Veracruz es un estado rico. Es más, es millonario. Ni las fortunas de Slim o Gates alcanzarían para cubrir la riqueza que tiene Veracruz: hay petróleo, gas y limón. ¿Que más se puede pedir?
En Veracruz se planta limón hasta en los patios de las casas. No son pocas las familias que tienen su matita en los patios y constantemente van a cortarle los frutos para consumo diario. Hay gente que le pone limón a todo: a caldos, pescados, mariscos, sopas de pasta, pollo, bistecs, para agua, té, y algunas recetas pachecas incluyen Coca-Cola y hasta café.
En Xalapa, es famoso el hotel El Limón, en pleno centro histórico, por sus precios accesibles y arquitectura colonial. Ahí llegaba una musa.
Pero como en toda riqueza, hay un crimen incluido: en Chavarrillo, cerca de Xalapa, algunos productores se quejan de que ya hay bandas organizadas que entran a las parcelas para robarse los limones. Y no, no como antes que era una simple travesura meterse al campo a robar unos cuantos o que te los aventaran los cortadores desde el camión recolector en Martínez de la Torre (sí, en Veracruz nos damos ese lujo de hasta regalar a los transeúntes).
Resulta que ya el limón es tan valioso, que en esas parcelas donde anteriormente no necesitaban vigilancia, ahora entra gente con intenciones de llevarse costales llenos del preciado cítrico. Incluso, dicen, han contratado seguridad privada o atenerse a la vieja usanza de usar gente armada para vigilar la cosecha.
Uno viaja por las carreteras de Veracruz y se ven extensos campos con arbolitos de limón… ¿Quién iba a pensar que se cotizaría tan alto? Había tanto, que hasta en las taquerías podías ver tazones atiborrados para darle sabor el alimento número uno del país: ahorita te dan puras rebanaditas porque es bendito.
En Chavarrillo dicen que se trata de una temporada baja y es probable que a eso se deba que el precio por kilo ande por las nubes… O sea que en realidad la culpa la podrían tener la bola de “especuleros” (dedicados a la especulación) que están elevando el precio del limón aprovechando la crisis.
Lo anterior, aunque puede prestarse a chacota, puede tener connotaciones serias: en la entidad jarocha, este jueves se reportó el robo de un camión cargado de 632 cajas de limones de 25 kilos cada una movilizó a las fuerzas del orden, que lograron rescatar parte de la preciada carga. Los hechos ocurrieron en el municipio de Cuitlahuac en la autopista La Tinaja-Cosamaloapan, cerca de la caseta de peaje, cuando el chofer del camión marca Freightliner matrícula 97-AK4, del Servicio Público Federal, Francisco Javier Juárez Bringas, fue interceptado por los delincuentes que se llevaron la carga. Tras denunciar los hechos se movilizaron policías municipales, federales y de la AVI, quienes ubicaron el camión ya con sólo 127 cajas a la altura de la congregación Mata Clara, en Cuitláhuac.
Y no es para menos, porque --no es por intrigar-- pero ¿quién asegura que no ocurre u ocurrió lo mismo que en Michoacán en recientes sexenios? Nos referimos a que los productores de aguacate michoacanos tuvieron que pagar la consabida cuota al crimen organizado, o que de plano los propietarios pasaron a ser simples recolectores y procesadores del testículo verde sagrado, porque las ganancias las entregaban directamente a los malosos. En 2011, México fue por mucho el primer productor mundial de aguacate más de un millón de toneladas y controlando el 51% del mercado global. Un jugoso negocio.
A esto, la estadística del limón tampoco debe ser indiferente: en el mismo año, se reporta que México tuvo una producción de 2 millones 147 mil toneladas, siendo el primer lugar mundial, seguido de la India con 2 millones 108 mil.
Como van las cosas, los limones veracruzanos van que vuelan para ser resguardados por el Ejército, la Marina y la Policía, porque ya es asunto de seguridad nacional.
A lo mejor la clave está en que debemos hacer lo mismo que a muchos bancos les preocupa con la lana: guardar los limones bajo el colchón o en cajas fuertes; quizás hasta en ollas enterradas en el suelo, a la antigüita.
Lo malo es que se echan a perder, chingao.