El pasado viernes 28, a través de un comunicado del gobierno estatal, se informó que un grupo de presuntos sicarios trató de rescatar de una funeraria al cuerpo de Ángel Enrique Uscanga Marín (a) “El Pokemón”, quien fuera abatido por el Ejército el pasado 27 de diciembre.
De acuerdo a la información oficial, El Pokemón se enfrentó a efectivos armados el jueves en un tiroteo que duró cerca de tres horas en la congregación 20 de Noviembre, perteneciente al municipio de Córdoba; posteriormente se identificaron los 5 cuerpos, resultando que “El Pokemón” estaba entre los muertos, y a quien ubican como jefe de la delincuencia organizada en Córdoba.
En Veracruz ya ha ocurrido un caso similar de rescate: cuando ejecutaron a Efraín Teodoro Torres, "El Z-14", "El Efra" o “El Chispa”, miembro fundador de Los Zetas, el 3 de marzo de 2007. Los hechos, en la balacera ocurrida en una carrera de caballos en la comunidad de Villarín. Según datos, Efraín Teodoro Torres llegó con vida todavía al Hospital Millenium de la ciudad de Veracruz, pero no logró sobrevivir.
Al cuerpo se le dio una identidad falsa: Roberto Carlos Carmona Gasperín, quien fue llevado al Servicio Médico Forense y posteriormente le fue entregado a unos supuestos familiares que le darían sepultura en Poza Rica. Luego se logró saber que el cuerpo fue exhumado y desaparecido por un comando armado.
Las autoridades federales fueron quienes confirmaron la verdadera identidad de Efraín Teodoro Torres. Las autoridades estatales rectificaron sus versiones, pero del cuerpo nada se sabe ni dónde fue sepultado o incinerado.
El 7 de octubre de este año, en un enfrentamiento con elementos de la Secretaría de Marina en Progreso, Coahuila, fue abatido el líder máximo de Los Zetas (también miembro fundador) Heriberto Lazcano Lazcano (a) “Z-3”. Sin embargo, horas después la Procuraduría de Justicia de Coahuila informó que un comando armado robó su cuerpo de la funeraria donde se encontraba, ya después de haber confirmado su identidad por sus huellas dactilares.
Ambos, Heriberto Lazcano Lazcano y Efraín Teodoro Torres, son parte de los Zetas Viejos, fundadores y miembros originales de esta organización cuya tarea exclusiva en un principio era la protección de Osiel Cárdenas Guillén, quien fuese jefe máximo del Cártel del Golfo hasta su captura en Matamoros, Tamaulipas, el 14 de marzo de 2003, por parte del Ejército Mexicano.
Teniendo el privilegio de ser miembros fundadores, no se duda de la importancia de ambos personajes y de que sus allegados tengan un gran lealtad hacia sus jefes, al grado de que sea prioritario recuperar los cuerpos para entregarlos a su familia o darle sepultura con los debidos honores que merecen.
Por eso llama la atención que hayan tratado de rescatar a Ángel Enrique Uscanga Marín, alias “El Pokemón”, aparentemente oriundo del puerto de Veracruz o de la zona de Los Tuxtlas, y quien no figura como miembro destacado de la delincuencia organizada.
Según las listas oficiales dadas a conocer por el gobierno federal, “El Pokemón” no figura como miembro destacado de Los Zetas. Tampoco --antes de su abatimiento por las fuerzas armadas-- aparece mencionado en la prensa, al menos por Internet. Su nombre es prácticamente desconocido.
No se duda que la información del gobierno federal sea correcta en cuanto a quiénes sean los jefes de plaza, pero el rescate del cuerpo, según la experiencia, no pareciera que fuese el caso.
El día 20 fue muerto por fuerzas del orden en la comunidad de Chichicaxtle y, luego de un intenso operativo por tierra y aire, Jesús Daniel Vargas Ramírez, (a) “El Popeye”, presunto líder del grupo delictivo denominado Los Zetas en Ciudad Cardel.
“Los hechos ocurrieron poco después del mediodía cuando, en un recorrido por la carretera Cardel-Tamarindo, las fuerzas del orden fueron agredidas por delincuentes, quienes huyeron por caminos vecinales; de inmediato se puso en marcha un operativo terrestre y aéreo lográndose ubicar a Vargas Ramírez, quien enfrentó a los elementos del orden, resultando abatido”, dice el comunicado oficial del gobierno de Veracruz.
En ningún momento, hasta donde se sabe, intentaron rescatar el cuerpo de “El Popeye”, quien estaría al mismo nivel de mando que “El Pokemón”.
Incluso la delincuencia organizada no es tan osada para tratar de rescatar un cuerpo de un jefe importante sin conocer el operativo de seguridad resguardando el lugar. Sucedió con el caso de Braulio Arellano Domínguez, "El Gonzo" o "El Z-20", quien murió el 4 de noviembre de 2009 en un enfrentamiento contra marinos al momento de tratar de ser detenido en su mansión con alberca y juegos infantiles, ubicada en Soledad de Doblado. En el tiroteo resultó herido; sin embargo, falleció durante su traslado a un hospital.
Con el caso previo de Efraín Teodoro Torres, se dispuso de un operativo especial por parte de las fuerzas armadas a los alrededores de las instalaciones del Servicio Médico Forense en la ciudad de Veracruz. El cuerpo de Braulio Arellano se convirtió en el más vigilado que se tenga memoria. Eran en esos tiempos cuando la violencia por el narcotráfico estaba en su apogeo, pero los delincuentes no fueron tan suicidas para rescatar al también miembro fundador de Los Zetas originales.
Los casos de Heriberto Lazcano y Efraín Teodoro Torres son porque ambos cuerpos quedaron sin vigilancia. Al primero los marinos lo dejaron en la funeraria y se fueron como si nada. Al segundo, la autoridad ministerial (entonces dirigida por el tristemente célebre Reynaldo Escobar) entregó el cuerpo a una señora sin pedirle mayores detalles.
Ahora trasciende que los muertos del pasado viernes quizás no eran sicarios, sino habitantes de Ixhuatlán del Café, cercano a Córdoba, quienes pasaron por el lugar en un taxi y al parecer no vieron el retén de seguridad, por lo que fueron abatidos al puro estilo de “Dispara primero y luego averiguas”.
Ya sucedió un caso similar: el 17 de junio de 2011, policías estatales dieron muerte a 11 dizque sicarios que venían por el rumbo de El Lencero, en la entrada a Xalapa, pero que resultaron ser obreros, trabajadores de la construcción. Los familiares han denunciado hasta el cansancio que se les haga justicia por sus muertos, pero nada han resuelto.
Sin duda alguna, el cuerpo de un jefe de la delincuencia organizada merece seguir bajo estricta vigilancia y seguir investigando a los que se presenten a reclamar el cadáver, lo que no se entiende es a costa de qué, y si era necesario acribillar a quienes se suponen que irían en un ataque suicida por demás absurdo.
Sí, se aplaude la valentía de las fuerzas armadas para enfrentarse con la delincuencia, pero también se debe hacer justicia por los errores de la autoridad. Son gajes del oficio que se tienen qué pagar.
FELICES FIESTAS
A todos los lectores, a todos los no lectores, a quienes alcancen estos brazos, les mando un fuerte abrazo con motivo del Año Nuevo. Que la paz, la dicha, la prosperidad, pero sobre todo la salud, llegue a sus hogares y a los de sus seres queridos. ¡Felicidades!