Observaba yo ayer cómo a toda prisa están remodelando y recuperando un espacio en la parte baja del Hotel Salmones de Xalapa, en pleno corazón de la capital del estado, a solo unos pasos del Palacio de Gobierno, donde tendrá lugar la ceremonia en la que la colega Gina Domínguez Colío, la nueva directora general o coordinadora general (según como finalmente dejen la dependencia) de Comunicación Social del Gobierno del Estado entrante hará el anuncio oficial de los nombres de los miembros del nuevo gabinete oficial la noche del próximo día 30.

La sede escogida para tan esperado anuncio está cargada de un gran simbolismo y marca otro de los cambios con respecto a la administración saliente. Se trata de un hotel ciertamente muy antiguo y relativamente pequeño, pero se escogió, según tengo entendido –que los adultos muy mayores me corrijan– porque ahí hizo lo mismo en 1944 (yo todavía no nacía) el gobernador Adolfo Ruiz Cortines, quien en ese cargo como ya luego en la Presidencia de la República se caracterizó por la austeridad y quien como ejecutivo del estado erradicó la corrupción y duplicó los fondos fiscales, austeridad que será una característica del gobierno de Javier Duarte de Ochoa como la de que se acabará a partir del 1º de diciembre próximo con el reparto indiscriminado de dinero a todo el que pida.

La sede misma en sí será ya un hecho austero, pues se dejan de lado instalaciones caras o de lujo como el World Trade Center en Boca del Río u hoteles famosos tanto de Xalapa como de la zona conurbada en Veracruz, algo que seguramente será bien visto y recibido por los veracruzanos, en especial por los damnificados de los pasados meteoros de septiembre, muchos de los cuales prácticamente todavía están a la intemperie.

Esa noche, la del 30, aparte de que se hará el anuncio de los nombres, en una sala adjunta estarán los elegidos, algo que tampoco nunca había ocurrido, pues sólo se daba a conocer la lista con las respectivas fichas curriculares. Será todo un espectáculo ver cómo se contiene a la bufalada humana que seguramente se congregará ahí pese a que se asegura que al acto entrarán única y exclusivamente reporteros, columnistas y periodistas acreditados, y nadie más (ajá, ya veremos).

Pero oootro cambio más, éste muy contrastado, es el de la vuelta, ahora con una gran relevancia, de Juan Antonio Nemi Dib, a quien en la administración que concluye un buen día prácticamente sin decir agua va lo echaron del IPAX, un organismo de seguridad que él transformó y modernizó, cese que él siempre aseguró y asegura que nunca supo por qué, que nunca dio motivo (yo le creo, siempre le he creído), abrupta despedida que, en su momento, me comentó que aceptaba de la mejor forma porque bien sabe que los cargos no son para siempre y que era y es una facultad del ejecutivo remover libremente a sus colaboradores, pero lo que no pasaba, nunca pasó y nunca se le olvida es la forma en que lo maltrató el secretario de gobierno a la hora de anunciarle su remoción.

La rueda de la fortuna política está girando de nuevo y Nemi está de vuelta. Si bien se conduce con la sencillez de siempre e incluso niega que vaya al próximo gabinete, lo cierto es que desde ya el gobernador electo Duarte de Ochoa le ha conferido una gran distinción y responsabilidad al responsabilizarlo junto con la colega Gina Domínguez y Harry Grappa, el próximo secretario particular del nuevo ejecutivo, la organización de los actos de toma de protesta y saludo en Xalapa así como la primera actividad oficial la tarde del 1º de diciembre en Tuxpan.

A Nemi en este espacio lo he bautizado como el Rey Midas de la política y la administración, porque cargo que le asignan, responsabilidad que saca adelante con todo éxito; prácticamente todo lo convierte en oro… político. Ahora, si se confirma lo que ya se sabe, será el próximo titular de la Oficina del Programa de Gobierno y por eso me llama la atención el artículo periodístico –que se publica en diversos periódicos y en diversas páginas web– que escribió esta semana y que titula “Una agenda para Veracruz”, en el que se pregunta: “¿Cómo gobernar para todos, hacerlo bien, satisfaciendo con oportunidad y en la mejor medida posible las necesidades de la gente al mismo tiempo que se cumple la ley, se desactivan conflictos, se imparte justicia expedita, se actúa con transparencia y honradez, se administran con éxito los escasos recursos, se actúa no sólo de cara a lo inmediato sino con real vocación de futuro -en busca de una sociedad cada vez mejor, más equitativa, más equilibrada- y lograr que el acto de gobierno incida real y favorablemente en el desarrollo económico y la generación de riqueza social?”.

Su respuesta es: “Si se actúa de buena fe, hay que aceptar que en términos de demanda social, no es posible resolverlo todo, ni siquiera atenderlo todo, ni en Finlandia ni en Botswana, ni en Querétaro, ni en Veracruz. En consecuencia, es inevitable establecer prioridades para la administración pública: el primer gran reto, no sólo de la autoridad, consiste en identificar con precisión las necesidades, preferencias y esperanzas de los veracruzanos, delimitando las que son realmente comunes/generales/universales y que, por su misma condición, tendrían preeminencia y, en segundo término, las necesidades, preferencias y esperanzas de los grupos de veracruzanos que, sin ser la totalidad, son mayoritarios o tienen mayor impacto en la vida social, dejando en un tercer orden las peticiones de menor repercusión en la comunidad.

Hay que hacerlo, además, con el mayor sentido democrático posible, es decir, cumpliendo realmente la oferta que los ciudadanos privilegiaron con sus votos, pero también con inclusión y, como se ha dicho, recuperando las mejores y más viables propuestas de las fuerzas políticas que, si bien no ganaron la elección, obtuvieron la preferencia de grupos de electores”.

El párrafo con que remata es alentador: “El primer paso es la construcción de la agenda común, el trazo específico que ha de seguirse para alcanzar el Veracruz en el que todos coincidamos, que nos motive, que nos incluya y nos represente, el Veracruz de progreso que todos merecemos, sin exclusiones, que nos haga sentir orgullosos de ser veracruzanos, el signo de un gobierno de todos y para todos”.