Una de las indicaciones al personal de Logística y Ayudantía cuando Javier Duarte de Ochoa era gobernador, era que tuviera frente a él varios clips, los cuales el ex mandatario utilizaba como una terapia para controlar el estrés; en muchas reuniones, se le pudo ver a Duarte desdoblándolos.
En cotorreo de oficina se decía: “Entonces ya saben qué llevarle al penal, por si quieren visitarlo: una caja de clips”.
Lo anterior en los tiempos en que la oficina de Comunicación Social del Gobierno de Veracruz recibió la petición del portal Animal Político de una respuesta a un trabajo especial que tenía rato investigando: el caso de las empresas fantasmas vinculadas al ex gobernador veracruzano, hoy detenido en Guatemala.
En ese entonces, se aconsejó no contestar de manera oficial ningún señalamiento; en la realidad, no había argumento sólido alguno, especialmente porque los únicos que sabían del tema eran los principales señalados. Desde ese trabajo periodístico, provino el caos para la administración Duartista y el PRI en Veracruz.
Se sospechaba, eso sí, que el trabajo de Animal Político tenía algo más; una intención oculta, pues el trabajo cayó en tiempos electorales y con información obviamente filtrada desde adentro. No nos consta si Yunes Linares haya sido quien filtró la información a Animal Político (quienes al final de cuenta merecen todo el reconocimiento de la publicación); quizás hasta haya sido el mismo contralor Ricardo García Guzmán o muchos otros que seguramente traicionaron a Duarte.
Lo que sí ocurrió es que Yunes Linares confesó en televisión nacional abierta que él había apretado a los socios prestanombres de Duarte: Moisés Mansur Cysneiros y José Juan Janeiro Rodríguez, para que confesaran las fechorías, pero sobre todo el entramado complejo de empresas y nombres que se usaban para saquear las arcas públicas. Es decir, los propios amigos de Duarte fueron quienes los empinaron y fueron los “sapos” que pactaron a cambio de impunidad.
Y es que no se sabe que Moisés o Janeiro tengan una responsabilidad penal, como sí la tuvieron las hermanas Arzate Peralta, condenadas recientemente a 3 años de prisión por lavar más de 223 millones de pesos en la red de complicidades de Duarte.
DE TOLUCA A TAPACHULA; DE TAPACHULA A GUATEMALA
Quienes ha viajado a Chiapas desde Veracruz, saben que existe una carretera que lleva desde Las Choapas hasta Tuxtla Gutiérrez vía Ocozocuautla. El trayecto tarda unas 3 horas máximo. De ahí, se puede viajar a la frontera con Guatemala, vía Tapachula, que está a unas 6 horas por carretera.
Nos dice una amiga radicada hace años en Tapachula que las cosas han cambiado de unos tres años para acá. Por ejemplo, quitaron ya el permiso de 72 horas que permitía a los mexicanos viajar hasta Esquipula; que la moneda guatemalteca vale más que la mexicana, calculando que 10 quetzales son cerca de 25 pesos mexicanos y que 10 pesos apenas alcanza para 4 quetzales. Otro detalle a destacar, es que existen muchos retenes por la zona y es más factible viajar en camión desde Tapachula hasta la capital de Guatemala, que está a 6 horas. No recomiendan usar carros con placas mexicanas.
Lo anterior es con la lógica de pensar si no hubiese sido más fácil trasladar vía carretera a los hijos del ex gobernador Duarte para ver sus padres refugiados en Guatemala; que lo burdo del asunto es que rentaron un jet privado en el aeropuerto privado de Toluca y con esto alertaron a las autoridades mexicanas. Por su parte, las autoridades guatemaltecas dicen que ya habían detectado el ingreso de Duarte por lo menos desde hace 5 días antes de su captura.
En lo que no puede ser más que un acto de soberbia, a la familia se le olvidó la discreción y prefirió viajar cómodamente desde el aeropuerto quizás más vigilado después del de la Ciudad de México y donde alguna vez también detuvieron al ex tesorero de Duarte, Vicente Benítez González, con sendas maletas cargadas de 25 millones de pesos. De paso, como lo dio a conocer la columnista Brenda Caballero, en su entrega titulada “Mientras López Dóriga tuiteaba”, el concuño de Duarte, José Armando Rodríguez Ayache, discutía con personal en la zona de aduana del aeropuerto en mención; posteriormente, se conocía que viajaba toda la familia Macías con los hijos del ex gobernador con destino a Guatemala.
Otra versión --que obedece más al contundente sospechosismo mexicano-- es que a Duarte le dieron la oportunidad de llegar a un punto a entregarse en un momento definido, con la oportunidad de despedirse de su familia, ver a sus hijos, y luego encontrarse con la Policía. Por eso no opuso resistencia y hasta se dejó ver en el lobby de dicho hotel. Por eso mejor decidieron viajar por avión: ya no había necesidad de esconderse.
