+ Abundio zacatón al debate.
Que aún perdiendo, la guerra sucia contra Tía Chío continuará
—Chopenjawer pitoniso
Queda menos de una semana y media para que terminen las campañas políticas. Todo el teatro, los sombrerazos, los spots, los tuitazos, las aguerridas columnas y notas periodísticas pasarán al archivero y al anecdotario.
Ya se vieron otras formas (el latoso TikTok, por ejemplo) de hacer campaña, de llegar a la gente. Los impresos de plano pasaron a la prehistoria. La radio se mantiene, la TV ya no tiene los ingresos de antes —pese a ser la favorita durante años— pero ahí sigue. Las páginas web también se resisten a morir ante el embate de las redes: lo de ahora, aunque algunos todavía se resisten a creerlo, es el periodismo digital.
Pero sin duda el caminar por las comunidades es la otra forma de sentir a flor de piel la realidad más allá de fríos números de interacciones, publicaciones y likes.
Es a ras de piso, pues.
He escuchado y leído a varios especialistas en encuestas decir que es muy difícil cambiar las tendencias faltando pocos días para el día de la elección. El votante ya está decidido y es casi imposible a esas alturas cambiar lo que se tiene definido.
Es el caso de la Presidencia de México y la Gubernatura de Veracruz: salvo que se encuentren evidencias de Claudia Sheinbaum comiendo bebés por las noches o Rocío Nahle sacrificando gatitos a machetazos. Si llegara a encontrarse algo así de grave y escandaloso (pero, sobre todo, de verdadero interés público, no esas mamadas de residencias inventadas) entonces Claudia y Rocío no serían la próxima presidenta ni gobernadora.
Pero todo apunta a que van a serlo: las encuestas serias hablan de que tienen una gran ventaja sobre sus más cercanos competidores. Sé que hay gente que se niega a creerlo y están convencidos de que el escenario es otro... y pues cada quien sus creencias. Están en su derecho de pensar en lo que quieran.
“Ya están grandes, hagan lo que quieran”, diría Tío Gabriel.
No obstante, llama la atención ese discurso tan victorioso, tan absurdo, a sabiendas de tener una elección perdida. Es como enfatizar en que se debe seguir haciendo el ridículo vendiendo un discurso triunfalista ante una inevitable derrota. Peor aún, se convencen a sí mismos de ese discurso tan fuera de la realidad, como cuando Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN, perdió gubernaturas y salió a decir que de todos modos habían ganado… O sea... WTF?...
No había visto tampoco una campaña tan polarizada; y mire que he estado en esto desde la de Tío Fide (2004), cuando el patriarca de los Yunitos ya estaba pataleando y haciendo berrinches porque el PRI no le daba la candidatura a la gubernatura. Ahora pasamos de lo folklórico a la confrontación con mensajes llenos de odio contra quien piensa distinto o tiene una preferencia hacia una persona, una simpatía hacia un partido o es afín (o crítico) a un régimen.
Fueron esas benditas redes sociales, creo yo, las que empoderaron a una legión de gente que antes escuchabas en una cantina decir tonterías, pero que no pasaban de ahí. Creo siguen siendo igual de inofensivos, sólo que ahora tienen mayor estridencia y muchos piensan que son seres con credibilidad, con un criterio “invaluable” que se puede “viralizar” y dar como razón, verdad o cierto.
Es creo el costo de la democratización de la información, donde ya no dicta la única verdad Don Jacobo en el noticiero del Canal de las Estrellas a las 10 de la noche. Ahora cada quien tiene su verdad como Niurka.
Y ahí ve, por ejemplo, al tal Castagñé haciendo el ridículo en Palacio Nacional, pensando que lo va a recibir AMLO y que va a exhibir al presidente más popular de la historia.
Pero cada quien es libre de creer en quien quiera... Ya están grandecitos, le repito… Cada loco con su tema.
Y eso que estamos viviendo en una “dictadura comunista” (se maman con eso, neta; de risa).
Anyway, se espera que pasando este show, como pasaba en posadas o fiestas de periodistas de antaño, todo regrese a la normalidad. Muchos entendemos que esto es parte de un show y ya: la vida sigue, es una ruleta y somos piedras rodantes.
Lo que sí: mi aprecio, respeto y admiración a los que saben cómo es esto; que estemos en equipos diferentes no significa que dejemos de ser compas o coincidamos en otras cosas. Ya los que se lo toman todo personal, pues es problema de ellos.
Recuerdo también que las transiciones de gobierno siempre fueron tranquilas porque repetían los que han estado succionando desde hace por lo menos 40 años del presupuesto; repetían cargos o les daban otros y básicamente era el mismo sistema, pero con nuevo jefe. Esos son los que quieren regresar.
Le toca al nuevo régimen llamado 4T defender sus logros y sopesar sus errores. Dicen que es más fácil atacar que defender y ese es el gran reto de los “morenos” ante una embestida de los desesperados por volver al poder.
Debe decirse que será la segunda vez que un nuevo régimen será evaluado por la población para ver si permanece otros seis años en el Palacio de Gobierno que está en Xalapa; en las elecciones intermedias —la primera evaluación— salieron muy bien en el Congreso local, pese a que muchos pensamos que la tenían difícil.
Todo apunta que la 4T va a seguir en México y Veracruz gracias a la terquedad de un tal Andrés Manuel. Igual y me equivoco; no serán pocos los que entonces dirán campantes “te lo dijimos”, como así también les podré decir “se los dije”... Y desde hace mucho rato.
Ya nos veremos el 2 de junio, por la nochecita, maifrens. A ver de a cómo nos toca.
ÚNICA NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Que el zacatón de Abundio Morales, candidato a diputado federal del PRIANRD por el distrito de Coatepec, de plano no se presentó al debate oficial de candidatos y a dar la cara como debería hacerlo... Dicen que está más cómodo repartiendo lana a pasquineros, que así se siente más cómodo oyendo zalamerías. Cada quien su bolsillo.