Solo seis días restan para que sepamos quiénes de los trece aspirantes al cargo de rector o rectora de la Universidad Veracruzana, a juicio de los integrantes de la Junta de Gobierno, garantizan mejor el cumplimiento de las funciones de docencia, investigación y extensión, que son la esencia y la misión de la máxima casa de estudios.
El próximo lunes, a las seis de la tarde, en la página oficial de la institución, se informará a la comunidad universitaria (y al público en general interesado) quiénes fueron elegidos como candidatos, finalistas, de entre los cuales será designada la nueva autoridad, cuyo nombre será dado a conocer una semana después, el lunes 30 a las dos de la tarde.
La lista de los aspirantes la integran tres mujeres: Ana Beatriz Lira Rocas, Yolanda Méndez Grajales y María del Rocío Ojeda Callado. El resto: Martín Gerardo Aguilar Sánchez, Héctor Francisco Coronel Brizio, José Luis Cuevas Gayosso, Alejandro de la Fuente Alonso, Darío Fabián Hernández González, Carlos Lamothe Zavaleta, Jorge Manzo Denes, Héctor Venancio Narave Flores, Salvador Tapia Spinoso y Rafael Vela Martínez.
Respetables todos, conocidos míos algunos de ellos, no quiero dejar de señalar que en algunos casos, sin duda en su afán por obtener el cargo, hubo quienes, a juicio mío, dieron a veces la impresión de ser candidatos a un cargo de elección popular, político, y realizaron campañas de promoción mediática de sus personas en las que incluso se excedieron y en lugar de enfocarse a lo qué es y debe ser la universidad plantearon prácticamente la solución de los problemas de Veracruz, que es tarea de los gobernantes.
He leído con detenimiento los seis artículos (no los ha dado por concluidos) que con motivo del proceso sucesorio ha publicado el exrector Víctor Arredondo Álvarez en el portal alcalorpolitico.com, interesantes y muy ilustrativos, que me parecen que dan la mejor medida sobre la que se determinará la gran decisión.
Le doy un gran valor a lo que dice tanto por su calidad de exdirector general en la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica de Educación Superior de la SEP, como de excoordinador general de Programas Académicos de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES), de exsecretario de Educación de Veracruz y de haber sido dos veces rector de la UV, así como la primera autoridad universitaria autónoma que hubo.
Acertado, que sea la Junta de Gobierno la que decida
De entrada deja algo bien establecido para, como dice Alicia en el país de las maravillas, iniciar desde el principio: lo acertado de que sea la Junta de Gobierno, un grupo colegiado de prestigio académico, la que califique y decida.
Como primer rector autónomo de la UV (la ley que otorgó la autonomía data de 1996, cuando el gobernador era Patricio Chirinos Calero), tiene la certidumbre de que la Junta honrará su enorme compromiso. “Sus respectivos perfiles y trayectorias personales me llevan a confiar que así será” (coincido, como lo publiqué el 22 de junio pasado con el subtítulo “El proceso sucesorio en la UV”).
Para Arredondo, por su compleja misión, estructura y funciones, la conducción de la UV requiere un liderazgo experto que tenga claridad sobre los desafíos emergentes de la sociedad del conocimiento, del mundo cada vez más interdependiente y de los estragos de la desigualdad social; del enorme potencial del aporte transdisciplinario, de la colaboración horizontal en redes; del papel que guarda el saber universal para el desarrollo local y, en particular, sobre el entorno actual de política educativa en materia de educación superior.
Algo que apunta es la necesidad de resolver los desafíos que habrá de imponer la demanda de estudios universitarios gratuitos y la consecuente diversificación de fuentes de financiamiento.
Lo que dice al respecto, con conocimiento de causa, es bastante preocupante sobre el futuro de las finanzas de la casa de estudios, que da en qué pensar sobre el escenario que le espera y con ello a la propia comunidad universitaria.
Podría llegar a reducirse el subsidio estatal hasta 50% o más
El también investigador recuerda que la Ley General de Educación Superior publicada en el Diario Oficial de la Federación apenas en abril pasado establece, entre otras reformas, la gratuidad obligatoria de la educación superior pública.
Apunta que cuando ello ocurra totalmente, dado que se plantea una aplicación gradual, la UV perderá alrededor de 13.5% de su presupuesto total, porcentaje que, opina, equivale en su mayoría a los ingresos por cuotas de inscripción y servicios escolares.
Pero no solo eso. Agrega que merece atención especial también el impacto adverso de la reciente reforma del Artículo 72 de la Constitución Política del Estado de Veracruz, que modifica la base de cálculo establecida en 2017 para asignar el subsidio estatal a la casa de estudios, la cual planteaba un crecimiento progresivo para llegar al 4% del presupuesto general del estado.
Explica que a contracorriente, la reforma de 2020 toma como base una partida presupuestal estatal denominada Ingresos de Libre Disposición, que además de que puede variar cada año, en 2020 apenas representó el 47% del presupuesto general de Veracruz.
Esto significa, agrega, que de aplicarse ese criterio, que considera incomprensible e inoportuno, el subsidio estatal se reduciría de manera oscilatoria cada año en más de un 50%.
Es contundente: “No hay forma de que la UV sobreviva tal situación. Y el entorno financiero se nubla aún más por la recesión económica actual que perdurará por lo menos otro par de años” (si no es que más).
Sobre la obligada gratuidad de la educación superior expresa que habrá que analizar con datos duros, provenientes del perfil socioeconómico de los alumnos que ingresan a la universidad pública mexicana, si no es contraproducente subsidiar a quienes pueden absorber los costos de las actuales cuotas universitarias, en vez de apoyar cabalmente con becas a los estudiantes de recursos más bajos y que logran ser aceptados por sus buenos puntajes en los exámenes de admisión.
Señala que en teoría, el otorgamiento focalizado de becas estudiantiles debería ser la labor de fundaciones y patronatos, de las propias universidades y de los gobiernos en el ámbito federal, estatal y municipal.
Se requiere liderazgo que habilite gestores de ingresos alternos
De ahí, apunta, la necesidad de un liderazgo universitario que, además de emprender una racionalización de la función administrativa, sea capaz de desplegar una ingeniería financiera dirigida a habilitar a gestores de lo sustantivo en la generación de ingresos alternos para superar los actuales indicadores “que reflejan desatención de una labor de gran valor estratégico”.
La Universidad Veracruzana es parte sustantiva de la vida pública del estado en todos sus aspectos y todo lo que tenga que ver con ella no puede ser ajeno al interés de los veracruzanos.
Yo también confío, además como trabajador académico de la UV, en que los integrantes de la Junta de Gobierno valorarán el mejor perfil, el más adecuado para enfrentar con éxito los retos actuales y los que se prevén para el futuro, y que el sucesor de Sara Ladrón de Guevara, quien lo hizo bien, la primera mujer que llegó al cargo, será un digno sucesor.
Retorno a clases, decidirá autoridad sanitaria: Cuitláhuac
Sobre el polémico tema del retorno a clases presenciales, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez declaró ayer que finalmente será el Comité Técnico de Salud (federal) el que tendrá la última palabra, donde implique mayor movilidad de alumnos.
Pero dijo en conferencia de prensa que si el gobierno federal lo confirma, el regreso a clases presenciales se dará “con la aplicación estricta de todas las medidas sanitarias, de forma escalonada, parcial y mixta”.
La moneda, pues, está en el aire.