi a punto de dejar la gubernatura, Fidel Herrera Beltrán se abrió ahora sí en su aspiración de buscar la candidatura a la Presidencia de la República más que presidir su partido a nivel nacional.

En declaraciones a una agencia internacional de noticias, aceptó su interés por buscar la posición, aunque, político como es, también dejó abierta la puerta para apoyar a quien designe su partido en caso de que no sea el favorecido.

Ahora sí que ni la temporada de frío que tenemos ya casi encima bajará la temperatura  de nuestros políticos, unos porque buscarán acomodarse en posiciones que los catapulten para los próximos procesos electorales y otros de plano para ir ya de forma directa a las competencias que se avecinan.