Creo que toda crítica que se hace tiene mayor peso y valor si se sustenta en la experiencia y en el reconocimiento del error propio; en la autocrítica.
El jueves pasado el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, aunque sin citarlos por su nombre, hizo una crítica severa y un reproche a la vez al exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y al actual mandatario Cuitláhuac García Jiménez por los excesos del poder en que cayó uno y ha caído el otro.
Dijo que era una paradoja de la vida política del país que tanto la derecha (presuntamente la de Yunes, panista) como la izquierda (presuntamente la de Cuitláhuac, morenista) hayan caído en lo mismo que tanto criticaron.
El priista pronunció un breve pero bien reflexionado mensaje con motivo de una guardia de honor y depósito de ofrenda floral a propósito del 209 aniversario de la Independencia.
No se excedió en palabrería hueca, huera. No fue el suyo un mensaje retórico, para dar somnolencia, para salir al paso. Fue al grano y en forma directa.
De entrada mencionó que la sociedad veracruzana (y la mexicana en general, añadiría yo) exige, reclama y castiga a quien no cumple o engaña, y en ello vio que consiste el proceso de la democracia.
Lo dijo con conocimiento de causa. Recordó que el PRI fue parte de la transición en 2016 al entregar el gobierno estatal a una fuerza política distinta (la de Yunes azul), porque así lo decidieron los ciudadanos con su voto.
“Se pagaron las malas decisiones y hemos asumido ese costo como partido”.
Nada más cierto. Por más de setenta años, el partido hegemónico del país hoy si acaso sobrevive y no es más que una caricatura del llamado partidazo que arrasaba con todo y con todos. Lo perdieron los abusos y los excesos de sus gobernantes.
Le pega a Yunes
En relación con el gobierno yunista, preguntó: “¿Cómo expresar la frustración de miles de mujeres y hombres que fincaron sus expectativas en la promesa de un cambio de gobierno con rectitud, honestidad y experiencia, que utilizó como estrategia dilapidar al Partido Revolucionario Institucional y no solo a quienes gobernando olvidaron los principios que este representa?”
Como para no dejar lugar a dudas a quienes lo han criticado de estar entregado a Yunes o de quererle entregar su partido, Javier Duarte entre ellos, lanzó con índice de fuego: “¿Cómo explicarle a los ciudadanos de buena fe que los atributos con que el gobierno del bienio se alzó con la victoria electoral se convirtieron en perversidad, egocentrismo e intransigencia?”
Y remató sobre el gobierno bianual: “¿En qué momento quien gobernó Veracruz perdió el rumbo, al grado de luchar con todo para preservar el poder y heredarlo aun a costa de dividir a los partidos políticos, permitiendo el arribo de un movimiento encabezado por un solo hombre en todo el país?”. Se refirió, obviamente, al intento por traspasar el gobierno a su hijo, lo que dio paso al arribo de Morena y de Andrés Manuel López Obrador.
Juicio severo a destiempo pero a la vez oportuno para alertar al ciudadano, al elector, que se cayó en lo mismo.
“¿Qué acaso los ciudadanos no fuimos capaces de darnos cuenta que las mismas banderas con que llegó al poder la derecha en Veracruz fueron utilizadas por la izquierda a nivel nacional? El resultado con esto será el mismo: perversión, egocentrismo e intransigencia se repiten hoy en las actitudes del presidente de la República”.
Y también a Cuitláhuac
Entonces fue sobre Cuitláhuac García Jiménez: “Hoy administra Veracruz la figura decorativa que empieza a desentonar con la imagen que se pretende dar a los mexicanos de un montaje al que solo le sobreviven las fracciones de oposición en el Senado y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, reductos atacados día con día desde la supuesta máxima tribuna de la nación que dejó de estar en San Lázaro para constituirse en Palacio Nacional”.
Siguió el señalamiento de la paradoja que se ha dado: “que tanto la derecha como la izquierda que le atribuyeron al PRI los excesos del poder, hoy encarcelen a sus adversarios políticos, remuevan e impongan con autoritarismo y falta de legalidad a quienes les son o no son afines, además de destruir las instituciones que le han dado avance, progreso y seguridad a esta nación”.
Preguntó si la raíz del problema fue no atajar los odios personales que han secuestrado el entendimiento político en sexenios y bienios anteriores.
Advirtió que no es “zalamero” del poder y responsabilizó al presidente López Obrador por haber hecho de quienes hoy están en la administración estatal “lo que hoy son”.
Y se adelantó, dejando entrever una posible remoción del gobernador García Jiménez: “Estamos listos para postular un candidato a gobernador si a Veracruz se le llama a las urnas en una elección extraordinaria, aunque lamentamos que por la arrogancia tenga que existir en la historia moderna de nuestro estado el primer gobernador que sale a causa de un juicio político, en el cual empeñamos los votos de nuestros senadores para abonar a la gobernabilidad en nuestra entidad”.
Asume su papel crítico como opositor
Fue un mensaje digno de un líder opositor político que llama por su nombre a las cosas, que no titubea y que asume también la postura crítica que perdieron los pocos diputados priistas o presuntos priistas que lograron llegar al Congreso local y que hoy se congracian con quienes están en el poder o con otras corrientes que miran como más fuertes que su partido.
Por temor, por conveniencia o por indiferencia casi se perdió la crítica al poder político, una crítica que debiera servir de contrapeso para evitar los excesos y el abuso del poder. En el caso del PRI, justo es decirlo, otro que levanta su voz es el senador Héctor Yunes Landa. Pero son casos aislados.
De excesos del poder habló Marlon, los criticó. Debe esperar ahora ser blanco de los mismos.
Que se sepa, hay toda la intención oficial de apagar cualquier voz crítica, negociando (conviniendo) con algunos, “cañoneando” a otros, intimidando (con patrullas siguiendo a manifestantes o merodeando domicilios de quienes han trabajado con sus enemigos políticos), marginando o controlando a la prensa, o buscando pecados o pretextos de los opositores políticos para apretarlos. No quieren dejar en pie a nadie que signifique un obstáculo para que se aferren, se entronicen en el poder. Según sus cálculos no solo van a ganar en 2021 sino que va a arrasar en las urnas.
Ojalá y no les gane la tentación de tomar el garrote contra la prensa, de apagar la libertad de expresión. No sería la primera vez, pero hay que estar preparados para todo. Según la información que surge de adentro, ya hay embriaguez del poder, ya están borrachos de poder en tan corto tiempo y arremeten incluso contra los mismos de su partido pero que no son de un grupo muy localizado. Es lo mismo, caímos en lo mismo, o acaso peor.
Podemos, parece que sí
Una exitosa asamblea distrital más de Podemos, para su constitución como partido político, fue la que tuvo lugar el viernes en Tlacotalpan. Hacen poco ruido pero avanzan con efectividad.