“¿Quién dijo que los millennials son una generación perdida?”
Así tituló ayer su columna “Arsenal” que publica en el diario Excelsior el periodista Francisco “Pancho” Garfias, especializado en asuntos parlamentarios.
Destacó que ninguno de los “chavos” que masivamente han salido a ayudar a las víctimas del sismo en distintos puntos de la Ciudad de México vivió el terremoto del 85.
“Todavía no eran de este mundo. Pero en la tragedia se han improvisado lo mismo como cargadores que como agentes de tránsito, choferes, vigilantes, ayudantes de enfermeros, barrenderos, meseros que regalan comida a policías, soldados, voluntarios, rescatistas”.
Narró que como reportero (el columnista que es verdaderamente periodista y que ha surgido desde las infanterías del mundo reporteril nunca deja de ser reportero; esa condición es inherente a su modo de ser) caminó por la colonia Condesa y “Lo que vio lo conmovió. Nudo en la garganta. Contrastaban en la ropa, pero no en los corazones”.
Dijo que en el Parque México observó “juniors” y “chavos banda” formando una sola fila para agilizar la ayuda que fluía sin cesar.
“En el cruce de Avenida Sonora, la hacían de agentes de tránsito para evitar embotellamientos. En los edificios colapsados sacaban piedras, acarreaban madera, repartían víveres”.
Agregó que “Eran muchos, incontables, incansables”.
“¿Quién dijo que los millennials eran una generación perdida y sin objetivos? Me quedó claro que son falsos los señalamientos de que todo les da igual. Ayer demostraron que no son indiferentes al dolor ajeno y que heredaron el mismo sentimiento de solidaridad que sus padres tuvieron en septiembre de 1985. ¡Chapeau!”.
Heroicos y solidarios: Krauze
Ayer, en un breve texto que escribió para el diario El País de España edición América, Enrique Krauze propuso una comisión ciudadana de reconstrucción, en la que pide incluir una representación de los jóvenes, “que han sido heroicos y solidarios”.
El escritor e historiador, biógrafo y crítico del poder, recordó que el terremoto del 19 de septiembre de 1985 fue “el dramático bautizo de la sociedad civil” y que el del martes pasado “debe ser el bautizo de una nueva era de solidaridad”.
Propuso entonces que se integre una Comisión de Reconstrucción para los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y la Ciudad de México, pero que debe tener una participación ciudadana mayoritaria. “Bastará que se animen una decena de empresarios, intelectuales, académicos, periodistas, religiosos. Nombres sobran”. Ahí fue donde pidió que se incluya a jóvenes, además de que participe una contraloría internacional.
Porque estoy de acuerdo con él y me sumo a su iniciativa, transcribo el resto de lo que escribió y publicó Krauze:
En lugar de propaganda, con diez debates serios basta
“Los fondos deben provenir del Estado (para casos de desastres, más recortes presupuestales). Hay que agregar los recursos que los partidos iban a destinar a su inútil propaganda. NO hay pretextos: entiendo que bastaría un transitorio constitucional. (Y en vez de propaganda, que organicen diez debates serios en cadena nacional).
A esos fondos se agregarían las donaciones privadas de empresas y personas que, si tienen confianza, contribuirán masivamente. Lo mismo harían organismos internacionales.
De estos escombros rescatemos la salida para México, con nuestras fuerzas y nuestros recursos.
No mañana: hoy”.
Un gran pueblo para malos gobernantes
El lunes abrí la semana con el siguiente comentario:
Cuando en mi trajinar diario a ras de tierra por Xalapa, la bellísima ciudad en la que vivo, me topo con hechos sencillos de sus habitantes pero de gran significación para la comunidad, me pregunto si los gobernantes que hemos tenido merecen un pueblo como el veracruzano.
Rescato un hecho de días pasados. Había asistido a una actividad en la Sala Tlaqná del campus de la Universidad Veracruzana y cuando regresaba hacia el centro de la ciudad, caminando como acostumbro, de pronto me llamó la atención ver una hoja de papel bond con un aviso pegada en un árbol cercano a la alberca olímpica.
“¿Perdiste tus lentes?”, decía en letras negras y grandes. El emisor dibujó unos lentes con la forma de los espejuelos y le puso un color parecido al original. Se le agregaba: “llámame: 2281 11 62 56”, y al lado, sobre un fondo rojiso se especificaba: “son morados metálicos”.
