Las precipitadas declaraciones a medios de comunicación y marcado protagonismo del fiscal general del estado Jorge Winckler Ortiz, están denigrando su nombramiento y haciéndolo perder la seriedad requerida para ser --ni más ni menos-- el encargado de perseguir a los delincuentes e investigar los delitos del orden común que se cometen en el estado.
Lo anterior no debe ser tomado a la ligera. No se duda que Winckler tenga capacidad como abogado; quizás sea un hombre culto en materia jurídica, pero su falta de experiencia y notable juventud carente de “colmillo”, aunado a la falta de oficio político para el importante cargo que ostenta, están causando un verdadero desmadre para la Fiscalía General del Estado (FGE)… y por ende al Gobierno de Veracruz.
Y es que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no puede deslindarse del fiscal Jorge Winckler Ortiz por más que quiera y por más que ofrezca una falsa autonomía. En este sentido, el “gober cascarita” actúa aparentando que deja solo al Fiscal haciéndose engrudo, pero es de todos conocido que Winckler no mueve un sólo dedo sin consultarle al titular del Ejecutivo. En la práctica así es y nadie cree lo contrario.
Desde un inicio se criticó la imposición de Winckler Ortiz en la FGE, misma que se ha querido vender en el discurso como un acto democrático en el Congreso del Estado. Es por demás conocido que el actual Fiscal ya era un abogado muy cercano a Yunes Linares que le operó casos de alto perfil como Los Porkys, que se usó para crear perversamente un escenario de linchamiento a los hijos de cuatro familias porteñas y capitalizar electoralmente con peticiones de justicia disfrazadas.
Pero bien dicen que no es lo mismo ser borracho que cantinero: una vez ya instalado en el cargo, lo primero que hizo Winckler fue comenzar a pelearse con los medios y de paso ridiculizarse a sí mismo. Su actuación, lejos de la seriedad requerida, creó una decepción generalizada de la Fiscalía… y de la nueva administración.
Ahora un gran problema en el que Winckler ha metido al gobernador (aunque éste no quiera y ponga cara de “lero-lero-no-me-duele-yuju-yuju”) es la confrontación con los colectivos de familiares de desaparecidos en Veracruz y el tema de las fosas clandestinas, de las cuales también han querido sacar raja política.
Y es que el descuido de Winckler con los colectivos, inició desde aquella vez que los dejó esperando 4 horas a la intemperie para una reunión. Otro lamentable error fue el querer usar el tema de las fosas para desviar la atención del caso del asesinato Ricardo Monluí. También quisieron vender la exclusiva de las fosas a los noticieros estelares de Televisa, pero el teatro se les cayó.
Sume también que Winckler es el principal operador en casos recientes como el del ex gobernador interino Flavino Ríos Alvarado, que huele más a una venganza política para oxigenar al decaído gobierno de Yunes Linares, cuya bandera de campaña fue la de detener a Duarte y sus cómplices. Esto, porque el tema de seguridad se la ha salido de las manos al mandatario estatal y se le está cobrando la población con serios señalamientos y críticas a su administración.
Esta caótica situación obligó este miércoles al gobernador a sentarse con familiares de desaparecidos, aunque se sabe que desde un principio le habían aconsejado mantener sana distancia para no quemarse. No obstante, el lodo le llegó al cuello por la incapacidad de Winckler y no tuvo otra opción más que la de operar él personalmente para que el asunto no crezca más como ocurrió con Duarte. Eso hay que reconocerlo: Yunes dio la cara ante la sociedad y somos testigos de que en más de una ocasión a Duarte se le sugirió hacer lo mismo, pero siempre lo rechazó.
Otra señal es que Winckler fue prácticamente obligado a disculparse con un colectivo de Querétaro, luego de que reveló información a los medios de comunicación de manera “irresponsable”, tal como lo calificó dicha organización. Al final de las disculpas públicas, el Winckler burlón que todos conocemos todavía tuvo la ocurrencia de mandar besitos a los periodistas y decir que los quería mucho.
Nadie le desea que le vaya mal al Fiscal en su apreciable labor, pero tampoco se puede defender lo indefendible en casos tan delicados en los que sólo se están causando más conflictos que soluciones.
De hecho, en la reunión llevada a cabo este miércoles con familiares de personas desaparecidas, Yunes defendió a su Fiscal a ultranza y hasta pidió que se le reconociera su labor justo frente a quienes le estaban diciendo que Winckler no tiene la sensibilidad ni el perfil. Ahí escuchó los reclamos de la ineptitud de su abogado favorito, de la descortesía, de la falta de atención, de los pretextos mediáticos, del recurrente uso de Duarte y Fidel en el discurso, etc. Lo anterior también es signo de que la sociedad ya está más informada y difícilmente se tragan los distractores.
Lección para Don Yunes: al haber impuesto a su abogado personal como Fiscal, no puede deslindarse de las acciones de éste. Este miércoles, por ejemplo, al pedir disculpas, el Fiscal y Yunes aparentemente se enaltecen, pero en la realidad ambos se debilitan.
EPÍLOGO: Aunque a veces no nos guste su estilo, su particular forma de redactar al puro estilo jarocho “notiveresco”, o que estemos en desacuerdo en sus ideas, Marcos Miranda Cogco merece la misma libertad de expresión que todos los que trabajamos en este oficio (y en el que Marcos lleva más tiempo que sus detractores).
Estemos de acuerdo en que la acusación de persecución a un periodista no debe ser tomada a la ligera, menos en un Veracruz que es el estado más peligroso para ejercer el periodismo. Los ataques y las amenazas a “Marmiko” sólo son pruebas de una intolerancia que se supone sería erradicada. Una pena por aquella chairada que tanto peleaba por cambiar la situación en la entidad y hoy son selectivos en quién apoyar.
ColumnaSinNombre
@pablojair