El borlote a donde llega Peña nieto es más en Minatitlán que en Cosoleacaque, pues el Complejo Petroquímico está ubicado en la zona conurbada de ambos municipios, dividido sólo por el bulevar Institutos Tecnológicos. La cabecera municipal de Cosolea está lejos y muchos de los petroleros que trabajan allí viven en Minatitlán.
Pero pues la agenda dice Cosoleacaque. No hagan iris…
Tampoco se programó marcha alguna, como era la tradición en el pueblo petrolero… Pero pos ya, no la hagan de tos.
Como es propio en estos eventos, cuentan que la seguridad se incrementó en los alrededores del Complejo por soldados y personal del Estado Mayor Presidencial. En la mañana, los taxistas dicen que ya no hay paso en un buen tramo: desde el Tec de Mina están desviando el tráfico por la colonia La Bomba.
Quedan aisladas las instalaciones industriales que por los años 80 eran el orgullo del país. Hoy, son un montón de fierros viejos, armatostes inútiles y gigantes, con desesperanza y obreros con incertidumbre. Peña Nieto se supone vendría a levantar el ánimo de los trabajadores con algún anuncio importante, como el arranque de operación de alguna de las plantas paralizadas.
Pero no, al menos en el discurso, no hubo anuncio oficial destacado. Puras loas a la Reforma Energética y a la labor los históricos trabajadores petroleros.
MIENTRAS TANTO EN MINABACHES…
Parada obligatoria en el sur son los taquitos de cochinita del mercado Hidalgo. Se llama “Janitzio” el local, administrada por una familia originaria de Alto Lucero, como muchas familias que llegaron de ese lugar y se dedican a la cría del ganado porcino. Lo extraño es que los negocios, siendo ya las 9 de la mañana, están apenas abriendo. Se recuerda que Minatitlán podía presumir de que sus locales comerciales ya estaban abierto desde temprano; hoy parece que se les pegó la hueva.
En otro punto, los líderes petroleros locales depositan ofrendas florales ante la estatua de Lázaro Cárdenas, mientras en el aire corre el rumor de que este 18 de marzo sería la última vez que se vería a Carlos Romero Deschamps, el mero chipocludo del sindicato a nivel nacional. Que su renuncia en unas horas era inminente, de acuerdo a un columnista de trascendencia nacional.
Pero no: Romero llegó como si nada, recibido por el secretario de Desarrollo Social, Jorge Carvallo Delfín. Se antoja difícil la salida, al menos no tan apresuradamente y mucho menos en una fecha tan significativa que en el fondo de la actual realidad, ya no tiene trascendencia. Es confusa la versión, como suelen ser los chismes en esta tierra petrolera: no hace mucho decían que Pablo Pavón, el ex líder magnánimo al que todos adoraban, regresaría por sus fueros y controlaría el sindicato que más dinero maneja en el país.
Pero todo quedó en eso: en chisme de minatitlecos. De hecho, el columnista Salvador García Soto, autor de “Serpientes y Escaleras” se equivoca en su texto y le cambia el nombre al gobernador de Veracruz: César Duarte.
PEÑA NIETO TAMBIÉN SE EQUIVOCA… PARA VARIAR
Poco antes de la una de la tarde, el presidente Enrique Peña Nieto aparece en las instalaciones del Complejo Petroquímico Cosoleacaque, rodeado de toda una multitud de guardias armados.
Saluda a la flota petrolera tras las vallas de metal. Las mujeres lo abrazan y besan efusivamente. Literalmente, una “Peñaliber” se lo faja frente a todos y grita emocionada como puberta. Otras se toman la consabida “selfie”; Peña va más allá de lo “intrépido” y trepa las vallas para saludar a los que están más atrás. Bien temerario el presidente.
No era para menos la espera para la algarabía: como es común en estos menesteres, a los petroleros los citan desde temprano para ir de acuerdo a la logística presidencial. Afortunadamente no son los calores de abril o mayo y se puede decir que más de un sureño expresó tener frío por la mañana… con 20 grados centígrados.
Y es que no conocemos a nadie como los petroleros para hacer ruido. Con las porras se organizan solos y regularmente son los más escandalosos en los eventos a donde son llevados; perdón, quise decir: a donde van voluntariamente con la camisa bien puesta.
Las famosas porras no se dejan de escuchar mientras Peña avanza al presídium, adornado con obreros selectos para la foto y el encuadre en televisión. No se ven proles, tampoco son bellezas internacionales, pero al menos dan el gatazo.
Al presidente lo siguen el director de Pemex, Emilio Lozoya Austin “Powers” y el gobernador Javier Duarte de Ochoa; también lo acompañan Romero Deschamps y el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell. Sentados quedaron así: Deschamps, Coldwell, Peña Nieto y el gobernador anfitrión.
Fue el gobernador Javier Duarte quien abrió la ronda de oratorias dando la bienvenida al presidente y dijo que Veracruz es un aliado para la Reforma Energética. Le siguió Carlos Romero, quien destacó la esforzada lucha de los trabajadores petroleros en defensa de sus derechos como el origen de la Expropiación, hoy casi fallida.
Y es que por la mañana, algunos trabajadores jubilados, los “fierros viejos”, chacoteaban: “¿pero qué chingaos vamos a celebrar?”.
Por su parte, el director de PEMEX reconocía el esfuerzo histórico que hicieron los trabajadores en la Expropiación Petrolera; a la vez, les espetó como recordatorio y referencia a la Reforma Energética: “Pensemos juntos en el futuro de Petróleos Mexicanos”.
Antes del mensaje del presidente, pasaron un video conmemorativo con un mensaje dirigido a la clase obrera y su importancia dentro de la estructura de la paraestatal. Apachados en las oraciones con fotografía casi como del Chivo Lubezky.
Y poco antes de comenzar el mensaje, el presidente dijo estar orgulloso en Cosoleelecaque… Cosoleaqueque… Eso…
Pero las porras se las llevaba de todas formas: "¡Petroleros con Enrique, Petroleros con Enrique!", las porras en el Complejo Petroquímico… Cosolecaque… Eso…
"México será el único dueño de Petróleos Mexicanos": Peña Nieto, reafirmó al final de su mensaje y reconoció a los trabajadores petroleros: "son el alma, motivación y músculo de lo que es PEMEX.
Finalmente se dio por terminada el evento oficial que duró cerca de una hora. De ahí todos los pezzonovantes tomarían un helicóptero que los llevaría a una plataforma marítima en algún punto del Golfo de México.
Y así Peña Nieto estuvo un rato en el limbo: en territorio de Cosoleacaque, pero no con los cosoleacanecos; conviviendo con los minatitlecos, aunque no en Minatitlán. Celebrando la expropiación petrolera que le quitó el tesoro nacional a los extranjeros que hoy llegan otra vez a meterle mano al petróleo.
¿Y el Tata? Bien gracias, allá con sus florecitas.