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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

El Diario del Sur 50 años después

11/11/2010 08:57 p.m.
Eran los inicios de los años 70 del siglo pasado y no había tantas vías ni modos de comunicación como hoy. Que los gobernadores salieran de Xalapa para realizar una visita a cualquier otro punto del estado, con la excepción del puerto de Veracruz, era una verdadera rareza y los viajes se hacían por tierra e incluso todavía a algunos lugares por ferrocarril.
 
Cuando me llegó la información de que el gobernador Rafael Murillo Vidal haría una visita a San Juan Evangelista, que está dentro del área de influencia de Acayucan, se lo comuniqué vía telefónica al director y propietario del Diario del Sur Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos “Yayo”, periódico del que yo ya estaba a cargo.
 
Yayo andaba en sus inicios como político y cuando no estaba en Xalapa se pasada días enteros en la ciudad de México. Recuerdo que cuando le avisé de la visita del gobernador, antes que cualquier otra cosa su mayor preocupación no fue que me trasladara yo a San Juan Evangelista y realizara la mejor cobertura sino qué artículos iban en la página editorial de la edición del día siguiente, que coincidía con la visita de mandatario estatal.
 
La llamada página editorial en realidad era una plana completa que llenábamos con recortes del diario Novedades básicamente, diario que junto con Excelsior llegaba a Acayucan por ADO ¡a las 6 de la tarde! y que esperábamos con avidez todos los días porque no había ninguna otra forma de comunicación con el mundo civilizado (ni en sueños pensábamos que iba a existir siquiera el fax).
 
Cuando le dije que iba un artículo de la poetisa y escritora yucateca Rosario Sansores (durante mucho tiempo tuve la idea de que era cubana) casi pegó un grito: “¡Sácalo!” La causa era que Yayo quería dar la mejor cara con su Diario del Sur al gobernador Murillo Vidal, pero era frecuente o casi común que siempre se fueran errores porque al linotipista (el tatarabuelo de la computadora, una pesada máquina en la que se formaran las palabras con letras de plomo) y al formador (las encabezados se formaban manualmente ¡letra por letra! también de plomo) les gustaba echar tragos (Acayucan es muy caluroso), y es que el título con que encabezaba siempre su columna la señora Sansores era “Rutas de emoción”.
 
“¡Sácalo porque ésos (linotipista y formador) son unas bestias; no sea que al inicio del título en lugar de R le pongan P!”. Me reí porque no lo había pensado y hubiera sido el acabóse que en lugar de decir “Rutas de emoción” dijera “Putas de emoción” (seguramente Yayo se acordaba que al director de un diario dominicano, el dictador Rafael Leónidas Trujillo lo había mandado fusilar porque en un pie de foto donde aparecía su esposa en una recepción social, donde debía decir “La Primera Dama del país…” la D la habían cambiado por una C y entonces se leía “La Primera Cama del país…”.

De esta anécdota me acordé el mes pasado cuando una noche me llamó vía telefónica la señora Yolanda Carlín de Gutiérrez para recordarme que el 21 de octubre el Diario del Sur cumplía 50 años y quería, me encomendaba que estuviera presente en un acto que con ese motivo se celebraría en Acayucan, acto que debido a las inundaciones se pospuso para este viernes y en el que veré cómo le hago para darme tiempo, poder viajar y no fallarle, como me lo pidió.

Cómo no voy a tratar de estar si 40 años antes yo me inicié en el periodismo en ese diario bajo el cobijo de Yayo y la generosidad de doña Yolanda. Ahí empecé como aprendiz-reportero cuando no pude estudiar en la entonces Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana en el puerto de Veracruz debido a que no tenía medios económicos, y en poco tiempo ascendí a todos los cargos hasta llegar a ser director, por presumir digo esto, porque en realidad yo era el único corrector de pruebas, el único reportero, el único redactor, el único cabecista (el que ponía los títulos), el único “encargado” de la sección nacional e internacional (todas las noches sintonizaba el noticiero del diario Excelsior que se transmitía a través de la XEW, que registraba en una de las primeras grabadoras que empezaban a salir al mercado, del tamaño de una caja de zapatos, y de la que transcribía las notas de más interés), mi mismo jefe de información, mi mismo jefe de redacción, mi mismo subdirector y mi mismo director ¡todo!, lo que me dio una gran formación que, 40 años después, tengo el pleno convencimiento que compensó totalmente todo lo que pude haber ido a aprender a Veracruz.

Justo es decir que cuando llegué al Diario del Sur ya trabajaba, ya estaba ahí José Valencia Sánchez “Pepe”, entonces un niño que montado arriba de un escritorio entregaba todas las mañanas los ejemplares del día a los voceadores, otros niños como él, uno de ellos a veces Gustavo Cadena Mathey “Tavo”. 
 
Pepe me seguiría después cuando emigré a Xalapa y llegaría ser el director del Diario de Xalapa, y atrás vendría Tavo. Por el Diario del Sur pasarían periodistas como Víctor Murguía Velázquez y Gustavo González Godina, hoy subdirectores uno del Diario de Xalapa y el otro de Política, entre otros.

Justo también es decir que gracias al empeño de doña Yolanda, quien era la administradora del periódico, con gran esfuerzo consolidamos el Diario. Hoy, 50 años después del nacimiento de ese matutino y 40 de que yo me inicié en el periodismo, no puedo dejar de recordar con todo mi agradecimiento a Yayo, que en paz descanse, pero expresárselo también a la señora Gutiérrez Carlín y a toda su familia, a quienes deseo mucha salud. Vida eterna y de éxito al Diario del Sur.

Entrado en recuerdos, más pronto que tarde narraré aquí la cobertura que hice el día en que por un conflicto poselectoral, inconformes incendiaron muchas casas, edificios y negociaciones en Jáltipan; cómo la ciudad quedó en verdadero estado de sitio rodeada por el Ejército y la Policía y tuve el privilegio de ser el único periodista que realizó una cobertura total gracias a un inolvidable jefe policiaco, Florencio Mazaba Campechano, comandante de las llamadas Columnas Volantes, bajo cuyo cobijo pude saltar todos los controles de seguridad. Entonces mi información le dio la vuelta al mundo. Otro día será.
 

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