Estamos como estamos porque somos como somos, diría el filósofo de Güemez. En su edición del viernes 15 de octubre, el diario EL PAIS de España publicó que la ex primera ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland (ocupó el cargo cuando tenía 35 años de edad), médica de profesión, quien dirigió la Organización Mundial de la Salud (OMS) y hoy es enviada de la ONU para el cambio climático, quien además en 1987 parió el concepto “desarrollo sostenible”, a sus 71 años viaja durante un tercio del año por todo el mundo (tan solo en octubre por Madrid, Tokio, Ghana y Bogotá) ¡y no tiene secretaria!, pero, además, ni oficina y ni siquiera “señora de la limpieza” o sea sirvienta como le llamamos acá. ¿Y qué dice al respecto? “Así soy más independiente”.

 

Se publica que ella misma se organiza con su Blackberry y su computadora personal. Lo atribuye todo a que es noruega y a manera de explicación expresa: “Ahí la distancia entre los políticos y la gente es más pequeña”, con lo que quiero entender que ahí el político se comporta como un ciudadano más, que es ético, que cumple, que verdaderamente sirve, que no hace gala de ninguna ostentación ni comete ningún abuso y por lo tanto puede prescindir de secretarias y de guaruras y pasear y convivir entre sus connacionales sin ningún temor ni a un reproche, ni a un reclamo, ni a alguna agresión. Así es en el Primer Mundo.

 

¿Se imagina usted a unas de nuestras políticas, a una de nuestras mujeres públicas, a una de nuestras funcionarias? Igual que los varones, no pueden trabajar (es un decir porque la mayoría de las veces sólo se concretan a ordenar y/o a veces a malordenar) si no se les pone oficina, si no se les paga teléfono con cargo al erario público –“porque yo de mi bolsa no voy a poner”, dicen cuando que lo que se llevan a la bolsa es el dinero que pagamos todos de nuestros impuestos–, si no se les asigna un vehículo oficial y con chofer, si no se la da una computadora personal y si es posible una not o una netbook o un ipad, si no se les dan viáticos para viajar, si no se les da un sueldo y si no se les contrata personal. Así es en el Tercer Mundo.

 

Y un detalle, claro, también de Primer Mundo con respecto al varón. Se publica igualmente que su marido, el ingeniero Lesmes Jiménez, fue desde un principio para con ella lo que antes se llamaba una “esposa perfecta”, porque lo mismo se ocupaba de la intendencia doméstica que le pasaba los discursos a la computadora. “Lealmente me apoyó, mi trabajo era más exigente. Además, todo lo que yo hacía era relevante para su trabajo”.

 

Viaja siempre con ella pero no anda atrás de ella. Para la entrevista con EL PAIS se quedó en el hotel y no obstante todo ello, nunca ha dejado su trabajo de politólogo. Igualito que nosotros acá en el Tercer Mundo.

 

¡Ah! Y la señora, toda una señorona, que ha ganado innumerables galardones internacionales, que ha sido presidenta de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente de Naciones Unidas (viene en diciembre a Cancún a la Cumbre del Clima como representante de la ONU), nunca trae un fotógrafo al lado y nunca posa con algún papelito en la mano para publicitarse que hace como que hace.

 

¡Pero eso no es todo! Gro, como la conocen sus compatriotas, se dedica también a la fundación Naciones Unidas (de Ted Turner, el mandamás de CNN) y al grupo los Ancianos del que forman parte también Nelson Mandela, Jimmy Carter, Kofi Annan y otros veteranos líderes, y todavía le queda tiempo para dedicarla a su familia, a cocinar y la jardinería y cuando le preguntan: “¿Es usted una superwoman?, responde: “No, soy una vieja dama”. Igualita de modesta que nuestras damas políticas.

Alguien en el Gobierno del Estado tiene que hacer algo para restaurar la bella jardinería del camellón central de la autopista Xalapa-Veracruz en el tramo de Emiliano Zapata (Dos Ríos) a la capital del estado.

 

Es cierto que los desastres naturales de septiembre-octubre requirieron toda la atención, todo el personal y todos los recursos, pero es tiempo ahora de atender tanto abandono en lo que fue un signo de distinción y admiración de propios y extraños que llegaban a o partían de Xalapa hacia el sur. Esa jardinería se instaló durante la administración del gobernador Agustín Acosta Lagunes y cuando era alcaldesa de Emiliano Zapata la ahora dirigente de la Liga Agraria Bertha Hernández, y cómo recuerdo que siempre que podía o a veces todos los días el propio Acosta Lagunes pasaba a la presidencia municipal de Dos Ríos por su titular y juntos recorrían el atractivo tramo y cuidaban de las plantas como si fuera su propio jardín.

 

Yo llegué a escuchar muchas veces cómo se expresaban sorprendidos por tanta belleza natural los veracruzanos que por alguna razón venían de otras partes del estado y obligadamente tenían que transitar por esa carretera. Hoy no sé si sólo la incuria es la causante de tan lastimoso escenario, pero la jardinería desapareció y la hierba ya alcanza niveles de monte que incluso ha invadido la orilla de la carretera a ambos arroyos de circulación.

Los críticos del gobierno estatal bien podrían decir que ahí se refleja ya el abandono oficial cuando se está a pocos días de concluir la gestión, y en realidad nada sería más justo que la jardinería de ese tramo se recuperara y acompañara reluciente, bella, atractiva, la salida de la que ha sido una gran administración.

 

No sé quién sea el responsable ahora, pero seguramente el Ayuntamiento de Emiliano Zapata alegaría que no tiene recursos para actuar, por lo que alguien del Gobierno del Estado debe hacerlo o en todo caso solicitar a la SCT, si es que le correspondiera, que proceda a la limpieza y restauración. Además de recuperar un gran atractivo visual, se estaría actuando a favor de nuestros bellos recursos naturales.

Señor Salces, Maestro Alfonso Salces, muchas, muchísimas gracias por sus atenciones. Es de lo que no se olvida uno nunca. Siempre le estaré agradecido y quedo permanentemente a sus órdenes. Y aprovecho para agradecer también a Salvador Muñoz, Mario Lozano, Saúl Contreras, Esaú Valencia, Filiberto Vargas…