En su libro Cartas a un joven periodista, el director-fundador del diario EL PAIS de España Juan Luis Cebrián menciona que un adagio británico resume que ser periodista es salir a la calle, ver lo que pasa y contarlo a los demás.
No recuerdo haber leído otra definición más sencilla pero más certera acerca del oficio que muchos en el mundo escogimos como forma de vida. De ahí se desprende fácilmente que la principal función de la prensa es informar, a lo que se agrega un valor ético y de responsabilidad aceptado universalmente que es el apego a la verdad, o sea que la función primordial de la prensa es informar con apego a la verdad. Eso y nada más.
Por eso no dejó de llamarme la atención que de acuerdo al comunicado de prensa 0370 de la Dirección General de Comunicación Social del Gobierno del Estado emitido la noche del 13 de enero, cuando se daba el enfrentamiento entre presuntos miembros de la delincuencia organizada y elementos del Ejército en una colonia de Xalapa, el Gabinete de Seguridad pidió a los medios de comunicación actuar de manera responsable.
A mí me hubiera gustado que ese gabinete hubiera definido qué es para ellos actuar de manera responsable por lo que a la prensa hace y creo que hubiera sido conveniente porque pareciera que algunos editores de algunos medios prefieren regirse por lo que desde el poder se diga y no llevados por el interés de los lectores, que son el principal y único objetivo de los medios de información.
¿Para el Gabinete de Seguridad del gobierno del estado actuar de manera responsable es ocultar la información, decir la verdad o publicar sólo su versión? En estricto rigor, de acuerdo a los cánones universales que rigen el quehacer del periodismo profesional y ético, debió entenderse esa petición oficial como que se dijera la verdad, porque eso es actuar de manera responsable. Sin embargo, dadas nuestras prácticas o usos y costumbres, una petición oficial también podría entenderse como una velada advertencia. El día 14 amanecimos con que algunos medios ni siquiera mencionaron lo que estaba sucediendo, otros sólo dieron a conocer el comunicado oficial de cinco párrafos que no aludía para nada a los hechos y sólo algunos, la verdadera excepción, dieron a conocer los sucesos tal cual sin dejar de mencionar el boletín de prensa oficial.
Creo que en el caso de la relación entre prensa y gobierno hay que dar a Dios lo que de Dios y al César lo que es del César, es decir, que el gobierno se debe dedicar a gobernar y la prensa a informar. Decir la verdad y apegarse a los hechos sin duda es la mejor forma de ayudar a las autoridades en su tarea pero sobre todo de cumplir con el compromiso que se tiene con la sociedad.
El 5 de enero el gobernador Javier Duarte de Ochoa se reunió con el equipo informativo del diario Imagen en la zona centro del estado. “En Veracruz, nuestros queridos trabajadores de los medios de comunicación tienen todas las garantías para desempeñar con toda libertad su capacidad, con sensibilidad, porque afortunadamente tenemos medios de comunicación muy profesionales, integrados por cuadros muy agudos, al mismo tiempo preparados que nos permiten a los veracruzanos estar bien informados, bien comunicados.”
Dijo que los periodistas del estado tienen garantizada la libertad en su trabajo. “El gobernador dijo que va a respetar a todos los comunicadores aunque lo critiquen además que prometió mantener una relación muy cercana con todos los trabajadores de la información. «En Veracruz se respeta a los que me critican, se respeta a los que me quieren y a los que no me quieren», dijo entre sonrisas.” “… yo soy un gobernador que no le molesta la crítica, al contrario, creo que es uno de los mejores instrumentos que tenemos los servidores públicos para poder corregir en el caso de hacer algo que este mal, de poder estar atentos y pendientes acerca de las acciones que debemos mejor enfocar en atención hacia la ciudadanía.”
Yo no dudo que fue sincero en sus expresiones, por eso no deja de llamarme la atención que mis últimas dos columnas (“Catálogo de 87 secuestrables” y “Evitar que el destino nos alcance”) presentan todas las señales de haber sufrido intentos de censura pues la primera me la bloquearon en algunos espacios y la segunda ya no me la publicaron en algunos portales web.
A quienes hasta ahora han venido dando espacio a mis escritos porque en su momento me pidieron autorización para hacerlo, queridos compañeros míos, les digo que entiendo cómo son y se manejan estas cosas y que los entiendo también, aunque en algunos casos preferiría que dejaron el espacio en blanco y no que repitieran columnas de hace mucho tiempo que ya no tienen que ver con la actualidad; y también, que no voy a cambiar en mi línea de analizar los hechos, que no de atacar al gobierno por si eso preocupa, por lo que también están en toda libertad de no publicarme más que de todos modos seguiremos siendo los grandes amigos y compañeros de siempre.
Acerca del comportamiento de algunos medios en relación a lo que sucedió en nuestra ciudad capital, el colega, amigo, compañero y maestro, Luis Velázquez Rivera, en su columna “Expediente 2011” que se publica en el diario Imagen de Veracruz se preguntó y comentó el sábado: “¿Quién miente? Si miente, ¿con qué objetivo? ¿Quién calla? ¿Por qué calla? ¿Qué se gana con omitir la noticia y restarle valor informativo, más aún, porque la violencia, el tiroteo, la balacera, trasciende de inmediato, se multiplica rápido, entre la gente, de boca en boca, Radio Bemba? Uno se pregunta si hubo, como parece, una mano que meció la cuna para minimizar la tragedia, y más, mucho más, porque entre las víctimas hubo civiles. Nada gana el gobierno ni la prensa ocultando el hecho. Por el contrario, ambos quedan bajo sospecha y se evidencia, más bien, se confirma, el maridaje entre las partes. El hecho existió. Punto. Y mil veces preferible dejar que los medios hagan su chamba, y en todo caso, convocar una explicación lógica, normal, en tiempos violentos en el país…”
“¿Cómo, de qué manera, ocultar la realidad? ¿Qué se gana, mejor dicho, qué pretende ganarse? O en todo caso, ¿qué cree ganarse? Hoy, las redes sociales tienen más, mucho más fuerza que la prensa escrita, hablada y digital que, por lo general, salvo excepciones excepcionales, ocultan los hechos para quedar bien con la elite gobernante a cambio de jugoso convenio mensual, subsidios, concesiones y fondos perdidos, pues los favores (ocultar y/o minimizar los hechos) se cobran. Mal hecho.
La gente, el lector, el televidente, el radioescucha, la sociedad civil, la población electoral, se da cuenta, lo advierte, lo registra, se irrita, se molesta, se decepciona tanto de los medios como de los políticos. (Y si usted cree que el reportero exagera, cheque los periódicos y los noticieros, cotéjelos, pondere, equilibre). La prensa da asco por su alianza con el poder político y con frecuencia da mucha vergüenza decir que uno es reportero.”, concluye.
En su comunicado dominical de ayer, la Arquidiócesis de Xalapa a través de su Oficina de Comunicación Social cuyo titular es el presbítero José Juan Sánchez Jácome se pronunció también sobre el tema: “La percepción de los ciudadanos respecto al clima de violencia difiere mucho de los pronunciamientos oficiales y no simplemente por la psicosis que se puede crear o por los falsos rumores de gente irresponsable, sino por los casos de inseguridad que enfrentan todos los días.
La sociedad tiene que convencerse de que se está actuando con determinación y no sólo para proteger la imagen. Reconocer oficialmente los hechos delictivos no debilita al gobernante, sino que lo muestra como un líder sensible y comprometido. El imperativo, pues, para un gobernante tiene que ser la protección de la sociedad, más que la protección de la propia imagen.”