La Cumbre Iberoamericana en Veracruz concluye este martes, y aunque sólo fue un día y medio como evento oficial, desde el fin de semana ya se habían alborotado los jarochos y jarochas por la llegada del Rey Felipe VI de España. Ya sabe, por aquello de que está carita, tiene varo, es de sangre azul, etc., y curiosamente llegó en los meros días que su compadre Fher de Maná cumplía años.
Porque si se sabe ese chisme, ¿no?… El de que la reina Letizia, cuando andaba en México estudiando y vendiendo los culerísimos cigarros Boots, dicen que anduvo de manita sudada con el autor de “En mis ojos no ha parado de llover”.
El chiste es que Felipe llegó como todo buen rockstar, aunque accesible con sus admiradores. De paso, no hay que dejar de lado que aunque su monarquía está más cuestionada que la mansión de La Gaviota, tuvo el detalle de agradecer por el histórico recibimiento que tuvo Veracruz a los españoles exiliados durante el nefasto Franquismo.
Y a quienes tampoco le pararon de llover los oclayos, fueron a los cientos de fanáticos de José Mujica, el presidente de Uruguay y calificado como el más pobre del mundo… ¿Pero por qué pobre? Chale… O sea, seguramente todos a bordo de Suburban, en Las Ánimas de Xalapa y nunca se han subido a un vocho. Ahora resulta que se olvidaron de cuando cargaban maletas, andaban de proles Godínez y ahora son prósperos ciudadanos. O sea, chale.
El chiste es que la presencia de Mujica confirmó la popularidad que tiene entre los mexicanos (y me atrevería a decir que buena parte del mundo). Además que siempre ha mostrado una austeridad desconocida para la élite de la clase política mexinaca, el viejo uruguayo ha mostrado una sencillez pasmosa, como la de dejarse fotografiar con todos los que le piden un recuerdo gratuito y perdurable, y no como los productos chinos que vendieron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe a precio de sucursal de Harrods o Neiman Marcus.
Y sí, la popularidad de Mujica pesó más que la de Peña Nieto… Pero a lo mejor es a causa del oficio castroso que tienen los guachomas del Estado Mayor Presidencial, quienes alejan a Peñita de sus fans, esos que se ven cada que acude a una inauguración y buscan la tan ansiada selfie como el jefe de Prensa de Juanelo, el de Coatepec.
Pero vaya puntada también la del presidente mexicano al aventarse a decir que Televisa es un orgullo de México…
Y luego quieren defender lo indefendible de la relación de la televisora con el muñeco de sololoy de Atlacomulco… O sea, no mames, Peña… ¿Qué ganas de meterle más leña imperialista, capitalista, derechista al fuego revolucionario, cheguevarista, anarquista, socialista, comunista e izquierdista? O sea, Peña, ¿estás viendo que el país se te descompone y no ves? ¿O qué? ¿Parafraseaste al Tigre Azcárraga y en la Presidencia ya son soldados de Televisa?
Igual Peña debe ser como esa clase empresarial que le vale “topi” hacer el ridículo, así se esté llevando la Presidencia entre las patas. La foto que le ha dado la vuelta a México es la del hijo de Tigre, pintito, Emilio Azcárraga Jean, mientras de manera orgásmica se extirpaba un moco.
Pero eso no es nada: acuérdese cuando bien beodo andaba paseándose por el Estadio Azteca el 26 de mayo de 2013, cuando el América logró su campeonato y enseñando las chichis pa la banda.
Pero pues eso no los hace más pobres, más jodidos, que coman frijoles y que a duras penas les alcance para ir de vacaciones. Azcárraga sigue siendo esa élite que domina al país y no más, precisamente como Enrique Peña Nieto.
Y mire usted que Televisa ha tratado de conciliarse históricamente con las causas sociales: al menos el discurso servil al priato, el de un arrepentido Jacobo Zabludobsky, hoy ha sido sustituido por el de un López Dóriga que usa de avatar las veladoras en forma de 43, pidiendo la aparición de los normalistas desaparecidos y sin descalificar las marchas no violentas. Incluso en el Teletón causó polémica el discurso de Eugenio Derbez precisamente porque tocó temas como el de Ayotzinapa y el de la Casa Blanca de Doña Gaviota de Peña.
Pero ya sabe cómo somos los mexicanos: que si hay censura y no lo dicen los “pinches medios”, estamos vendidos; que sí lo decimos y hasta en cadena nacional, es porque todo estaba preparado… Total que esos críticos son de plano como gatas de angora: chillan si les entra, se las sacan o se les atora.
Y ya de plano, pues el asunto de la donación al Teletón, como bien dice mi amiga y compañera Jeannete Verónica, es cosa de cada quien y muy respetable la decisión de quien quiera donar por muy gordo que le caiga el orgullo de México llamado Televisa.
Otro detalle destacado en la Cumbre Iberoamericana es el amor que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le tiene a México. No es la primera vez que el ecuatoriano muestra simpatías al pueblo mexicano y hasta ha confesado su admiración a Chespirito, a los mariachis y a todo el folklor azteca. En el marco de la Cumbre inauguró una exposición llamada “Ecuador Ama La Vida” y no dejó de elogiar a Veracruz.
Así que igual en una de esas habrá que ir a Ecuador a devolver el favor.
El que salió con su última hora de siempre fue el presidente cubano Raúl Castro. Ya sabe: la isla es muy hermética en torno a la seguridad de su mandatario por aquello de que históricamente los ha querido matar la CIA, los disidentes cubanos, los Bush, la mafia, etc., pero ahí están los ruquillos vivitos, coleando y disfrutando ser los reyes de la isla.
Pues total que no se sabía si venía o no y nosotros bien preocupados, al grado de que la agencia mexicana Notimex dio como un hecho que Raúl Castro había llegado esta mañana de martes a Veracruz, pero fueron las agencias oficiales informativas cubanas quienes desmintieron e informaron que la representación caribeña la traía el vicepresidente Miguel Díaz Canel. Los fans de los hermanos Castro se quedaron con las ganas, pero no se preocupe: todavía viven Benito, Gualberto y otros que escapan a esta memoria, por si quieren la foto.
Más ausencias notables: de las presidentas de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Brasil, Dilma Rousseff, y las de los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro; y Bolivia, Evo Morales. Curiosamente el círculo latinoamericano donde ha progresado más la izquierda, pueblos que se han unido en contra del American Way of Life estadounidense y de la monarquía española, que aquí los mexicanos adoran.
Otra ausencia notable fue la del presidente de El Salvador, quien dicen que se sintió mal luego de que le dieron un torito de cacahuate y vaya usted a saber si era intolerante a la lactosa… Pero de que salió por piernas, salió.