Faltando a las más elementales reglas políticas, en forma por demás imprudente, irrespetuosa y descortés hacia su anfitrión el gobernador Fidel Herrera Beltrán, aunque al parecer con un fin previamente calculado (ahora está más claro), el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, aprovechando una visita a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río para asistir como invitado a una reunión sobre Protección Civil el viernes 18 de septiembre, como no queriendo la cosa, en lugar de eludir de la forma más elegante –políticamente hablando– y pudiendo haber argumentado que no era asunto de su incumbencia personal ni del alto cargo que tiene, o haber alegado que tenía y tiene asuntos graves y prioritarios que atender, que es respetuoso de la vida política de cada estado, en fin; en lugar de eludir la insistente pregunta de los reporteros sobre las diferencias entre el Ejecutivo del estado y el director general del ISSSTE, en una abierta intromisión a un asunto personal que sólo incumbe a los protagonistas, sugirió, “como una buena solución”, un debate público entre los dos “y que allí arreglen todo lo pendiente”. De este señor, que en mala hora tiene la conducción de la política interior del país, ya sabemos su actitud y lenguaje pendencieros, como nos dejó muestra el pasado 21 de julio en Morelia, Michoacán, cuando olvidándose de la prestancia que le da la investidura que tiene, retó, como cualquier tinterillo de barandilla policiaca, con un “señores, los estamos esperando”, a los integrantes del crimen organizado agrupados en la “Familia Michoacana”. Su comportamiento el pasado viernes confirma que no da para más. Pero si deveras tenía o tiene ganas de meter las narices donde no le corresponde por el poder político que le da su cargo ¿por qué esperó hasta ahora para, de hecho, ponerle a cada uno una piedrita en el hombro y los invitó a ver quién es el primero o quién se atreve a tumbársela al otro?, ¿por qué no los ha llamado antes a su oficina en Bucareli a un diálogo de entendimiento, respeto y compromiso y por qué no ha metido al aro al funcionario federal que cada vez que quiere y puede viene a tirarle cacayacas al gobernador?, ¿por qué sugerir que se monte todo un circo, un show, un espectáculo público?, ¿por qué no entonces, “como una buena solución”, sugiere debates públicos para arreglar todos los problemas pendientes del país? Ahora queda claro, por la secuela que ha tenido el asunto, que lo de Gómez Mont no fue espontáneo y que aprovechó el menor pretexto para, con miras al 2010 y en provecho de su partido, querer subir al ring a Fidel Herrera Beltrán con el propósito de sacarle provecho, porque sabe que con él están garantizados los reflectores, la audiencia, el interés mediático y la intención del voto, ya que el gobernador tiene una aceptación popular de más del 90 por ciento, porque por su fuerza política despierta interés dentro y fuera del estado, porque su influencia pesa en las Cámaras local y federal de Diputados así como dentro de las filas del priismo nacional, porque, en fin, como responsable político de su partido en la entidad resolverá de la forma más conveniente el proceso sucesorio y se encamina, junto con todo el priismo de Veracruz, a una nueva y contundente victoria electoral el próximo año. Y la actitud de Gómez Mont no revela más que desesperación, que el panismo busca agarrarse de cualquier asidero para tratar de levantarse de la lona en la que está en el estado y, qué más quisiera, para tratar de dar oxígeno a quien perfilan como su candidato a gobernador. Qué tipo. En lugar de haber venido a contribuir a la paz social en el estado vino a tratar de aumentar el encono, le vino a echar más gasolina a la hoguera. Que se sepa, hasta ahora, Fidel Herrera Beltrán no es ningún revivemuertos ni levantamuertos. Que se sepa, no pierde el tiempo haciendo caso a picapleitos. Que se sepa, nadie tiene que venir a decirle que tiene que debatir, porque por iniciativa propia lo decidió desde el día inaugural de su mandato como lo demostró cuando rindió protesta como gobernador cuando escuchó atenta, respetuosa y pacientemente a todos los diputados incluyendo a los de oposición panista que entonces eran mayoría en el Congreso local, y como lo ha venido haciendo año con año con motivo de sus informes de gobierno como lo hará seguramente, si así se acuerda el formato, el próximo 15 de noviembre, pero con interlocutores válidos, representativos.