Creo que no hay que quebrarse mucho la cabeza para interpretar que alguien, quiero creer que un hombre o mujer joven, seguramente estudiante, encontró unos lentes que otra persona había extraviado, pensó en la falta que le harían y quizá hasta el costo que implicaría reponerlos, que acaso era un estudiante como él o ella, y decidió guardarlos y devolvérselos.
Tomé la foto del aviso, que además me dejó pensando cuán diferente sería el mundo si todos actuáramos con la honestidad de esta persona interesada en devolver unos lentes que no eran suyos, pero también me estimuló pensar que la buena acción partía de alguien joven y estudiante, seguramente de la UV, institución a la que además honra por su conducta y habla de la buena formación que logra la casa de estudios con sus muchachos.
Tantas cosas se me vinieron a la mente y no dejé de felicitarme por haber sido testigo ocasional de un hecho estimulante, que me hizo pensar que no todo está perdido y que ajena a la clase política que padecemos y que hemos padecido hay una comunidad solidaria, con valores y principios, honesta, por la que vale la pena seguir luchando”.
¡Chapeau! (¡Bravo!)
Karla Ortega Tapia me envió ayer una fotografía muy diferente a todas cuantas han circulado en las redes o se han publicado en los medios: se ve el aguacerazo que cae (fue el miércoles por la tarde en la Ciudad de México) y bajo él, totalmente empapados y chapoteando el agua que ya les moja sus zapatos, se ve a jóvenes, hombres y mujeres, que no paran en su tarea de apoyo a las víctimas del terremoto, que de mano en mano se pasan los víveres de ayuda. Lo deja a uno sin palabras.
Dentro de la desgracia, como propone Krauze, debemos rescatar la salida para México, con nuestras fuerzas y nuestros recursos sí, pero teniendo como base a nuestros ejemplares, heroicos, solidarios y esperanzadores jóvenes. Ellos nos están dando el testimonio de que sí se puede. Los abrazo a todos, con toda mi admiración.
El PRI dice yo
Ahora sí, como dicen los chavos, el PRI se ralló: ayer renunció al 25% del financiamiento que le otorga el Instituto Nacional Electoral (INE), con la exigencia de que todos esos recursos se destinen en apoyo a la reconstrucción y a los damnificados por los sismos ocurridos los días 7 y 19 de este mes.
El monto asciende a 258 millones 617,031 pesos, medida en solidaridad y apoyo a las personas afectadas en Chiapas, Oaxaca, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Morelos, Puebla y Tlaxcala.
Exigió que el procedimiento se lleve a cabo con estricta legalidad, con transparencia y sin tintes políticos, en el que los recursos económicos sean transferidos directamente a la Tesorería de la Federación, para asegurar que a través de la Secretaría de Hacienda, los fondos se destinen a las instituciones encargadas de entregar el apoyo a las personas que más lo necesitan, “sin oportunismo político”.
Igual, exigió que la entrega de los recursos sea inmediata, apegada a la legalidad y que su entrega sea totalmente apartidista. “Los partidos políticos tenemos que ser sensibles a las demandas de los mexicanos. Los damnificados por los sismos necesitan del apoyo de todos, sin simulaciones”.
Lillian Zepahua, a la Secretaría General del CDE del PRI
El acuerdo ya se tomó. Será la joven (36 años) diputada federal por el distrito de Zongolica, Lillian Zepahua García, quien sustituya en la Secretaría General del Comité Directivo Estatal del PRI a la chapulina Regina Vázquez Saut quien no sólo renunció al cargo sino a las filas tricolores y se brincó al PAN. Lillian es licenciada en Administración de Empresas por el Tec de Monterrey y tiene una maestría en Alta Dirección de Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset.
Se fue uno de los últimos auténticos líderes
Al atardecer de ayer falleció el maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo, uno de los últimos auténticos lideres de trabajadores en Veracruz, él de los maestros de la Sección 32 del SNTE. Lo conocí cuando era joven y yo reportero del Diario de Xalapa, antes de que emergiera como el hombre fuerte de la 32 a la muerte de Alfonso Arroyo Flores. A su hijo el diputado Juan Nicolás Callejas Roldán y a toda su familia les expreso mi condolencia. Que en paz descanse.