A menos que uno sea totalmente insensible al dolor humano, no puede permanecer ajeno al muy doloroso drama por la muerte de 41 migrantes centroamericanos –la mayoría de Guatemala y Honduras– que el lunes quedaron atrapados entre las llamas en la estación provisional del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Se trató de un verdadero acto criminal porque personal del INM los dejó encerrados en medio del fuego luego de que horas antes habían sido recluidos por las autoridades federales, que los encerraron en dos cuartos con rejas, asegurados con candados. Se reportó que hay más de 25 heridos por quemaduras.
No hay justificación que valga de este gobierno que se proclama “humanista”, porque ayer el presidente López Obrador trató de culparlos al decir que ellos mismos quemaron colchonetas como protesta porque pensaron que iban a ser deportados, lo cual puede ser cierto, pero no había motivo para que los hubieran detenidos como criminales.
La nota informativa de la reportera Beatriz Guillén del diario El País dice que medios locales habían reportado que los migrantes estaban vendiendo artesanías o pidiendo dinero, por lo que las autoridades quisieron retirarlos de la calle.
Que tras el arresto, por presuntos disturbios en la vía pública, fueron llevados a varias celdas de la estación migratoria, “que no es un albergue, como ha señalado este martes el presidente, sino un inmueble en el que se retiene a los migrantes. El mismo lunes, alrededor de las 21.30 horas empezó el fuego”.
Es de tanta gravedad el caso que el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido. La información le dio la vuelta al mundo.
Dado que la impunidad con los suyos caracteriza a los gobiernos de la 4T, lo más probable es que no haya castigo para los responsables y todo se limite a la renuncia del comisionado del INM, Francisco Garduño Yáñez, y que en su mañanera de este miércoles el presidente evada la responsabilidad que le toca a su gobierno y culpe a “los conservadores”, como ya es su costumbre.
Pero AMLO les había ofrecido bajarles el cielo y las estrellas
Qué lejos está aquel 21 de octubre de 2018 cuando ya como presidente electo, en gira de agradecimiento, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, proclamó que las personas migrantes de origen centroamericano eran bienvenidas en México y anunció que recibirían visas de trabajo.
En esa ocasión dijo que además, con miras a ofrecerles opciones productivas en sus países de origen, se trabajaba ya en un acuerdo con Estados Unidos, Canadá y Centroamérica. “Mientras tanto, deben respetarse sus derechos humanos y procurarles protección”, cosa que no se vio el lunes que su gobierno cumpliera.
Su gira de entonces tenía también como fin dar a conocer a la población las primeras acciones que llegarían al estado de Chiapas una vez iniciada su administración federal.
Ahí se refirió al fenómeno migratorio:
“Aquí hago un paréntesis para también referirme a los hermanos migrantes centroamericanos. Decirles que cuentan con nosotros, yo ofrecí visas de trabajo a los centroamericanos pobres que salen de su país porque no tienen opciones. ¿Por qué ofrezco eso para los centroamericanos? Porque va a haber trabajo para los mexicanos y trabajo para los centroamericanos en nuestro país”.
Solo para los mexicanos ha cumplido a medias, porque una gran parte de la población está en el desempleo y otros sobreviven en la economía informal, y los que presume que tienen trabajo, como los que laboran en la construcción del Tren Maya, es cierto pero son temporales.
Pero fue puro choro; se dobló ante Trump
Sobre la bienvenida que dio “a los hermanos migrantes centroamericanos”, fue puro choro, para usar un término que le gusta mucho usar. Cómo olvidar que siendo presidente Donald Trump lo hizo doblarse y lo obligó a reprimir a esos “hermanos”, haciendo que incluso estrenara la Guardia Nacional como muro en la frontera sur para no dejarlos pasar, reprimirlos a golpes, detenerlos y tratarlos como delincuentes.
En acto público en Tuxtla Gutiérrez dijo, y dijo bien que “el que sale de su pueblo no sale por gusto, sale por necesidad”. Agregó entonces que todas las personas tenían derecho a buscar opciones para ganarse la vida, ya que las medidas que habían sido tomadas hasta el momento no resolvían el problema de fondo: “No se puede estar enfrentando este problema solo con el uso de la fuerza, con medidas coercitivas, hay que garantizar los derechos humanos”. Eso fue exactamente lo que no garantizó ni cumplió su gobierno la noche del lunes, en un hecho vergonzoso para México y que horroriza al mundo.
Para mostrar que ha sido puro cuento, también vale la pena recordar que en aquella fecha comentó que había abordado el asunto con las autoridades de Chiapas: “Vamos nosotros a seguir insistiendo en este asunto, y también le estoy pidiendo de manera muy respetuosa al gobernador constitucional y al gobernador electo de Chiapas, a los dos, que estén muy pendientes para que se proteja a los migrantes, que se les garantice que van a tener dónde dormir, sobre todo que van a tener protección las familias, las mujeres, los niños. Nada de mal trato a los migrantes centroamericanos”. De lengua me como un plato, solemos decir en México.
Sin embargo, nada de eso ha dado su gobierno a los migrantes: no les ha proporcionado protección ni dónde dormir ni buen trato. Para más, han hecho mucho, pero mucho más nuestras admiradas Las Patronas, esas heroicas mujeres de Amatlán de los Reyes, que sin ningún alarde han mostrado, ellas sí, su mejor rostro humano socorriéndolos no solo en lo que va de este gobierno sino de mucho antes.
A ver si actúa como en el caso de la guardería ABC
El 5 de junio de 2019, recién iniciado su gobierno, López Obrador informó que reabría el caso de la guardería ABC, de Sonora, ocurrido el 5 de junio de 2009, en el que también a causa de un incendio murieron 49 niños y más de 100 resultaron gravemente heridos. Denunció entonces al exgobernador José Eduardo Bours. El 3 de marzo de 2022 criticó la impunidad que hubo.
El 24 de febrero de 2022 apoyó al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, quien acusó al expresidente Felipe Calderón de encabezar una operación de Estado para encubrir el hecho. Declaró que le creía, y se pronunció porque “no se repitan estos hechos lamentables, dolorosos, en donde es evidente que hay impunidad: se protege a los que tienen influencia, implicados y familiares de políticos, eso es lo que queda de manifiesto”. Vamos a ver si ahora aplica lo que dijo entonces.
Hubo fuerte reproche de la Iglesia
El diario Reforma informó por su parte que en un pronunciamiento, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reprochó las condiciones “infrahumanas” en las que se encuentran en México los migrantes, en albergues que comparó con cárceles, lo que consideró, es producto de las “numerosas” detenciones realizadas por el Instituto Nacional de Migración.
“No son ‘albergues’, son estaciones migratorias que en realidad operan como prisiones y como castigo ante la migración irregular”.
Ya escucharemos a ver con qué nos sale este miércoles el presidente, pero se puede apostar a que no aceptará ninguna responsabilidad por parte de su gobierno. Evadirá lo que antes criticó.