Han sido días de mucho frío en Xalapa como en el resto del estado aunque en la capital ya estamos acostumbrados y mejor preparados para enfrentarlos. Por eso es posible dormir lo mejor que se puede, bien abrigados y quizá por eso a veces hasta sueños tiene uno, sueños de una noche de invierno, no precisamente sueños de una noche de verano como la de Shakespeare.
En noches pasadas tuve un sueño muy extraño porque no tuvo que ver con familiares, amigos o con asuntos de la vida diaria personal ya pasados o presentes, no, qué curioso: tuvo que ver con la vida pública del estado. Soñé que el gobernador Javier Duarte de Ochoa, sin hacer estridencias salía a hacer un anuncio, no, ahora recuerdo mejor, dos, que cimbraban el estado e incluso tenían repercusión nacional: que revocaba la mayor parte de las 125 nuevas patentes de notarios que se entregaron en los dos últimos años del sexenio pasado, que congelaba las 14 mil 800 concesiones de taxis pendientes de entregar de las 39 mil 800 que autorizó también la administración que concluyó en noviembre anterior y que revocaba igualmente una gran cantidad de las 25 mil restantes que sí se entregaron.
Creo que a todos alguna vez nos ha pasado. En sueño, como si lo estuviera viviendo en la vida real, escuchaba que el nuevo gobernador decía que previa revisión, estudio y análisis, en el caso de las patentes de notaría se había comprobado que se habían violado en especial los artículos 17 y 36 de la Ley del Notariado, que además se excedía el número y se violaba dicha ley porque señalaba que debe haber una por cada 25 mil habitantes por lo que si se hubieran cumplido con los requisitos cuando más debían haber sólo 290 de acuerdo a la población que tiene el estado cuando ahora hay 312, y que en el caso de las concesiones de taxis, 14 mil 800 que estaban en estado de “asignación” porque no se habían cumplido los requisitos para entregarlas no se autorizarían, y que de las 25 mil restantes tampoco en una gran cantidad no se habían cumplido los requisitos o se había violado la normatividad en la materia y que por lo tanto se revocaban.
Insólito, seguramente porque se trataba sólo de un sueño, escuchaba que el gobernador Duarte decía que se actuaba sólo apegado a la ley y para poner orden en los asuntos públicos del estado y que por lo mismo las revocaciones de las patentes de notarías incluían a ex funcionarios públicos así como a familiares y recomendados de políticos, algunos ex diputados, incluso varios de ellos de oposición, y que en el caso de las concesiones de taxis igualmente se hacía justicia a los verdaderos trabajadores del volante y que se cancelaban las que se habían otorgado a políticos, ex funcionarios, “líderes” magisteriales, de taxistas y de organizaciones que no tienen nada que ver con el gremio y que tienen verdaderos monopolios de concesiones, así como a algunos periodistas que tienen más de una.
En el sueño vi que como reacción a los anuncios la sociedad entera reaccionaba con total aprobación y prorrumpía en aplausos, que la influyente Iglesia Católica echaba las campanas a vuelo, que los notarios, los auténticos, se preparaban para publicar desplegados de reconocimiento al gobernador, que los auténticos taxistas acompañados por sus familiares invadían los centros de las ciudades del estado para festejar y agradecer al ejecutivo estatal su decisión, que los diputados locales incluyendo a los de oposición, quiérase o no, salían a declarar para dar todo su respaldo al gobernante, que los portales informativos daban a conocer los anuncios con grandes desplegados y que enseguida se empezaban a llenar de correos electrónicos de gente del pueblo y de todos los sectores para reconocer al mandatario veracruzano y que le pedían que siguiera con otros asuntos para poner orden, etcétera.
De pronto, algo me hizo despertar, pero aquello parecía tan real que todavía me acuerdo bien. Sueño en verdad extraño, muy extraño. Ya bien despierto pensé que aun en sueño seguramente yo era uno de los que aplaudían los anuncios y pensé y tuve la seguridad de que si eso llegara a pasar algún día en la realidad también no pararía en ningún reconocimiento al gobernador Javier Duarte.
Pero ese sueño me llevó a rascar un poco en los archivos y para mí sorpresa me encontré con que lo que en sueño decía el gobernador, las cifras que manejaba, eran, son reales. Me encontré con que en efecto el entonces presidente del Colegio de Notarios, Miguel Ángel Díaz Pedroza, dijo al entregar el cargo a finales del año pasado que hasta antes del gobierno estatal anterior, incluso hasta antes de 2008, existían sólo 187 notarías, y que, en efecto, en los dos últimos años se había excedido en la entrega de patentes.
También hallé que el 7 de enero pasado, el director del Registro Público de la Propiedad y Archivo General de Notarías, Fernando Vázquez Maldonado, confirmó que ahora existen 312 notarías, y que todavía el 29 de noviembre pasado, apenas un días antes de que concluyera la pasada administración, el entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Estado, Reynaldo Madruga Picazzo, presentaría ese día su examen, aunque no estaba claro si apenas el de aspirante o ya el de oposición para ocupar una notaría en el puerto de Veracruz, donde el número de esas instituciones –de buena fe, les llaman– pasó de 32 a 64 en el pasado reciente.
Pero también encontré en los archivos que el 26 de noviembre pasado cuando glosó el último informe del gobierno anterior, el entonces secretario de gobierno Reynaldo Escobar Pérez, responsable del área de entregas, confirmó que se habían otorgado 39 mil 800 concesiones y que, en efecto, 25 mil peticionarios tenían sus documentos en regla y el resto no cumplía los requisitos porque estaban en “asignación”.
Bien se dice que a veces la ficción supera a la realidad. Aquí, mi sueño por lo menos empata con la realidad.
Pero los beneficiados con patentes de notarías y concesiones de taxis habrán de estar tranquilos y dormir a pierna suelta y no tener sueños locos como el mío, que sólo fue eso, sólo eso, un sueño.