De acuerdo a testimonios de colegas y paisanos del sur del estado, pareciera que en el gobernador Javier Duarte de Ochoa comienza a operarse un cambio que, de confirmarse, sería bueno tanto para él –eso creo– como para los veracruzanos en general por la necesaria vinculación que se requiere siempre entre gobernantes y gobernados pues los asuntos del Estado deben enfrentarse juntos para un mejor resultado para ambas partes.

A mediados de la semana pasada, el Ejecutivo viajó, entre otros lugares, a Coatzacoalcos y a Acayucan, y en ambos lugares, según platican los reporteros y personas que atestiguaron los hechos, el joven gobernante no sólo se mostró y anduvo de buen humor sino que tuvo ya otro trato tanto para con los periodistas como para con las personas que asistieron a ellos, algo que no habían visto ni vivido hasta ahora.

En Coatzacoalcos donde se realizan trabajados de dragado como parte de la magna construcción del túnel carretero bajo el río Coatzacoalcos, el miércoles 26 al viajar en una barcaza hacia la mitad del lecho para dar el arranque de los trabajos de la draga, de pronto el Gobernador advirtió una inconformidad de los reporteros  a los que habían subido aparte a dos lanchas, quienes le demandaban viajar con él.

Distante como se había mantenido hasta entonces con la prensa, para sorpresa de todos de pronto ordenó que sí, que los cambiaran y los subieran a la embarcación en la que iba e incluso de la mejor gana se colocó a estribor para ayudar personalmente a reporteros, fotógrafos y camarógrafos, uno a uno, a que se subieran a la barcaza.

Pero ese cambio se advirtió también en Acayucan, en la comunidad Ixtagapa, donde permitió y se permitió un acercamiento con la población con la que convivió de muy buen humor, lo que también llamó mucho la atención.

Acaso le empieza a agarrar o ya le agarró el gusto al ejercicio del poder, acaso siente o advierte la necesidad de hacerlo, pero parece que se están dando las primeras señales de un cambio sustancial en el gobernante quien en el arranque de su administración dijo que no le interesaba ser popular aunque a lo mejor ahora dijera que, bueno, aunque sea un poquito sí le interesa ser popular y a ver si no termina por de plano querer ser el más popular de cuantos gobernantes ha habido.

Digo que acaso ya le agarró el gusto por el poder y es que  es difícil que el mortal no sucumba a los encantos del poder, uno de ellos la aclamación –por decirlo de alguna manera– de su pueblo, saberse el iluminado, el mesías, el salvador, el redentor, el hombre que los mortales han estado esperando para que los salve, al que todo mundo quiere acercarse y tocarlo, escuchar una palabra de él, el verbo esperanzador de un mundo mejor, el dueño y dador de vidas y destinos.

Digo que acaso siente o advierte la necesidad del cambio, de estar más cerca de la gente, de dejarse querer pues ve en el horizonte electoral que se necesitarán votos, votos para dentro de nueve meses, votos que deben ganarse en el contacto diario con el ciudadano y que desde ya hay que ir amarrando a base de promesas y ofrecimientos, a base de hechos concretos, a base de simpatías.

En su libro El político –luego de muchos años desde el siglo pasado en que se agotó la edición española de Espasa-Calpe, lo acaba de publicar en México el Fondo de Cultura Económica–, Azorín escribió consejos, insinuaciones, recomendaciones para los políticos y una de ellas es:
“Cuando salga de la corte y vaya a provincias… por las mañanas, bien temprano o en alguna otra ocasión, él… se irá, bien sólo o bien en compañía de un buen  amigo a visitar y escudriñar el pueblo o la tierra adonde ha llegado… hablará con los oficiales o artesanos; interrogará a las gentes del campo.

 

De todos ellos se informará respecto a sus vidas, a sus necesidades, a sus planes y a sus ideas sobre la marcha de los negocios públicos.

 

Si ellos no le conocieren y hablaren con toda libertad, la visita podrá serle muy fructuosa; si, conociéndole, tuvieren temor o encogimiento de expresarse con espontaneidad, esfuércese con su sencillez, con su cortesía, con su afabilidad, con su llaneza, en hacer desaparecer todo reparo.

 

Después de estos escudriños y salidas… él sabrá a qué atenerse respecto al país que visita, y, aparte de esto, tales escapadas habrán esparcido su ánimo y le habrán tonificado y dado ánimos para continuar en la fatigosa labor de sonreír a unos y a otros, de estrechar manos y de proferir cosas frívolas”.

Acaso Javier Duarte de Ochoa ha decidido seguir estos consejos de Azorín y acogerse a la sencillez, la cortesía, la afabilidad, la llaneza que recomienda en su trato con el pueblo para ganar simpatías para él y para su causa así como para esparcir su ánimo, para tonificarse con el propósito de tener ánimos a fin de continuar en su fatigosa labor de sonreír a unos y a otros, sobre todo después de la terrible crisis que vivió a causa de la inseguridad y la metralla mediática que recibió.

Habrá que esperar el transcurso de los días para ver si se confirma este cambio de actitud en la forma de gobernar y si ello lo lleva a acercarse no sólo a la población que lo recibe en sus giras de trabajo sino a otros actores de la sociedad que sienten, por ahora, lejanía, y así lo expresan cuando pueden.

Pudiera parecer ya una reacción oficial a la fuerza que mostró el panismo en el norte del estado durante la visita del precandidato Ernesto Cordero Arroyo. El sábado, en Tampico Alto, en aquella zona, ante centenares de personas, el secretario de Educación Adolfo Mota Hernández anunció obras de infraestructura educativa por un monto de 147 millones de pesos para esa región en  coordinación con ayuntamientos y  consejos de participación social. En el acto donde hizo el anuncio, que se combinó con el primer informe de resultados del diputado Leopoldo Sánchez Cruz, lo que destacó fue la presencia de miles de personas, un acto multitudinario como para demostrar que el oficialismo tiene también con qué. Y Mota sabe cómo mover ese abanico. ¿Y la reacción de Héctor Yunes?

Yo también aprovecharé 1 y 2 de noviembre para ver cuestiones personales. Nos encontramos el jueves.