+ Cachetearon a la alcaldesa de Minatitlán
+ ¿Qué demonios hay detrás del avionazo de Coppel?
La situación está a un pelo de la ingobernabilidad en Minatitlán. No sólo es el escándalo de los malos manejos administrativos o los enfrentamientos por el poder entre las fuerzas políticas locales. La situación, a unos meses de terminar la presente administración municipal, está dejando una estela de caos histórico.
Endeudado hasta las cachas, el ayuntamiento de Minatitlán vive una fuerte crisis al cierre de su periodo actual encabezado por Guadalupe Porras.
Enfrentada la alcaldesa con su comuna, además de sectores importantes de la política local como el sindicato petrolero, comerciantes y algunos medios de comunicación, el acabose que derrama la impopularidad de la alcaldesa han sido las intensas inundaciones que son históricas por los lugares afectados.
Hay calles, colonias donde nunca había entrado el agua, pero estas últimas semanas se convirtieron en verdaderas lagunas.
Pero la semana pasada, en una visita sorpresa del gobernador Fidel Herrera a Minatitlán, hubo un espectáculo lamentable donde se midió el real respeto que se le tiene a Guadalupe Porras David.
Fue en la colonia El Palmar, trasciende, donde fue cacheteada frente a un grupo de vecinos y del mismo gobernador Fidel Herrera.
Ahí, en una colonia que fue fuertemente afectada y no se ha recuperado, la agresión física hacia la presidenta municipal fue realizada por una vecina inconforme en las narices de todo mundo. Hay quienes dicen que podría haber sido una enviada por parte de grupos antagónicos a Porras para exhibirla frente al gobernador.
La realidad es que la población no anda muy contenta que digamos. Enviada o no, la cacheteada, el enfrentamiento, ya es reflejo de un enfado muy palpable de los gobernados. Todo mundo sabe que la alcaldesa nada más llega para la foto.
Y mientras Porras David cosecha las tempestades de su desastrosa administración, envuelta en deudas, problemas de perpetuación política al incrustar a su hijo en la siguiente administración, en un tiempo donde la desgracia literalmente inunda a Minatitlán, al pueblo petrolero no se le ve por donde pueda rescatarse y levantarse para erigirse como lo que es: uno de los municipios más importantes del estado.
La actual comuna, si bien denunciaron en medios --ojo, sólo en medios-- las irregularidades de la alcaldesa, no han mostrado la voluntad por ayudar siquiera un poco a evitar el caos que se implanta en el Palacio Municipal: repartidos los puestos políticos entre los grupos principales de poder local, los integrantes de la comuna en realidad no demuestran siquiera un ápice para rescatar a Minatitlán.
Pleitos de declaraciones, manifestaciones, más que hacer algo por la administración y la decadencia política que se vive en Mina, la estrategia ha sido dejar que la alcaldesa se hunda sola en su manera muy particular de manejar la política y la administración municipal, pero no han reparado en que el daño es para la ciudad, que cada vez parece tener peores administraciones que la precedente.
Precisamente esa lucha de grupúsculos locales muy dedicados a pelear el poder por el poder, ha mantenido sumergido en la podredumbre a Minatitlán; el siguiente alcalde, de extracción petrolera, no tiene siquiera el perfil de un buen gobernante: sólo representa los intereses del sindicato que lo erigió como su candidato. Ojalá nos equivoquemos.
Guadalupe Porras ha sido un caso muy particular: siendo la primera mujer presidenta municipal constitucional en Minatitlán se esperaba mucho de ella, pese a que el pasado de ella se conoce en sus recientes cargos públicos. Lupe Porras tenía en su espalda el peso no sólo de representar a un sector diferente del poder en Minatitlán, sino que debería ser un orgullo para su género.
Pero de igual manera, los regidores, que también son representantes populares, han dejado que el ayuntamiento se hunda, con la idea de que toda la responsabilidad recaerá sobre Doña Lupe.
Mal, la verdad es que las administraciones no sólo es de alcaldes. Se debe también ver que los regidores también son representantes populares que pasarán a la historia como responsables de que los periodos de gobierno sean exitosos o se vayan por el caño.
Minatitlán no se debiera repartir como botín de unos cuantos que se apropian de la política; por eso no ha progresado el pueblo pese a tener una rica historia, una envidiable cultura, Coatzacoalcos (con la que tiene una rivalidad no escrita) ha demostrado crecer más rápidamente cuando se supone que Mina en los 70 era la capital, la sede del boom económico en el sur de Veracruz.