--- o ---
Camino a Palacio de Gobierno, la mañana del viernes 18 de septiembre, me detiene un grupo de jóvenes norteamericanos que cruzan la calle Xalapeños Ilustres para entrar al asilo Sayago de Xalapa. Viajan en dos autobuses turísticos. Me imagino que deben ser estudiantes o pasantes de alguna carrera de medicina o de alguna rama de servicio social que están en viaje de prácticas. Me viene de inmediato a la mente un caso que ocurrió hace no mucho tiempo en ese albergue y que no trascendió pero que estuvo a punto de causar hasta un conflicto diplomático, de todo lo cual me enteré por un testimonio directo. Por algún intercambio llegó al asilo a hacer sus prácticas una joven norteamericana y todo transcurría normal hasta que un día, al agacharse para auxiliar a un anciano que estaba en silla de ruedas, el cabrón viejito, veracruzano al fin (de Minatitlán, según pude indagar) le cayó con una mano a un atractivo, abundante y apetitoso (este último calificativo lo usó alguien que la conoció) seno de la güerita que tan pronto se pudo zafar y salir de la sorpresa empezó a gritar y se hizo un escándalo que por poco y llega hasta la embajada norteamericana de no haber sido porque rápidamente se movilizó la directiva y el personal del orfanato, quienes calmaron a la prima del norte la que hizo maletas y ni adiós dijo. Cuando pedí características del atrevido carcamal y me dijeron su edad y cómo estaba de salud y cuál era su condición física, no lo podía creer. ¿¡A su edad!? ¿¡Así como está!?, preguntaba. No faltó la especialista en sexología que me explicó que el deseo, el apetito sexual, nunca muere en la persona por más edad que tenga, hasta que se muere. En aquella ocasión me dije: no sólo viajar ilustra. Pero fue a propósito de ese caso que me enteré de un chiste al que bien podría colocársele la leyenda esa de: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Un ancianito asilado le dice a una compañera viejita con la que hacía añoranzas: hoy cumplo años. La ancianita lo voltea a ver y le dice: yo te puedo adivinar cuantos años tienes. ¿Deveras? ¡A poco!, le responde él. Sí, deveras, nada más que tengo que calcular primero, le dice ella. ¿Calcular? Cómo, le revira él. Entonces ella le pide que se baje el cierre del pantalón y le deje meter la mano. Dicho y hecho. Y ahí están. Ella toca y toca y él espera y espera, hasta que pasado un buen rato, mucho, bastante, ella por fin saca la mano y le dice: tienes 90 años. ¡Es cierto!, responde sorprendido él. ¡Cómo le hiciste! ¡Dime el secreto! Ella, callada. Y entonces él se pone terco, con la terquedad de los viejitos, a querer saber el secreto. Cuando ella ya no lo aguanta más le dice: es que escuché cuando le dijiste tu edad a la enfermera. ¡Ella era una viejita de tierra caliente, de allá por Tierra Blanca!
--- o ---
A propósito de Prosa Aprisa de la semana pasada (“Monitorear será la moda”), recibo dos puntos de vista vía correo electrónico. Transcribo: “Querido Arthur: Te felicito sinceramente por tu estupenda columna de esta semana. Creo que eres el único que se ha percatado de las inconsistencias de ese dispositivo. No soy abogado pero sospecho que tiene visos de inconstitucionalidad. Y, para que sea derecho positivo, es decir, una norma vigente y práctica, necesita condiciones objetivas de aplicación. ¿Qué efectos concretos tendrá ese monitoreo?, me temo que ninguno. En tu estupendo ejemplo del paraguas: si sales a la calle con un paraguas del PRI, ¿le cancelarán el registro al candidato cuyo nombre aparece en el mismo? Será tan como que el PAN u otro partido obsequie miles de paraguas de "la competencia" para generar decenas de conflictos legales irresolubles. No he leído la disposición –ni siquiera sabía que estuviese publicada– pero me aplico de inmediato. Te abrazo. Juan Antonio Nemi Dib”. “Excelente tema en el más reciente de tus artículos (MONITOREAR SERA LA MODA), pues en esta época de mayor transparencia para la rendición de cuentas en forma óptima y con ello ampliar el acceso a la información pública como señala el art. 8 de la Ley en la materia, el monitoreo será una de las maneras de hacer contraloría social con el mejor instrumento de medición y control: la ciudadanía. Esta etapa de modernidad de las instancias como entes fiscalizables, en Veracruz ha sido impulsado por FHB e incluso hoy varios estados del País han solicitado se les explique y enseñe la metodología para constituir comités de contraloría ciudadana, es más hasta el gobierno federal. Felicidades por abordar este tema de gran interés para la sociedad en su conjunto. Un abrazo. José Luis Enríquez Ambell”.