Este miércoles, de manera inédita, un grupo de campesinos provenientes del norte de Veracruz protestaron porque habían sido desalojados de sus casas y predios. ¿La razón? Ya no quieren encuerarse y pertenecer a los 400 Pueblos.
Desde los tiempos del Chirinato, los 400 Pueblos se han presentado en Xalapa.
Algunos, en un inicio, con la simpatía de ver como tomaban el
parque Juárez como campamento particular, donde en pailas colocaban la carne de cerdo para alimentar a toda la flota.
Los xalapeños, la mayoría, criticaba esta protesta por la gran
cantidad de basura, desperdicio y porquería que dejaban el centro histórico maloliente.
El Diario de Xalapa entonces señalaba con índice de fuego que los manifestantes eran una molestia y que debían ser corridos de la ciudad.
Digamos, diplomáticamente, llegaron representantes de los 400 Pueblos a la redacción del tradicional rotativo y advirtieron: si seguían los ataques a los 400 Pueblos entonces se verían obligados a defecar masivamente frente a las instalaciones del diario.
Las amenazas surtieron efecto y Diario de Xalapa cesó sus críticas.
Acostumbrados entonces a la impunidad y llegar a Xalapa a imponer su ley, desde hace años que los encuerados llegan a la capital para "protestar" por la represión (¿?) de la cual han sido "víctimas" desde hace años.
Con causa desgastada, el sexenio anterior fueron utilizados como carne de cañón para golpear al candidato del PAN a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, y hasta el mismo líder César del Ángel Fuentes dijo que habían sido contratados por el Gobierno del Estado, aunque rápidamente reculó.
Recientemente llegaron a manifestarse frente a dos periódicos: el Veraz y Sumario 7; al primero, dirigido por la periodista Claudia Guerrero, le lanzaron huevos y denostaron, causándole daños al edificio con toda impunidad, frente a policías del estado que vigilan la capital.
Al día siguiente fueron al dirigido por Manuel Rosete, al cual sólo le bailaron encuerados.
Denigrante el espectáculo de los 400 Pueblos, a quienes por dinero se ven bailar a cientos de jóvenes y ancianos desnudos, los titiriteros llegaron a sugerirle a César del Ángel que para que la ciudadanía xalapeña no se ofendiera, ya no se encueraran las mujeres, que a lo mucho los hombres y que preferiblemente sólo bailaran con taparrabo, pero vestidos.
Los ex 400 Pueblos que ya fueron desplazados (grave problema que se debe tomar en cuenta), indican que quien manipula al grupo de campesinos "inconformes" desde siempre, es el ex secretario de Gobierno y ex Procurador de Justicia, Reynaldo Escobar.
Pero César del Ángel tiene un némesis al que le tiene pavor: el
legendario dirigente cañero Lauro Guido Vargas, relacionado
históricamente con también dos leyendas veracruzanas del pistolerismo:
El Tomasín y Toribio Gargallo, aunque se abrió de este último por la manera en que Gargallo convirtió su negocio alterno de matón en su modus vivendi.
En el archivo nos encontramos con un carta dirigida al reportero Hugo Morales Alejo, director de la agencia informativa LaNigua.com, establecida en Córdoba, donde Guido relata que “el problema de los copreros le costó la gubernatura que tenía amarrada el entonces líder de la CNC, el tehuacanense Amador Hernández; en ese entonces es cuando entro a la política de la Campesina a nivel nacional”.
Se refiere a la matanza de copreros en Guerrero, el 20 de agosto de 1967 en Acapulco, donde César del Ángel quiso intervenir como bloque opositor y causó una matanza de entre 30 y 80 personas, aunque nunca se dio una cifra oficial.
Prosigue Guido Vargas: “Y año y medio después, en el 69, se nos une al movimiento cañero nuestro que encabezaba Roque Spinozo (sic); y a finales del 70, al ver que no tenía la sensibilidad social para participar en nuestra lucha, en la ciudad de Córdoba, para ser exactos en el negocio del Boris, “El Tabachín”, estando Roque, César, Aarón Torres Freyre, entonces líder poderoso del in genio El Potrero, y tu
servidor, se armó un desmadre de mucho recuerdo ya que querían Cesar y Aarón quitarnos el liderazgo del movimiento cañero y ese día mero se mueren en pleno portal; en esos días acababa de salir de la cárcel y lideraba varias partes de Veracruz; en la región de Córdoba la quería controlar con Aaron, el chaparro Díaz Jácome, “El Frijol” Bautista, y desde luego apoyados con todo por Don Agustín G. Alvarado, a la sazón
líder de la Liga de Comunidades Agrarias de Ver., todos estos a la sombra del hombre más poderoso del momento: Augusto Gómez Villanueva”.
El legendario Lauro Guido no relata a detalle que al calor de la
discusión, se enoja y saca de entre sus ropas una arma tipo escuadra con la que apunta directamente a César del Ángel Fuentes.
Conocido por ser una persona de, digamos, testículos estratégicamente colocados, Guido Vargas le expresó en ese momento al dirigente de los 400 Pueblos que se iba a morir.
César del Ángel sólo optó por lo más obvio para los cobardes: se hincó suplicando por su vida; le pidió entre lágrimas y sollozos a Guido que lo dejara vivir, que le perdonara la vida.
Lauro Guido Vargas entonces guardó el arma, ante el estado deplorable de César del Ángel, haciendo el ridículo ahí en el negocio del Boris, en lo que hoy son los portales de Córdoba, en pleno centro de la ciudad, donde se cuenta también que Toribio Gargallo llegó a matar gente sin ningún miramiento.
Cada quien sus demonios, diría el epitafio de Jim Morrison: los 400 Pueblos para Xalapa, Lauro Guido para César del Ángel.