Se ha demostrado hasta el cansancio que los mismos sectores que han privatizado la política y la administración municipal no dejan avanzar para nada a Mina; al contrario: la estancan, la regresan y no se ve, se repite, ni siquiera un viso de oportunidad para cambiar.
La cachetada a Porras es ya el grado a donde ha llegado la situación política en Minatitlán, donde la autoridad municipal no es respetada y ni se da a respetar.
¿QUÉ DEMONIOS HAY DETRÁS DEL AVIONAZO DE COPPEL?
Este sábado fue de total intriga para los periodistas que cubren el caso del jet desplomado en Coatzacoalcos. El acceso a la zona donde están apareciendo los restos del avión (a estas alturas ya se puede confirmar que se estrelló y hay muertos) definitivamente han sido cerrados a la prensa, pero no por cualquier policía, sino por el mismísimo Ejército y la Marina.
El caso del avionazo rentado por la empresa Coppel para que algunos ejecutivos viajaran por Veracruz para supervisar daños a sus tiendas por las inundaciones y hasta la posible instalación de una nueva en la zona de Tierra Blanca, se convirtió desde un inicio en un misterio por la manera en que desaparece supuestamente en la zona de Santa Martha.
De ahí pasan casi 24 horas para que se encuentren los primeros restos sobre la playa ubicada entre el Fraccionamiento Ciudad Olmeca y la congregación de Barrillas. Testigos de este último lugar afirman haber escuchado muy temprano algo como una explosión en el mar, lo que hace suponer que el jet se fue a pique directo a las aguas del Golfo de México segundos después de haber despegado del aeropuerto de Minatitlán, en Canticas, muy cerca de ahí.
Los primeros restos dan cuenta de la tragedia: se encontraron zapatos de los pasajeros y hasta partes de un asiento.
Conforme pasan las horas se van encontrando más y más restos como un juego de computadora que, curiosamente, se trata de un simulador de vuelo, entre más pedacería de lo que fue la aeronave.
Y este fin de semana mientras se pensaba darle seguimiento a la nota que ha sido de la semana, resulta que los periodistas se vieron impedidos porque la zona ha sido resguardada por las fuerzas castrenses: por el lado de Barrillas está vigilando la Marina; por el lado de Ciudad Olmeca está el Ejército (del tercer batallón de infantería); en total se habla de cerca de 100 elementos con dos guardias para, increíblemente, resguardar una zona donde ni siquiera hay todavía cuerpos.
No obstante, trasciende que esta movilización se ha originado porque la empresa Coppel así lo ha pedido, con lo que nos preguntamos qué tanta influencia tiene esta corporación originaria de Sinaloa como para utilizar los servicios de las fuerzas armadas para resguardar lo que todavía ni es escena de crimen.
Trasciende este fin de semana que quizás ya hayan aparecido cuerpos y por eso está restringido el paso (a petición de la empresa), pero la presencia del Ejército y la Marina hace pensar que hay algo más relacionado con el avionazo del jet.
¿Qué tendría Coppel que esconder? ¿Creen que nos tragamos ese cuento de “por respeto a las familias de los muertos”? Además ¿utilizar lo mejor que tenemos en este país para impedir el paso a una vasta zona de playa? ¿Qué tanta influencia tiene Coppel para tener al Ejéfcito y la Marina a su disposición?
Se entiende que puede ser competencia de la Marina porque las playas son zonas federales bajo su resguardo y que participen en las labores de rescate, pero ¿impedir el paso a la prensa?
¿Qué encontrarían entre los restos de la aeronave que requiere lo mejor las fuerzas armadas de nuestra seguridad nacional?
Siendo esa lógica a la de por sí exagerado operativo de rescate para encontrar cuerpos muertos (que por cierto no se ha hecho con los que andan desaparecidos con los desastres de Karl y Matthew), no querríamos pensar que las fuerzas armadas ya son un ejército privado de las corporaciones de este país, mucho menos que se “renten” para que una empresa tan grande como Coppel haga y deshaga de recursos nacionales.
Este acto de impedimento, sólo abona más a la sospecha: ¿qué sería tan valioso o qué apareció ahora en las costas de Coatzacoalcos que es necesario cerrar un kilómetro a la redonda de la zona donde se encuentran restos de un jet privado?
Y es que son de Sinaloa, donde tienen un estigma como el de los jarochos con La Bamba.