Cuánto lamento todo. Porque tengo mucho que hacer y muy poco tiempo para mí, tenía años que no salía a cenar con amigos periodistas. Me invitaron con toda anticipación y sucedió lo que sucedió. Estoy apenado con ellos. Les eché a perder su cena. No hubiera querido que pasara. No hubiera querido que trascendiera nada. No hubiera querido que se involucraran mis hijos. Soy enemigo del escándalo público.
Yo, finalmente, no había querido verlo más que como un incidente provocado por una persona bebida, por alguien que quién sabe que tomó por cómo tenía la mirada; doblemente lamentable porque lo conocí de niño y por ser joven ahora y funcionario público, a quien alguien le envenenó el alma y a quien, pienso, nadie hace nada por tratar de decirle lo mal que está, que el poder político es pasajero, y rescatarlo del estado en que ha caído.
Me preguntan los amigos, los conocidos, se preguntan algunas personas que han escrito sobre el caso, mis propios hijos me preguntan qué hay en el fondo, cuál es la causa.
Yo mismo quisiera saberla porque las agresiones vienen, lamentablemente, de su padre desde hace años y a veces incluso hasta se ha llegado a meter con uno de mis hijos que también ha estado involucrado en medios o en áreas de comunicación y que jamás en su vida se ha metido con ninguno de ellos. Si cometí una falta quisiera saberlo y la repararía, ofrecería una disculpa por algún error involuntario que haya tenido. Pero me gustaría saber qué, dónde, cuándo, ante quién.
Hasta ahora permanecí callado y no he hecho caso nunca a ninguna provocación, pero un hijo mío, el tercero de los varones (ahora sé apoyado por sus hermanos y su hermana), evitándome porque le hubiera dicho que no lo hiciera, salió a ventilar el caso abierta y públicamente, con las consecuencias conocidas. Su tío (de quien protagonizó los hechos) es como un padre para mí y sé que sufre por lo ocurrido y eso me duele.
Él, mejor y más que nadie, me conoce y eso me basta y le digo públicamente que me perdone por los malos momentos que se le están haciendo pasar. Nuestros hijos son otra cosa. De lo positivo que me queda de todo lo sucedido es saber que cuento con infinidad de amigos, de compañeros solidarios, hombres y mujeres, de conocidos y hasta desconocidos, a quienes les agradezco sus correos electrónicos, sus llamadas telefónicas, sus mensajes por facebook, sus comentarios en la prensa escrita, en los portales web, en los noticiarios de radio y televisión, y les envío un abrazo. Tengo sus nombres.
Al periodista Miguel Molina le envío acuse de recibo de su mensaje que me envió desde Londres (te espero en diciembre y acá platicaremos ampliamente). A la sociedad en general, a mis lectores, a quienes me conocen, les ofrezco disculpas por lo que, de veras, cuánto lo siento, se convirtió en un escándalo y en un distractivo de la opinión pública cuando hay tantos problemas urgentes que afectan a la población que hay que resolver.
Lo digo con toda claridad porque no sé qué tanto le afectó: el restaurante donde sucedieron los hechos no tuvo ninguna responsabilidad, menos los meseros y el personal que atendía. Mis disculpas a los comensales que estaban esa noche, en especial a las mujeres, para quienes no hubo ningún respeto por las majaderías que tuvieron que escuchar no obstante las llamadas de atención que hacían los meseros. Ojalá y la otra parte saque lecciones del caso. Yo seguiré haciendo mi vida normal. Para mí, es un asunto olvidado. Ojalá y así se entienda del otro lado.
Uno de los efectos positivos del recuento de votos ordenado por el Trife en los casos de los comicios de Córdoba, Coatzacoalcos y Poza Rica, es que una vez confirmados los números, los candidatos triunfantes gobernarán con toda la legitimidad tanto de la mayoría ciudadana como de los órganos electorales de todas las instancias.
Ayer se confirmó ya el triunfo de Francisco Portilla Bonilla en Córdoba, a quien incluso le aparecieron más sufragios a su favor. Ojalá y Paco responda a esta muestra de confianza del electorado haciendo un gran gobierno y le demuestre a quienes objetaron su candidatura, un destacado empresario entre ellos, que estaban equivocados.
Fiel a su estilo, el gobernador Fidel Herrera Beltrán visitó y recorrió ayer las instalaciones del centro penitenciario de Pacho Viejo, en el municipio de Coatepec. Luego de las intensas jornadas diarias por las inundaciones ha recobrado su aspecto normal y ayer hasta medio bromeó a propósito de las informaciones que se dieron sobre algo que, aseguró y llevó a los reporteros para comprobar, no sucedió.
Mientras tanto, en el interior del Diario de Xalapa ayer hubo renovación de dirigencia del sindicato de trabajadores de ese matutino. Triunfó la planilla azul que encabezan Constancio Murrieta como secretario general y Leticia Carreón como secretaria de trabajo y conflictos. Quedó atrás la planilla naranja que encabezaron José Morales y Carlos Cárcamo, respectivamente. La nueva dirigencia asumirá funciones a partir de este 20 de octubre y durará un periodo de tres años. Ese sindicato cumplió ayer 13 años. Éxito a los nuevos dirigentes.
Parece que el PRI en Veracruz si va a organizar en grande los festejos por el centenario de la Revolución. Anoche habría de celebrarse una reunión organizativa que habría presidido la diputada electa Anabel Ponce Calderón, una mujer seria, responsable, trabajadora, empeñosa, quien seguramente hará que el priismo veracruzano dé verdadero lustre a fecha tan significativa y no pase lo que en la ciudad de México con la recordación del bicentenario de la Independencia organizada por el gobierno federal, que fue puro show intrascendente organizado por un extranjero y en el que se gastaron muchos millones de pesos, o más bien se votaron.