No sabíamos que aparte de ser médico, ex alcalde y ahora secretario de Salud, Pablo Anaya tenía facultades de cuenta-huevos, y no precisamente por estos tiempos de austeridad donde los blanquillos se cotizan en la bolsa y están a 6 meses sin intereses en Liverpool.
No, señor, damita, no se trata de ese producto gallináceo que ahora se cotiza a niveles de comida exótica, que en las bodas fufurufas sustituirá al salmón en forma de torta de huevo con aguacate; ni ese manjar que será embarrado en los canapés ahora que el caviar se encontrará en cualquier Soriana y de regalo tendrá una suscripción de Proceso y un video del que será el presidente legítimo reelecto, también contador de chivos, borregos, tepocatas, víboras prietas y hasta un cerdo en Veracruz… ¡Oink!
Por inconcebible que parezca, Anaya Rivera tiene otra gran facultad: la de contar huevos de mosquitos. Usted creerá que es broma, pero según sus cuentas y declaraciones a la prensa, ha exterminado más de un millón de huevos de mosco de dengue (o sea, de una especie en específico) y se ha convertido en el máximo genocida de zancudos al menos en Veracruz.
Sin duda alguna, nadie había llevado un registro tan preciso de un "huevicidio", especialmente en estos tiempos donde ya no se ven las camionetas nebulizadoras mimetizadoras para el combate del mosquito que pica y pica con gran disimulo en la espalda y en el ¡MUAJÁ!… Pero como es el secretario de Salud, debemos entonces suponer que lleva un registro así de preciso.
Pero también debemos entonces cuestionar que aún le falta mucho para andar presumiendo de tal cantidad de huevos… Los que lleva en su cuenta, no los que porta.
Viera usted y no nos dejara mentir, en estos tiempos, incluso en las zonas montañosas --porque los expertos hablan que ya los moscos se habituaron al clima frío y les pela los dientes el invierno-- que regularmente usted por la noche se levanta por lo menos una vez a matar a sangre fría a un inocente mosquito cuyo único pecado es zumbarle por la oreja.
Pero entonces usted despierta, prende la luz y se da cuenta de que al menos hay otros dos o tres que están dispuestos a darse un festín con lo intravenoso de su pellejo y, a diferencia de que viva como secretario de despacho, tendrá que perseguirlos por toda su casa y no llamar al mayordomo o a la chacha para que lo haga por usted y de paso le eche saliva a las ronchas como Macario le hacía a Felipa.
Luego entonces, promediando de a tres mosquitos por 8 millones de peludos veracruzanos, nos da poco menos de 24 millones de mosquitos, de los cuales 23 millones todavía pululan como si nada y los cuales están ganando la batalla.
Pero el mosco --pariente del que te mienta la madre en Coatepec-- se ríe y ríe de ver al secretario con su lupa atómica contando los huevos de mosquito diariamente: "éste es de dengue, éste es de tábano, éste es mosca panteonera…"
EPÍLOGO: De los años 60 a los 70, aproximadamente, existió la Comisión Nacional Contra el Paludismo, la cual tenía una sede en cada ciudad del estado de Veracruz, con brigadas permanentes para combatir dicho mal. en ese entonces había menos población y más selva, por lo que era común verlos trabajar desde temprano en sitios para combatir al bicho. Finalmente el paludismo fue erradicado, pero se nos quedó la mala costumbre de tener cachivaches llenos de agua y que por desidia a veces no queremos tirar. Es importante deshacernos del mosco del dengue antes de contar los huevos, porque hasta en Perote y Zongolica ya ataca el zancudo con todo.