Uno a veces tiene ganas de creer en las autoridades, pero sus acciones o sus omisiones, su ineficacia, su inacción para hacer cumplir la ley, sus mentiras, le apagan el ánimo y la buena disposición a uno.

Ayer, en un desplegado periodístico a media plana, los sectores más poderosos de Xalapa –económicamente hablando–, el Comité Directivo de la Cámara Nacional de Comercio, Servicio y Turismo de Xalapa y el Comité Directivo de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción Delegación Xalapa le reclaman a la alcaldesa Elizabeth Morales García que vivimos en “un Xalapa sin orden y sin ley” pues le reprochan que se permita el “denigrante espectáculo a los ojos de todos los xalapeños y de quienes nos visitan” de los jóvenes encuerados de los “400 Pueblos”.

 

“Exigimos (la palabra la pusieron en letras negritas, para destacar el reclamo) a la autoridad municipal intervenga ante quien considere (ante quién cree usted) corresponda, para terminar con este espectáculo lacerante” y le señalan que “No podemos dar el paso que turísticamente queremos dar” así, pues le señalan la deplorable “imagen que estamos dando” cuando se celebra en la capital un torneo internacional de futbol soccer.

 

Tienen razón, pero nadie ve nada, nadie actúa y la ciudad y sus habitantes son y somos rehenes tanto de grupos como de la falta de acción de las autoridades. Ayer, en el portal alcalorpolitico.com leí lo que dijo la presidenta municipal sobre el tema: “Con respecto a las constantes críticas de la población por el ‘espectáculo’ que dan todos los días estas personas, la alcaldesa recordó que tienen el día ‘Jueves para ti’ para que la ciudadanía le cuente su problemática”. Qué tristeza. Qué se puede esperar.

Pobre Xalapa. A partir del 29 de este mes se pondrá en marcha un programa para sacar de la circulación diaria taxis y camiones del servicio urbano. La única finalidad, han dicho y repetido las autoridades, es mejorar la vialidad así como las condiciones económicas del sector y el medio ambiente.

De entrada, la intención es buena, pero, que se sepamo, no existe un estudio serio y a fondo que recomiende y sustente la medida que se va a aplicar e incluso cuando se han hecho los anuncios oficiales se ha dicho que se trata de “programas pilotos” y que si la medida resulta se quedará y si no se eliminará. Improvisación, pues. A ver qué sale. A ver si es chicle y pega.

Resulta curioso que cuando uno viaja en taxi o en camión urbano escucha los comentarios de los choferes: no hay uno solo que crea que la medida es efectiva y menos piensa que se va a resolver así el problema de la vialidad en la capital ni que van a mejorar económicamente y menos que se va a resolver el problema de la contaminación. Pero las autoridades deciden desde la altura de la oficina y acaso alguna vez se han subido a un taxi pero nunca en un urbano.

La familia Chedraui, xalapeña, sin duda tiene mucho de positivo. Conozco a varios de sus integrantes y sé que son personas que tienen mucho de altruistas (en Xalapa sostienen una unidad médica para el tratamiento del cáncer, por ejemplo, que beneficia sobre todo a la gente pobre), pero, lamentablemente, apena que también, en algunas ocasiones, pueda en su empresa más el afán de las ganancias económicas que la responsabilidad social.

Aquí, en su oportunidad, comenté cómo con una celeridad que sólo el dinero y las buenas relaciones con las autoridades lo permiten construyeron en un dos por tres un nuevo súper en la avenida 20 de Noviembre Oriente esquina con Fausto Vega Santander y señalé que, por lo que observé durante la construcción, ese nuevo centro comercial desquiciaría la vida de un populoso sector de la ciudad capital, como, en efecto, desde hace muchos días, no obstante que apenas hoy se inaugura oficialmente, ya causa serios problema de vialidad.

Es cuando uno se pregunta si de veras se quiere resolver el problema de la vialidad, y si es así cómo se permitió la apertura de este nuevo súper. Transito regularmente por la avenida en cuestión y si antes el paso era fluido, ahora hay que llenarse de paciencia para cruzar un corto trecho en 10, 15, 20 minutos o más, según la hora de que se trate, tiempo que se alargará y problema que se acentuará cuando todo mundo vuelva de vacaciones, en especial los estudiantes que son muchos.

Cómo creer pues lo que nos dicen las autoridades de que se quiere resolver el problema de la vialidad si ellas mismas lo permiten y lo propician y lo toleran.

Pero cómo creerles cuando autorizaron el aumento en el precio del pasaje del servicio urbano dizque estableciendo una diferencia en el precio según la calidad del servicio: el aumento sólo surtiría efecto en las unidades de modelo reciente. Salvo el primer día de la medida, al siguiente todas las unidades, hasta la más vieja carcacha, cobraban ya el aumento en forma generalizada y no se ha visto que ninguna autoridad, ninguna, entre en defensa de los usuarios haciendo respetar lo que ellas mismas establecieron.

Lo único que se puede concluir es que hicieron las cosas como la hicieron sólo para taparle el ojo al macho, para hacer como que hacen, lo que lleva a pensar que no actúan por algún acuerdo bajo el agua o en lo oscurito con los camioneros, acuerdo que, conociendo como actúan luego algunas autoridades, debe llevar a buenos dividendos. Pero nada que tenga que ver con los intereses de la población.
Se dice una cosa y se hace otra. Es decir, se miente.

 

Las autoridades deben pensar que el ciudadano no se da cuenta. Debieran escuchar los comentarios que a ras de tierra –como dijera el diputado ahora Ciudadano, ya no Convergente, Armando Méndez de la Luz– se hace de ellas. Piden y reclaman credibilidad, confianza, cuando primero las minan, las dinamitan.

Cuando la conocí, la vocera del grupo legislativo del PAN  en el Congreso local, Martha Marañón, me causó buena impresión. Mujer, joven, sencilla, respetuosa, comunicativa, me pareció hasta amistosa.

 

No conozco su desempeño profesional más que por referencias, pero por lo que advertí entonces me pareció que mantiene buena relación y  buen trato con los reporteros, que ese es su trabajo.

 

Antes fue vocera de la dirigencia estatal de su partido. Ahora, ha llegado a la titularidad de Comunicación del Comité Directivo Estatal de partido blanquiazul otro joven, Omar Miranda Romero, quien también es regidor del Ayuntamiento de Xalapa, muy preparado, que también actúa con mucha sencillez y con mucha diligencia, además de que con toda humildad expresa sus deseos de aprender, no obstante que su partido lo envió a realizar una maestría en España sobre Imagen y Confianza Institucional y cursó otra en la Universidad Anáhuac de Xalapa sobre Comunicación Corporativa y Mercadotecnia.

 

Ojalá y los dos lleguen a otras alturas políticas pero ojalá no cambien. Sin duda, dos valores de la comunicación política de Veracruz. Como regidor, me consta, este joven escucha, atiende y resuelve, sin distinción alguna.