“… pero ya vieron, me escapé, no sé si del cielo o del infierno, no sé, realmente no les puedo decir…”.
El comentario lo hizo el pasado fin de semana nuestra ilustre paisana, la admirada cantante Paquita la del Barrio.
Doña Francisca Viveros, del mero Alto Lucero (a poco más de media hora de Xalapa; tiene casas en uno y otro lugar), enfrenta serios problemas de salud desde ya hace un buen tiempo.
El mes pasado canceló una presentación en Moroleón, Guanajuato, debido a un tratamiento médico, ya que no podía caminar.
Este fin de semana que pasó ocurrió lo mismo. No se pudo presentar en la Alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México.
El martes pasado había dicho en un comunicado que enfrenta un “desequilibrio” en su salud. Agradeció “muchísimo a toda esa gente que ha estado al pendiente”.
Dijo que “Dios me ha dado permiso de seguir existiendo”. Pidió: “No quiero que dejen de creer en mí”.
¿Va uno al cielo o al infierno cuando muere? Paquita, religiosa, creyente de Dios, por lo que dijo, no descarta que existan las dos posibilidades.
Desde el punto de vista religioso, si se cumple con algunos mandatos, Dios perdona los pecados (“Señor… tu que quitas el pecado del mundo…”, dice la oración de la misa), lo que sería indicativo de que va uno al cielo. Pero quién sabe. Solo él lo sabe.
Lo único cierto es que Paquita acaba de escapar de la muerte y vive como para dejarnos la víbora chillando con su filosofía popular.
¿Qué lugar cree usted que se ganó en vida y ya tiene apartado su espacio en el más allá? ¿Es posible que alguien que ya vivió un infierno en vida, en el mundo terrenal, merezca otro más después de la muerte?
En el caso de Paquita, estoy seguro que irá derechito al cielo porque Dios la ha de llamar para que esté a su lado.
¿Es que acaso no hará bien el Señor también en escucharla y disfrutar sus canciones, que le recuerde que acá entre nosotros, futuros clientes, hay ratas de dos patas, ratas inmundas, animales rastreros, escorias de la vida, infrahumanos, espectros del infierno, malditas sabandijas, culebras ponzoñosas, malditas sanguijuelas, malditas cucarachas, hienas del infierno? (¡Pa su má’! No dejó calificativos en su canción “Rata de dos patas”. Barre parejo). ¿El cielo también está hecho para ellos y los está esperando?
¿Lo han pensado? En ella sí –no como en otro hablador– su pecho no es bodega y nos ha sorrajado varias verdades (a los hombres, a los machos) en sus canciones, gracias a las cuales, aunque físicamente se nos vaya un día, siempre estará en nosotros, creo que más entre ellas.
Paquita me hizo recordar (de nuevo) la anécdota de aquel compañero que habiendo trabajado en un periódico de Xalapa pedía que su dueño y director viviera muchos, pero muchos años.
Cuando alguien, sorprendido, le preguntaba por qué su deseo, si lo había tratado mal como trabajador, respondía que, por eso, “para que pague en vida todo lo que ha hecho”.
Pues sí. Creo que habemos muchos (me incluyo, que conste) que debemos o tenemos, o las dos cosas, que pagar en vida mucho de lo que hicimos y seguimos haciendo, y todavía quedamos a deber.
En fin. Laaarga, pero muy laaarga vida a Paquita (saludos a David, su nieto político, que algún día pasó por mi modesto hogar como un hijo más).
Muestra músculo Movimiento Ciudadano en Xalapa
En el escenario político, de cara a 2024, visualizamos una contienda entre Morena con el PVEM y el PT y la alianza opositora PAN-PRI-PRD, con sus respectivos candidatos.
Pero se nos olvida, o le damos poca relevancia, a la que puede ser, o será, la tercera vía: la de Movimiento Ciudadano (MC), con hondas raíces en Xalapa tanto porque aquí tuvo su antecedente en aquel Convergencia por la Democracia como porque su fundador es el exgobernador Dante Delgado.
(Entre aquel equipo fundador estuvieron Sergio Gutiérrez Luna, José Luis Lobato Campos, Francisco Garrido Sánchez, la fundadora y dirigente y líder moral hasta su muerte del SETSE, Acela Servín Murrieta, el hoy consejero electoral del INE José Roberto Ruiz Saldaña, Rafael Hernández Villapando, Isaías Rodríguez Vivas, Laura Mora Muñoz, Eduardo Pérez Roque, Guillermo Herrera, Roque Viveros y varias figuras políticas más, algunas ya fallecidas.)