El periodista Silverio Quevedo, viejo compañero y conocido mío, escribió el viernes en su columna “En la mira”, que publica en el periódico Imagen de Veracruz: “DESLEALTAD EN PRENSA.

Por increíble que parezca ahora los nuevos críticos al Gobierno del Estado son algunos funcionarios de la dirección de Comunicación Social. Es decir que hay quienes le están pegando al ‘pesebre’ a pesar de tener mucho tiempo de estar incrustados en la nómina estatal.

Un caso es el de un oficioso que incluso tiene plaza en la Editora de Gobierno y en la Universidad Veracruzana de donde salió comisionado, es decir tripletea sueldo porque cobraba en ambos lados y se pasó muchos años de ‘comisión’.

Hay algunos reporteros veteranos que lo recuerdan y que señalan que al menos en los últimos 12 años, este personaje se la pasaba brincando de la jefatura de prensa del PRI a Comunicación Social del gobierno estatal y viceversa. Pero ahora que se les acaba las canonjías, hoy irradia frustración. Pero no queda de otra, si se quieren acabar con estos ‘cotos de poder’ y vicios, es la única manera de hacerlo. Ponerlos a trabajar.”

Nada más le faltó poner: y usa lentes, es negrito, semicalvo, escribe la columna “Prosa aprisa” y se llama Arturo Reyes Isidoro, ¿no?

No estimado Silverio. O estás mal informado o escribiste ese galimatías porque te encargaron que lo hicieras.

Si lo hiciste por iniciativa propia me decepciona que como reportero no estés actualizado o no hubieras verificado lo que pusiste, y si te encargaron que lo hicieras te dieron mal la información.

Te comento: en efecto, los últimos doce años, hasta noviembre pasado, me la pasé en jefaturas de prensa entre el PRI estatal y el gobierno del estado, pero siempre trabajando.

Hay muchos testigos. Llegué al PRI estatal en 1982 y en 1985 a Prensa de gobierno.

En los últimos años y más con el ritmo de trabajo del anterior gobernador el estrés estaba afectando mí salud y me convencí además de que mi ciclo en prensa oficial había concluido por lo que desde 2009 expresé a nuestro conocido Alfredo Gándara mis deseos de retirarme y su respuesta siempre fue que el gobernador me pedía que continuara, pero además, por experiencia, año con año, en vísperas de cada informe de gobierno le presenté mi renuncia por escrito por si el ejecutivo tenía algún compromiso con otra persona y deseaba el cargo. Siempre me la rechazó.

El 30 de noviembre pasado salí con la administración que se fue. ¿Plaza en la Editora? Házmela buena.

En efecto, soy técnico académico de base en la Universidad Veracruzana y se me autorizaron licencias por escrito siempre sin goce de sueldo.

El año pasado cuando se venció mi último permiso ya no se me autorizó otro y regresé a ocupar mi base de inmediato. ¿Ponerme a trabajar? Puedes ir a checar en la Editorial de la UV el registro de entradas y salidas del personal y pedir testimonios.

¿Frustración? No mí estimado Silverio. Soy creyente de Dios, lo que me fortalece, me da mucha seguridad y me permite una gran tranquilidad espiritual que ni te imaginas, por lo que vivo en paz conmigo mismo lo que me permite vivir en paz con los demás incluyéndote.

Tal vez no te gusta lo que escribo o como escribo y estás en tu derecho de disentir.

Si me criticas por iniciativa propia, me gustaría que me desmintieras, que me corrigieras, que me refutaras, pero con ideas, con argumentos.

Estarías y estás en todo tu derecho. ¿Afecté algún interés tuyo con mis escritos? De verdad lo siento. ¿Pero meterte con mi persona? Eso no. Ni me afecta ni me molesta.

El año pasado un funcionario en completo estado de ebriedad y de poder sin motivo alguno, como ahora tu, me agredió y me gritó hasta que quiso que soy negro, diabético e hijo de puta (¿sabes que lo premiaron en este gobierno enviándolo a la Contraloría General del Estado?). Qué más le puedes agregar.

¿Qué soy oficioso? ¿Sabes lo que significa? ¿Sabes que el oficioso se manifiesta solícito por ser agradable y útil a alguien, o sea, el clásico arrastrado, no el que ejerce la crítica? ¿Tienes pruebas de que estuve comisionado y cobrado sin trabajar? Te reto públicamente a que lo demuestres.

¿Te pidieron que lo hicieras o lo hiciste para agradar o congraciarte con alguien? Cada quién se gana la vida como puede o como quiere.

Pero si fue así, te informaron mal. Fíjate que ni siquiera la directora general de Comunicación Social del gobierno del estado Gina Domínguez ni el director de Prensa Miguel Valera, ambos periodistas profesionales y viejos compañeros y conocidos, me han hecho alguna insinuación en ningún sentido.

¿Pegarle al “pesebre”? O sea, ¿tú eres de los que piensa que por trabajar en el gobierno uno se debe quedar callado ante cualquier situación anómala o en la que no esté uno de acuerdo?, ¿qué debe adoptar una actitud de complicidad? Vendí mi trabajo pero no mis derechos como ciudadano ni mi criterio ni mi independencia personal.

¿Te utilizaron? ¿Dejas que te utilicen? ¿Tú crees que si fuera cierto lo que publicaste, si existieran pruebas, si alguien tuviera interés, no me hubieran exhibido ya sacándolas a la luz pública? ¿Sabes que rigurosamente presenté mi declaración patrimonial incluyendo la de conclusión de funciones? ¿Quieres que te muestre documentos para comprobarte que te engañaron? ¿Te pidieron que lo hicieras para provocarme? No caeré en ningún juego.

¿Sabías o recuerdas que nuestros viejos en el oficio tenían y observaban una regla de oro, que perro, no come carne de perro?
Estimado Silverio, no soy partidario de estas cosas ni de responder a este tipo de señalamientos. Los lectores merecen respeto y hay temas verdaderamente prioritarios que merecen nuestra atención.

Lo hago por única vez porque me das la oportunidad de puntualizar sobre algunas aspectos y por si contigo van a iniciar una campaña, un embate contra mi persona.

Si fuera así espero lo peor, pero aguantaré vara, no lo dudes, y sobreviviré y saldré más fortalecido. No responderé. Seguiré haciendo uso de mi derecho a decir mi verdad, que no necesariamente la verdad.

Yo sólo te expreso mis respetos y te reitero mi amistad, mi solidaridad, mi admiración y mi consideración. Voy poco al puerto pero con gusto te invito un café para cuando vaya. Mientras te abrazo cordialmente y te deseo lo mejor, de veras.