LOS BENEFICIADOS DE LA CAPTURA
Era muy predecible que quien se iba a colgar la medalla por la captura de Duarte fuese el actual gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Su discurso de este domingo fue un soliloquio repleto de egocentrismo, victimización y protagonismo: “Me comprometí a que Duarte sería detenido y se le aplicaría la Ley. Hoy está en la cárcel… Cumplí mi palabra”.
Lo que más preocupa es una frase en particular: “Hoy iniciamos una nueva batalla en la que sé que nuevamente contaré con el respaldo del pueblo de Veracruz”… Ajá ¿y como para cuándo piensa gobernar? ¿O sea, va a seguir con la cantaleta Antiduartista? ¿Con su venganza personal disfrazada de justicia?
Y es que en otra parte vislumbra su cruzada personal contra sus enemigos políticos: “Hicieron todo para impedir que llegara a Gobernador, porque sabían que haría justicia, que no habría perdón… La guerra sucia en contra nuestra fue brutal…. Pero lo más grave es que llegaron a la agresión personal en contra de Miguel, mi hijo, quien salvó la vida después de un grave atentado”.
Y luego confirmó su obstinación de 13 años a partir de que su némesis Fidel Herrera se hizo candidato a la gubernatura (y de paso, de un plumazo, borró a todos los que en su momento también fueron opositores sin tanto alarde): “Dediqué trece años de mi vida, trece años de mi vida a documentar el atraco a las arcas públicas de Veracruz”.
En honor a la verdad, habrá que decir que Yunes fue quien efectivamente puso las denuncias para que procediera todo la catástrofe Duartista… pero también fue él quién la provocó, hizo la campaña y armó el teatro.
La captura de Duarte en definitiva beneficia a Yunes Linares y le inyecta gas a su gobierno precisamente en un momento donde los cuestionamientos por temas como la seguridad, lo están causando mella; con la detención de su enemigo jurado, abandera su promesa de campaña en plena época electoral en Veracruz, además se le debe abonar que ningún priista, ni Peña, ni los senadores, mucho menos los diputados federales, actuaron en contra del gobernador. Yunes necesitaba noticias frescas y alentadoras para su gobierno, que difícilmente ha cumplido sus metas.
Y no porque en el panorama nacional no se reconozca el trabajo de PGR, sino porque el priismo en Veracruz está callado, muerto, sin ánimos de lucha y con pugnas internas. Básicamente se ve difícil que el PRI pueda cacarear un logro del gobierno federal en territorio veracruzano porque no se han visto aguerridos, se les han escapado denuncias, andan lentos en reaccionar. Se acabó el priismo contundente y eso lo aprovechará Yunes Linares para tener todos los reflectores a favor.
La detención se hace en un momento electoral, justo antes de comenzar las campañas, y así es la percepción en general. El problema es que el PRI tiene un presidente Peña Nieto desgastado, apurado por ganar su natal Edomex; en Veracruz, tenemos un gobernador más obsesionado por el pasado que por el futuro.
Con la captura de Duarte, a Yunes Linares le dan para lo que resta de su gobierno una permanente campaña electoral como el “justiciero” que lo metió al bote. Para muestra un botón: ya volvió a retomar la política electorera: volvió a atacar a López Obrador este domingo vía redes sociales.
Mientras tanto, en Guatemala, a Duarte lo recluyen a una prisión de alta seguridad en espera de su extradición. El vecino país centroamericano no tendría porqué negar la misma y se esperaría que el ex gobernador veracruzano esté pronto en suelo mexicano para responder ante la justicia. Se sabe que no hay denuncia alguna contra su esposa, y es muy probable que algún día nos enteremos de que Duarte se entregó a costa de que no le pasara nada su familia.
Mientras tanto ya saben qué pueden llevarle sus amigos, los pocos que realmente tenga: una caja de clips.
EPÍLOGO SOLITARIO: La noticia de Duarte opacó hasta el registro de candidatos de MORENA: no le pueden apostar todo al carismático lopezobradorismo.
EPÍLOGO ACOMPAÑANTE: A lo mejor Yunes Linares espera que en algún momento le dé un reconocimiento del gobierno guatemalteco. Ayer en la conferencia desde el vecino del sur, por ejemplo, nadie recordó al “justiciero cascarita” y que gracias a él Guatemala es libre de la maldad de Duarte. A lo mejor Daniel Ortega, el presidente guerrillero, le manda hacer una canción de trova… algo así como “La Niña de Guatemala”.
ColumnaSinNombre
@pablojair