Hechos delictivos los hay a diario en el estado, los del llamado fuero común como también los de competencia federal; eventos relacionados con el crimen organizado los hemos tenido aunque, como han repetido las autoridades, han sido casos aislados, nada –sin menospreciar el saldo en víctimas humanas– en comparación con lo que sucede en otras entidades del país.
Tiene que reconocerse que, como comúnmente se dice, ahí la hemos venido llevando y en general, por fortuna, la vida diaria de la entidad transcurre sin sobresaltos. Hemos de rogar porque el estado de cosas no cambie y aun que mejore.
Pero para que ello suceda, en especial nuestras autoridades en seguridad pública, en colaboración con las de las instancias federales, deberán aplicarse a fondo para extremar las medidas de vigilancia y evitar que el paraíso que ha sido hasta ahora Veracruz se descomponga a causa de hechos de violencia como los que acaban de tener lugar en el norte del estado.
No es para celebrar nada ni grato para nadie, pero es innegable que los asomos de un posible incremento en el número masivo de víctimas así como en el grado de crueldad se empiezan a dar ya, como lo refleja el hallazgo de cinco personas decapitadas en un mismo día en los municipios de Tihuatlán y Naranjos, en el norte, no muy lejos de Poza Rica.
Según leí en la edición del Diario de Xalapa de ayer, sobre el hecho las autoridades no dieron a conocer un reporte oficial.
Nunca que los veracruzanos recuerden se había tenido tal registro por lo que el hecho constituye tristemente un récord y es de desearse que no signifique un parteaguas porque sea el inicio de eventos violentos que nadie quiere. El hecho de que las autoridades no informen sobre el caso no evita –lamentablemente– la realidad. Es cruda, indeseable, pero cierta.
Las autoridades de seguridad pública, de todos los niveles de todas las instancias, seguramente (no tengo duda) trabajan ya en el caso y se preparan para evitar que se repita así como para que el estado no sea asiento de grupos delincuenciales que alteren nuestro buen clima de convivencia social. Es ahora cuando la sociedad toda debe (debemos) respaldarlas sin limitación y no regatearles nada que mañana se traduzca en lamentaciones.
Está más que comprobado que unas de las causas que alimentan estos escenarios indeseables son la pobreza, la falta de oportunidades y con ello la falta de empleos, por lo que la consecución de nuevas y más fuentes de trabajo deberá ser una realidad y no quedarse en el discurso.
Este es un nuevo y grande reto para las autoridades estatales pero también para las municipales y en esta tarea la sociedad no puede excluirse como no se está excluyendo hasta ahora al cumplir con el pago de sus impuestos (predial, por servicio de agua potable, de drenaje, de tenencia vehicular, etcétera), que la tarea de seguridad pública cuesta (comprar patrullas, armamento, equipos de inteligencia, capacitar agentes) como también la de la promoción para crear más empleos.
En el inicio de una nueva administración, esto debe constituir también una llamada de atención para atacar el problema desde abajo, es decir, desde los niños y para ello deben elaborarse unidades de estudio que eduquen, orienten y alerten. En fin, que hay trabajo para todos si no queremos que el destino nos alcance.
Y apenas redactaba estas líneas anoche cuando en el portal
www.alcalorpolitico.com se informaba que desconocidos habían “rafagueado” casas y automóviles en dos calles del populoso fraccionamiento Indeco Ánimas de Xalapa y que luego se habían dado otros casos en colonias de la capital. Las autoridades tienen todo mi respaldo.
El año pasado, una noche, una amiga y reconocida profesional con una larga trayectoria además de bastante conocida en muchos círculos profesionales de Xalapa me llamó entusiasmada por teléfono para preguntarme ante dónde y ante quién debía ir porque una amiga suya le había avisado que estaban convocando por la radio a inscribirse para participar en la selección y designación de la nueva titular del Instituto Veracruzano de la Mujer y ella consideraba que no sólo reunía todos los requisitos y tenía todos los méritos además de que se sentía muy capaz y hasta me alarmó porque me dio la impresión de que ya se sentía la nueva jefa del organismo.
Le pedí que respirara hondo, profundo, y con toda calma le expliqué que eso no era más que una verdadera tomadura de pelo porque de antemano ya estaba decidido, que no era más que una forma de tratar de validar un clásico dedazo y a la designación darle visos de que había sido democrática. Con mucha tristeza entendíó muy bien lo que le había dicho y resignada y desilusionada colgó. Los hechos le acabaron de confirmar lo que le dije.
Esto lo he recordado ahora que asistimos a la pasarela de aspirantes a la titularidad de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Se registraron más de una decena de aspirantes donde ha habido de todo: de chile, de dulce, de manteca, de mole y hasta de pipián.
He visto que todos y todas lo toman en serio o por lo menos eso reflejan y todas y todos se dicen con méritos suficientes y algunos hasta actúan como si ya fueran los nuevos titulares. La verdad es que el show está bien montado. Declaraciones ante la prensa, entrevistas en noticiarios de televisión, calificaciones y descalificaciones, porras a favor y en contra.
En fin. No cabe duda que nos gusta hacernos o que nos hagan porque, júrelo, de antemano ya está decidido quién va a sustituir a la licenciada Nohemí Quirasco. Pero así somos felices. Qué le hacemos.
Qué ganas de complicársela. A la secretaria particular de la alcaldesa de Xalapa, Shariffe Osman Flores, le levantaron ya acta administrativa en la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales de la Universidad Veracruzana por no presentarse a trabajar como técnica académica que es.
No pidió ni siquiera licencia sin goce de sueldo para ver si se la autorizaban y dejó de presentarse pero quiere seguir cobrando. El demás personal ya se prepara para protestar porque saben que no están autorizando licencias.