Con las excepciones de quienes en los hechos ya cumplen tareas dentro del nuevo equipo de gobierno que entrará en funciones en 14 días, pese al juego y rejuego de nombres, al manoseo de varios de ellos en columnas periodísticas, el ahora gobernador electo Javier Duarte de Ochoa va a cumplir su palabra: gabinete lo habrá oficialmente hasta la noche del próximo día 30 y mientras tanto el único seguro es él.
En el pasado, básicamente el Diario de Xalapa marcaba la pauta en el adelanto de nombres de los que sí iban a ser funcionarios, porque el propio gobernador electo en turno le daba la información en forma exclusiva muchas veces al columnista y subdirector Froylán Flores Cancela y en otras al propio director y propietario Rubén Pabello Acosta.
Hoy leo periódicos, portales, a los compañeros columnistas y cada cual y cada quien da su propia nómina, si bien en muchos nombres han coincidido. La verdad no sé quién les informa o cómo se informan, que yo no tengo la fortuna de que alguien me alimente con datos que me lleven también a entrar siquiera en el terreno de la especulación.
No obstante, creo que mejor hay que esperar y creer al inminente nuevo gobernador pues habrá verdaderas sorpresas en la conformación del nuevo gabinete estatal y la noche del día 30 saltará por lo menos un nombre de alguien que jamás ha sido mencionado y que irá a despachar a una secretaría; alguien a quien en el escenario político del estado nadie conoce. Pero puede ser más de un nombre.
También no será raro que algunos a los que se mencionan en una posición determinada vayan a parar a otra, pero hasta ahora nadie puede sentirse seguro de ya estar adentro, con excepciones de, claro está, la colega Gina Domínguez (ella se saca la rifa del verdadero tigre; llegará, sin duda, al área de gobierno más compleja de todas; ya lo verá, ya lo vivirá), Tomás Ruiz González (tiene una gran solvencia para el manejo de su área), Harry Grapa (un buen muchacho, eficaz, sin duda), Juan Antonio Nemi (inteligente, talentoso, dinámico, muy trabajador y creativo), y Pablo Anaya Rivera (trae bagaje médico y político), que cumplen tareas específicas, Gina en el manejo de prensa, Tomás Ruiz como encargado del equipo de transición administrativa y financiera, Harry como secretario particular, Nemi junto con Gina y Harry en la organización de los actos del día 1º de diciembre y Pablo Anaya anunciado ya oficialmente como nuevo titular de Salud.
Hay nombres de casi seguros pero que no estarán seguros hasta que se oficialice su designación.
A propósito de este juego y rejuego y de las especulaciones de nombres, en el diario El Heraldo de Xalapa del lunes, en la sección “El Heraldo Comentadas”, leí un texto hecho con bastante ingenio y picardía: “”A la oficina de Rafael Valverde Elías llegó la solicitud para iniciar el trámite de cambio de apellido de un prominente político cordobés.
Se trata de Juan Antonio Nemi Dib, quien fiel a su costumbre de estar acorde con los puestos que desempeña (recuérdese que cuando estuvo en el IPAX usaba uniforme azul), busca llamarse ahora Juan Antonio Nemi Dif”.
Según sé, Nemi ni suda ni se acongoja con este llevar y traer de nombres y posiciones y está dedicado en cuerpo y alma a lo que le encargaron por ahora. Aquí he repetido que es un verdadero Rey Midas de la política y que en donde lo coloquen dará los mejores resultados.
Pero cambios habrá también en el Colegio de Notarios Públicos del Estado y para relevar en la presidencia a Miguel Ángel Díaz Pedroza se apuntan los notarios Ramsés Capitanachi, de Poza Rica, e Isidro Cornelio Pérez, de Xalapa.
La reunión bienal de ese cuerpo colegiado tendrá lugar dentro de 18 días, el 4 de diciembre en la capital del estado, y desde ahora se da por un hecho que ganará Cornelio Pérez, aunque le puede pesar que lo están manejando como de la cuadra del actual secretario de Gobierno.
A propósito, muchos de los nuevos notarios no entendieron que las patentes a que se hicieron acreedores se les otorgaron para que prestaran un “servicio social” (ajá) y no para que tuvieran una mina de oro.
Ante esta falta de “espíritu de servicio” (otra vez ajá), desde que Edel Álvarez Peña era director general del Registro de la Propiedad y de Inspección y Archivo General de Notarías del gobierno estatal, por lo menos 40 nuevos notarios se le acercaron para solicitarle de inmediato un cambio de adscripción pues se dijeron decepcionados de los lugares a los que se les adscribió, muchos verdaderos pueblos donde consideran que en años no podrán recuperar lo que inviertan en construir su propio edificio o alquilar un local, montar sus oficinas, equiparlas y pagar personal, además de los 15 mil pesos que pagaron por tener derecho a presentar el examen de aspirantes más los 25 mil pesos que pagaron por participar en el examen de oposición más otros miles que tuvieron desembolsar por otros conceptos, y es que sólo cuando llegaron a las sedes de sus notarías se dieron cuenta que casi no tendrán trabajo pues la población es reducida, de escasos recursos y no tienen nada que estar escriturando.
Pero a esos 40 se suman ahora por lo menos otros 7 aunque éstos de plano están dispuestos a renunciar a la patente. Y pensar que todavía se prepara un último paquete para estos 14 días.
Y, claro, como casi en todo lo que huela a oficial, los que manejan el tinglado notarial en el estado aprovecharon este río revuelto para cambiar de adscripción a sus hijos, hermanos, parientes, hacia los mejores lugares del estado y, esos sí, aparte de imbuirse de “servicio social” tienen, desde ya, su propia mina de oro.
¡Y qué viva la Revolución!, a propósito del próximo 20 de noviembre, ¡y qué viva la justicia social! (sí, cómo no).