Lo dicen –porque bien lo saben y lo tienen comprobado– los expertos en seguridad e inteligencia tanto de las fuerzas federales como del Ejército y la Marina: una de las misiones que los cárteles del crimen organizado asignan a sus sicarios es checar todos los días publicaciones diarias o periódicas (empresariales y de “sociales” o de las llamadas “revistas del corazón”) donde aparecen hombres o mujeres exitosos de y con dinero, que representen una segura obtención de ingresos, es decir, que sean extorsionables y/o secuestrables.
En el caso del estado (lo he escuchado en Xalapa), por eso seguramente han de haber pegado el grito en el cielo cuando vieron la edición especial “mega” (número 161) que acaba de publicar La revista LIDER en política de negocios que llegó a los estanquillos de la capital el viernes de la semana anterior.
Ahí, en portada, se anuncian “Los nuevos 200 líderes veracruzanos”, de los cuales 87 –ni más ni menos– son connotados empresarios de la entidad, es decir, secuestrables (los otros son políticos, la mayoría también secuestrables, no se crea; académicos, “medios de comunicación” –en realidad son nombres de periodistas–, artistas y deportistas).
En la presentación del catálogo de secuestrables, perdón, de personajes notables, se afirma que: “Veracruz vive una nueva era, en la que los protagonistas y los estilos han cambiado. Nuevos actores han entrado en escena… Todos reconocemos la importancia de los personajes aquí mencionados… Aquí están quienes consideramos son los hombres y mujeres que marcan el presente de Veracruz. Los nuevos líderes.”
En la nómina de empresarios aparecen: Abraham Becerril Hernández, Alberto Barrenechea Sáinz de la Fuente, Alberto Turren Cano, Alfonso Aguayo Lozano, Alfredo Chedraui Obeso, Alfredo Hákim Aburto, Alicia Pitalúa Ordoñez, Ángel Chahín Maluly, Anselmo Estandía Colom, Antonio Chedraui Obeso, Antonio Macías Yasegey, Armando Celis Méndez, Arturo Aguayo Lozano, Blanca Elena Coello de Hernández, Carlos Callejas Ramírez, Carlos Canales Freeman, Carlos Couturier Gaya, Carlos Rullán Tiburcio, Cornelius Versteeg Zebadúa, David Siles Extenssoro, Demián Peña Sánchez, Domingo Muguira Revuelta, Eduardo Blanco Guillaumin, Emilio Carreón Espinoza, Emilio Ramírez Rueda, Enrique Guzmán Hernández, Everardo Gustín Sánchez, Felipe Ruiz Ortiz, Fernando Benítez Obeso, Fernando Padilla Farfán, Francisco Javier García Kuri, Francisco Pitalúa Cruz, Francisco Valencia García, Gabriel Romano Ramos, Gerardo Poo Ulibarri, Gilberto Bravo Torra, Gregorio Chedraui Bolado, Guillermo Bouchez Gómez, Guillermo Rivas Díaz, Guillermo Zúñiga Ahuet, Gustavo R. Cabada Escalera, Harry Grappa Guzmán, Jaime Crivelli Espinoza, Javier Ruiz Anitúa, Jessuca Peredo Rincón, Jorge M. Lecona Ruiz, Jorge Rojí Guraieb, José Antonio Chedraui Eguía, José Antonio Murrieta Cervantes, José Arturo Ramírez Rodríguez, José Luis Gómez Diego, José Manuel Urreta Ortega, José Yunes Suárez, Juan Manuel Díez Francos, Julián García Cabrera, Justo Fernández Ávila, Justo Matías Sámano, Leobardo Gómez González, Lorenzo Acierno Milchorena, Luis Ángel Moreno Núñez, Luis Gutiérrez Príncipe, Manuel Cienfuegos García, Manuel Rodríguez Álvarez, Marcelino Fernández Rivero, Margarita Mora (es la única que no lleva el segundo apellido), Mario Basurto Origel, Martín Vásquez Castillo, Nicanor Moreira Ruiz, Óscar Chahin Trueba, Otón Porres Bueno, Pedro Martínez Escudero, Pedro Schettino Bello, Rafael Guillaumin Fentanes, Rafael Rivera Flores, Ramón Gómez Sañudo, Roberto Hernández Ramírez, Roberto Pérez Martínez, Rodrigo Campos Reyeros, Rolando Reyes Kuri, Ruth Rodríguez Pérez, Sergio de la Maza Jiménez, Tony Chedraui Mafud, Tony Hanna Grayeb, Ubaldo Aguilera González, Valentín Ruiz Ortiz, Vicente Velázquez Cruz y Yamil García Kuri.
Como se advierte, hay tabacaleros, refresqueros y cerveceros, restauranteros, muebleros, constructores, dueños de plazas comerciales, industriales, dueños de clínicas médicas y hospitales privados, agentes navieros, cónsules, empresarios, ganaderos, directores de bienes raíces, hoteleros, citricultores, dueños de negocios de pinturas, exportadores, dueños de tiendas departamentales, médicos, transportistas, dueños de equipos deportivos, directores de negocios de telefonía, gasolineros, empresarios que se dedican al negocio de los yates, , operadores turísticos, avicultores, dueños de fábricas de motocicletas, directores inmobiliarios, agentes de comercio marítimo, propietarios de fraccionamientos, cementeros, distribuidores de material eléctrico, arroceros, acereros, asesores financieros, distribuidores de automóviles, dueños de universidades privadas, banqueros, dueños de papelerías y abarroteros.
Pero como si estuvieran facilitando el trabajo a los malosos, los nombres van acompañados de la respectiva fotografía (todos sonrientes, por supuesto, y bien peinaditos), una breve ficha curricular, ¡los teléfonos y direcciones de sus empresas y los correos electrónicos!, en fin, que nada más les faltó el signo de pesos con la suma respectiva y el círculo concéntrico para que los interesados les atinen y no le vayan a fallar.
Estos señores están viendo temblar y no se hincan. ¿Será que les gusta y están deseosos de emociones verdaderamente fuertes? o ¿es que acaso les sobra el dinero y quieren deshacerse de un poco?, ¿quieren tener algo de que platicarles a sus nietos?, ¿quieren poner a prueba la eficacia de las fuerzas de seguridad?, ¿desean saber qué se siente ser extorsionado o secuestrado? o ¿ya no saben cómo perdérseles a sus mujeres?, ¿acaso están urgidos de notoriedad y quieren ganarse las ocho columnas en los diarios y portales web y ser la nota principal en los noticiarios de radio y televisión?, ¿quieren tener un buen pretexto para evadir así el pago de impuestos?, ¿desean comprobar cuánto cuesta y qué tiempo lleva una rehabilitación mental luego de la liberación de un secuestro si es que se sale vivo?, ¿quieren saber qué se siente que le corten a una persona un dedo o una oreja? Se les olvida lo que le acaba de pasar con Diego Fernández de Cevallos, por citar a un connotado, y se ponen de pechito. Con ello –nuevamente de acuerdo a los expertos en seguridad– cómo se la complican a las fuerzas de seguridad y a los gobernantes, pues éstos quisieran ahora más que nunca el más bajo perfil para que no se invite-incite a la delincuencia organizada.
Después se quejan que las policías son ineficaces y que no hay seguridad. Por lo pronto, en uno de los estanquillos de más venta en Xalapa, la persona responsable me confirmó que la revista se ha vendido mucho. Seguramente los especialistas en seguridad son unos alarmistas y los únicos interesados en adquirirla han sido las personas que ahí aparecen. Seguramente.