Dígase lo que se diga, arguméntese lo que se argumente, aléguese lo que se alegue,  reclámese lo que se reclame, lo cierto, lo único cierto es que la visita el martes del gobernador presidenciable priista Enrique Peña Nieto sirvió para mostrar el músculo y la fuerza del dinosaurio y no precisamente del que narra Augusto “Tito” Monterroso, o más bien dicho, podría decirse que su microcuento de solo siete palabras encaja bien en la circunstancia política del momento: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

Está allí y vivito o vivote y coleando y las manifestaciones que despertó el seguro candidato tricolor a la “grande” fueron, sin duda, un anticipo de lo que vendrá, pero también fueron una muestra anticipada de la hegemonía que tendrá el próximo presidente de México, avasallante, omnipotente, como en los viejos o en los “mejores” tiempos: al aeropuerto El Lencero llegó a recibirlo la presidenta municipal de Xalapa Elizabeth Morales García, se supone una de las estrellas principales de la fiesta de ese día, y le hicieron una verdadera grosería, que no se merecía máxime por tratarse de una mujer: no la dejaron pasar aunque sí la “invitaron” a ir al Palacio de Gobierno para estar en la ceremonia, según testimonió y registró el colega Alberto Morales García en su portal multigráfica.com.mx cuyo texto lo acompaño con una fotografía donde se ve a un guardia de seguridad ¿cuidando?, ¿vigilando? a que la alcaldesa se suba a su camioneta.

 

Hubo falta de sensibilidad, de cuidado de las formas, lo que no ocurría con el priismo de antaño, pero lo sucedido deberá preparar a los políticos y a las autoridades priistas para saber qué les puede esperar en el futuro casi inmediato con un presidente que llegará con una fuerza innegable.

Lector por placer, por obligación y por deformación profesional, me hallé con la sorpresa que por lo que se publicó de la visita en los medios impresos y en los portales informativos, o más bien dicho acerca del visitante, su personalidad sedujo hasta a los habituales críticos, lo que hace pensar en que su carisma será un gran atractivo para el electorado el próximo año y que arrollará con un efecto como el que en su momento tuvo Vicente Fox candidato y de paso arrastrará con él a todos los candidatos a senadores y diputados federales tricolores como lo hizo en el 2000 el guanajuatense.

Se insiste en decir que la visita no tuvo ningún viso preelectoral lo que, por supuesto, nadie cree y menos cuando la recepción que se le dio casi fue ya de presidente de la república, dígalo si no la forma en que llegó al café La Parroquia, el antiguo, el tradicional, del puerto de Veracruz, según se publicó en la columna “La araña en Palacio” del diario porteño Notiver: “… llegaron al cuarto para las ocho, un convoy encabezado por tránsitos en dos motos BMW (lo que en logística se llama una descubierta), atrás dos suburban’s y luego una suburban blanca con siete guarros de ayudantía mexiquense, entonces ya apareció la camioneta Toyota blindada blanca también y atrás otra suburban más custodiando…”. ¿Motociclistas abriendo paso? Ni al presidente Calderón.

El hermanamiento entre Xalapa y Toluca se cocinó al vapor. Apenas la noche del jueves la alcaldesa Elizabeth Morales García convocó a una sesión extraordinaria y como pudo convenció a los regidores de oposición a que junto con los priistas aprobaran el acuerdo pero, o no sabía o no se los quiso decir, no les dijo cuándo sería la ceremonia protocolaria. La noche del domingo apresuradamente se empezó a avisar a los miembros de la comuna para decirles la fecha y de paso invitarlos a una cena con los ediles toluqueños en el Museo de Antropología para la noche del lunes, ágape al que no asistieron los munícipes panistas, dos de los cuales, de los cuatro que forman parte del Ayuntamiento, tampoco estuvieron el martes en la ceremonia de hermanamiento junto con la representante del PRD por considerar que en realidad se trataba de un acto proselitista. Digno de llamar la atención es que uno de los blanquiazules que sí asistió fue el hermano del aspirante al Senado y ex dirigente estatal y ex líder de la bancada albiazul en el Congreso local Víctor “Pipo” Vázquez Cuevas.

Pero un buen termómetro para medir el tamaño de la euforia priista y a favor de Peña Nieto fue, sin duda, el café La Parroquia. A los tricolores jarochos, bullangueros como ellos solos, les gusta el son montuno y les dan maracas. El reportero Jorge Ernesto Oliva calificó aquello como una “tarde de locura”. La aceptación del mexiquense fue igual en Xalapa que en el puerto de Veracruz.

Los panistas empezarán a vivir ahora las consecuencias de sus errores en el gobierno, su ineficacia como autoridades,  pero también los abusos que han cometido y los vicios en que cayeron, iguales o peores que los priistas a los que tanto criticaban. Hoy los envuelve incluso la corrupción como se ve en Monterrey pero que también ha quedado registrada en escándalos en el puerto jarocho con las dobles nóminas, los súper sueldos, los “aviadores”, los negocios con terrenos y contratos para servicios, las mansiones a orillas del mar, los ranchos.

The Guardian y otros influyentes medios y analistas políticos del país y del extranjero vaticinan ya que el PAN, los panistas, caerán al tercer lugar en las elecciones del próximo año. Es posible. El PRI va a arrasar, para bien o para mal, con un candidato con una gran aceptación popular, joven además, carismático, que cuida, además, la unidad dentro de su partido.

Quién sabe de que se quejan los panistas si los precandidatos de su partido, muchos incluso funcionarios del Gobierno Federal, andan desde hace mucho en plena tarea proselitista así la disfracen como actos inherente a su cargo; como en Veracruz lo hacen en forma casi abierta Víctor “Pipo” Vázquez Cuevas y Julen Rementería del Puerto, y en forma más discreta Abel Cuevas Melo.
Pero ya, ya estamos en los inicios de la batalla electoral. Fría, realistamente, nos guste o no, sin duda el PRI va a barrer. La tarea ciudadana debe ser, lo mismo que como con el PAN ahora en el gobierno, cuidar, pedir, exigir seguridad, resultados, respetos a nuestros derechos.