Para no perderme, he revisado y releído el comunicado oficial 1130 del martes 8 de marzo que emitió la Dirección General de Comunicación Social del Gobierno del Estado (está en su página web) y sí, no hay ninguna duda: el gobernador Javier Duarte de Ochoa declaró que son 156 las empresas constructoras que están “bajo investigación por presunto fraude al erario estatal” que rebasaría los 900 millones de pesos. También que su gobierno actuará “con toda la firmeza y determinación, porque aquí no hay circunstancias especiales y quien esté al margen de la legalidad tendrá que asumir las consecuencias”, además de que “no se protegerá a nadie –ni funcionario o ex funcionario– que tenga algún tipo de responsabilidad en estos casos”.

El tema da para mucho, ofrece diversos ángulos para comentar. Sin duda, de entrada y si no se queda sólo en la declaración y de veras se actúa con toda firmeza y no se protege a nadie, los ciudadanos pero en especial los contribuyentes aplaudirán y reconocerán al ejecutivo, pues finalmente el dinero del que se ha abusado es de todo el pueblo veracruzano al que se obliga a contribuir con impuestos se supone que para obras y servicios que beneficiarán a la colectividad.

El mero hecho de que se haya hecho la denuncia pública, de cara a todos los medios informativos, es algo que no tiene precedente y que abre la esperanza de que, como se viene pregonando, por fin se meta orden en la administración pública estatal pero en especial en un área que no sólo desde el sexenio anterior sino de hecho desde siempre ha sido un monstruo de mil cabezas de corrupción que cada seis años ha venido sacando del horno nuevos millonarios sin que jamás se haya llamado a cuentas a nadie, recuperado el dinero mal habido y menos procedido penalmente contra los responsables, es decir, ha prevalecido la impunidad a todas luces.

Un hecho que llama la atención es por qué sólo se menciona con pelos y señales a sólo tres de las 156 constructoras que se investigan, que sería grave que en lugar de barrer parejo se actuara con algún marcado interés, es decir, que se politizara el asunto y que se utilizara el tema para cobrar algún agravio de tipo político o que se buscara perjudicar a propósito a alguien, pues en lugar de procederse echándole el guante a los culpables se ha filtrado en algunas columnas periodísticas que una de las empresas tiene algún nexo con el senador Manlio Fabio Beltrones como si se quisiera descalificar a éste, quien es un marcado y abierto precandidato presidencial, dentro del priismo el más serio contrincante de Enrique Peña Nieto.

En lo inmediato no se entiende cuál es la estrategia o mejor dicho si hay estrategia en este caso y qué se busca con ella pues a diferencia de los ex funcionarios municipales contra quienes se actuó en forma sigilosa –relativamente– con órdenes de aprehensión en la mano en lugar de salir primero a dar conferencia de prensa para anunciar que se procedería en contra de ellos, ahora primero se está avisando –se hizo un verdadero escándalo mediático a nivel nacional– a través de la prensa y se están haciendo advertencias, verdaderas amenazas, de que se tendrán “que asumir las consecuencias” trátese de quien se trate sea funcionario o ex funcionario.

Pregunto si hay estrategia porque creo que el gobierno del estado se disparó, se ha dado un tiro en el propio pie, ya que con poquito que se rasque o se remueva en el asunto va a brotar la pus de la corrupción y de la impunidad a borbotones y muy pocos van a quedar a salvo además de que muchos van a resultar salpicados.

Pero hasta ahora se ha escuchado una sola voz: la oficial. No creo, por ningún motivo, que los propietarios, socios, cómplices, de las empresas acusadas se van a entregar para ir al sacrificio como verdaderos y mansos corderitos, que se van a dejar llevar al matadero, al holocausto, amarraditos de pies y manos sin emitir ningún berrido; que no se van a defender como los ex funcionarios municipales denunciados. Es más, se me hace sospechosa y extraña su actitud de estar guardando silencio hasta ahora, a ver si no están preparando su defensa y una contraofensiva de efectos políticos incalculables si se deciden a abrir la boca y dicen todo lo que saben porque lo han vivido, lo han padecido.

No que no haya habido empresarios que abusaron (en la prensa diaria de las ciudades más importantes se vino denunciando con toda oportunidad que sólo se beneficiaba con grandes y jugosas obras a unas cuantas empresas, a unos cuantos empresarios consentidos vaya usted a saber por qué razones), pero también hay empresarios pequeños y medianos honestos, trabajadores, responsables, que me atrevo a señalar que también fueron víctimas de las circunstancias.

Hasta donde me quedé, en el pasado reciente alguna vez me buscaron conocidos míos para pedirme que orientara a empresarios constructores amigos suyos para ver qué hacían, ya que les habían asignado obras, en efecto les habían dado un adelanto cobrándoles recíprocamente el famoso diezmo, habían hecho muchos gastos para empezar a trabajar entre ellos a causa de la contratación de personal y el pago de sus cuotas al IMSS, etcétera, pero no les habían vuelta a dar ninguna ministración. Les habían dicho que pusieran de su dinero y que siguieran trabajando y que pronto se los repondrían, pero llevaban meses dando vueltas y vueltas y nada, ya nadie los recibía ni los atendía en Finanzas, no tenían para combustible de sus máquinas, tenían la presión de los trabajadores, tenían maquinaria parada sufriendo deterioro y perdiendo dinero, los intereses bancarios los estaban ahogando. La última vez que supe de algunos de ellos es que, a los que mejor les fue, habían conseguido algunas obras pequeñas en Tabasco o en Chiapas y habían podido mover su maquinaria hacia allá, pero a otros les fue peor: no aguantaron, quebraron y de paso quedaron endeudados. Todavía no se reponen. Y claro, dejaron las obras tiradas. Algunos de ellos deben estar entre los 156 a los que se investiga. Habrá que ver qué pasa cuando saquen a la luz pública sus documentos.

Y, claro, se debe proceder legalmente contra todo aquel que resulte responsable, se trate de quien se trate. En eso el gobernador Javier Duarte tiene todo nuestro apoyo, estoy seguro que también el de todos los veracruzanos. Pero ni un paso atrás. Queremos ver resultados.