Trascendió que el fin de semana que pasó fueron insistentes los repiqueteos de algunos teléfonos del Palacio de Gobierno debido a urgentes llamadas desde Washington. Ello se habría debido a que el presidente Barack Obama quería hablar con el responsable para pedirle que le enviara de inmediato a Tomás Ruiz González, ante la decisión de la agencia Standard & Poor's (S&P) de rebajar la calificación de riesgo de la deuda soberana estadounidense de AAA a AA+, un hecho sin precedentes en la historia de la potencia norteamericana.
Obama se habría enterado que en apenas seis meses del nuevo gobierno de Veracruz, en mayo pasado, gracias a la política económica que instrumentó su titular de finanzas, la calificadora Fitch Ratings logró mejorar la calificación crediticia de la entidad.
Al responsabilizarlo de la crisis los republicanos y pedir su renuncia, Obama habría dicho que no le importaba que se pidiera un ajuste en los presupuestos de todas las dependencias para lograr ahorros, que se cobrara una tenencia vehicular a quienes tuvieran coches de súper lujo, que se despidiera a trabajadores del gobierno, que a los que no se quisieran ir así porque así se les ofreciera un programa de retiro “voluntario”, que se subiera el costo de las licencias de conductor, que se renegociara la deuda para pagar a 30 años con las instituciones crediticias, que también se renegociara con los acreedores para irles pagando a cachitos; en fin, que requería a Tomy Ruiz para que fuera a atornillar a los gringos sin importar que su popularidad cayera más con tal de salvar la institución presidencial. No se supo la respuesta. Pero por si las moscas y cualquier día de estos se sufriera otra baja de importancia en el equipo gubernamental, ya se sabe la causa.
Ya más en serio, la severa crisis política y económica que se está viviendo en el vecino país y que desató un tsunami en las economías del mundo nos muestra que donde quiera se cuecen habas y que según el sapo es la pedrada, es decir, que mientras acá la sequía de recursos, sus causas y sus efectos, nos golpea a apenas 7.6 millones de habitantes, la crisis en Estados Unidos pone a temblar al mundo entero, pues pese a la negociación que se logró con los ultraconservadores republicanos del llamado Partido del Te, no se logró evitar las sacudidas en las principales Bolsas del globo terráqueo.
Dentro de todo, es lastimosa y hasta peligrosa e irresponsable la actitud del titular de Hacienda Ernesto Cordero, quien en su afán de querer posicionarse mejor ahora que va a ser candidato del PAN a la Presidencia salió a decir que México está a salvo de sufrir alguna consecuencia cuando de inmediato el dólar empezó a subir frente al peso mexicano. ¡Claro que vamos a sufrir las consecuencias hasta en Veracruz y nadie está a salvo!
Hay que ser justos. Mientras desde Washington se ponía a temblar a todo el pueblo de los Estados Unidos y al mundo entero por las consecuencias de la crisis, el gobernador Javier Duarte de Ochoa parecía escuchar al presidente de Venezuela Hugo Chávez, quien dijo que había que aprovechar la coyuntura para liberarse de la “dictadura del dólar”, y concluía en Brasil una gira de promoción de la entidad como destino para recibir inversiones, contrario a su antecesor que viajó en muchas ocasiones al vecino país del norte, en especial al estado de Texas, para buscar que nos compraran productos y vinieran inversiones.
A lo mejor ha sido un volado, pero el nuevo Ejecutivo ha vuelto la atención hacia el sur, en especial hacia un país que hoy por hoy es la primera potencia económica de Latinoamérica, que dejó de ser una economía emergente, para el que la agencia de calificación de riesgo financiero Standard & Poor's ha dado la voz de compra sobre su economía, sus compañías y sus empresarios, que vive lo que le llaman una “samba financiera” y que, según estimaciones de los expertos, para el 2050 será la cuarta potencia económica del mundo sólo debajo de China, Estados Unidos y la India, es decir, que Javier Duarte por lo menos ha mostrado buen olfato económico y financiero para no buscar expectativas en un país en crisis y sí en otro prometedor, además más cercano por la identidad.
China criticó duramente a la Unión Americana: Washington “debe darse cuenta de que las buenas épocas en las que podía pedir prestado para resolver los problemas que ellos mismos crearon quedaron en el pasado. Para sanear su dependencia, EU debe restablecer el principio de sensatez según el cual hay que vivir de acuerdo con sus ingresos”, según un comunicado, lo que da idea de que el american way of life que tanto hemos admirado y a lo que hemos aspirado, está hoy en crisis. Y ahora ni manera de pensar en un regreso masivo de los paisanos que viven en el país del norte de llegar a apretar la crisis, como el de los “juarochos” el año pasado, pues no hay recursos.
En nuestra aldea local hay de qué preocuparse. En Estados Unidos sus políticos lograron una salida a la crisis económica y política pero se ve muy endeble, sobre todo la posición del Presidente y eso desestabiliza a las economías del mundo.
Son muy malas noticias para nosotros pues, quiérase que no, las consecuencias nos pegarán cuando precisamente acá se trata de levantar la alicaída situación en que están las arcas públicas. Así que por mucho esfuerzo y sacrificios que se están haciendo, el nublado panorama no se aclara, se oscurece más –Tomás Ruiz sabe muy bien lo que la inestabilidad económica mundial significa para Veracruz– y cuando faltan ya sólo cuatro meses y días para que concluya el año, no hay ninguna duda que para el estado será un año perdido en cuanto a obras significativas y de gran magnitud. La situación sigue siendo la misma aunque con ligeros logros, pero persiste el peso de la deuda.
En casi cien días más el gobernador Javier Duarte de Ochoa habrá de presentar su Primer Informe de Gobierno. Si se toma en cuenta la situación hasta la fecha, será un buen logro que diga que por lo menos ha mantenido a flote la nave, que ha logrado aligerar, así sea mínimamente, el pesado lastre que amenazaba con un hundimiento, y que achica el agua para sacar plenamente a flote el buque que le permitirá tomar rumbo fijo y sin riesgo. Una buena noticia será que anuncie que para 2012 no habrá aumento de impuestos. Ojalá pero quién sabe. Y mientras tanto, hay que cuidar hasta el último centavo.